Oye mi Amor || mechoa | ship FIFA

Nuestra Historia | Capítulo Final.

—Nos dimos todo lo que se nos dió
Nos dimos todo eso y mucho más —

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Un año después.

La fiesta de cumpleaños de las gemelas se llevaba a cabo.

Kun y Javier jugaban con las gemelas, habían comprado unas mini porterías para jugar fútbol con ellas, puesto que ya podían dar sus primeros pasos con ayuda de un adulto.

Por un lado estaba Karla con su tío Javier y su jersey de las Chivas, por el otro Sergio y Anto con la albiceleste.

Diego junto con Kevin y Edson narraban el supuesto partido de las nenas.

- Has de estar cargando un karma bien cabrón cómo para que tu hija saliera Chiva y la otra albiceleste. - le dijo Acevedo, quién se servía agua de limón, ésta vez sin vodka, se aseguraron de que los adolescentes no hicieran sus diabluras.

- Pues sí, pero el sobrino que viene va a ser Americanista y de eso nos encargamos Layún y yo. - respondió Henry tocando el vientre de Lionel.

A éste paso el matrimonio iba a llenarse de hijos hasta que les saliera uno americanista a Memo. Parecía chiste, pero era anécdota.

- Esperemos que sí, o tú padre va a volverse loco, Julián. - Memo le habló a la barriga de su esposo y pronto sintió unas patadas por parte de su bebito.

- Creo que eso es un sí. - respondió Lionel riéndose, Memo se acercó a él y le dió un beso, quién diría que la familia crecería más en menos de lo que cantaba el gallo.

¡La tiene, la tiene, la tenía y la dejo ir!

¡¡¿Qué está pasando, doctor Diego?!! - Kevin gritaba sacudiendo a Lainez.

¡Trikitrakatelas! - dijo Edson en señal de que el equipo albiceleste casi daba un gol.

El partido de las bebés transcurrió normal hasta que el equipo rojiblanco hizo su merecido golazo a los últimos minutos.

¡Golazooo de Javier!, ¡Golazo de Karla!, ¡ganó el rebaño señores!, ¡Ganaron las Chivas!

Javier cargó a Karlita quién reía a su vez que su tío bailaba con ella en brazos.

- ¡Eso mi Karlangas, tremenda chingona que eres beba! - festejó Hernández llenándola de besos.

- ¡Partido comprado! - gritó Kun y fingieron armar una pelea con sus sobrinas, las cuales morían de risa, al igual que los presentes.

Todo el escándalo se fue abajo en cuanto vieron a Cristiano frente a ellos. Lionel se asustó de inmediato por sus bebés y Memo lo abrazó mientras miraba de mala manera al portugués.

Pronto Agüero resguardó a las niñas, puesto que el ver a Ronaldo ahí se imaginó lo peor después de que el hombre hubiera pisado la cárcel, pero no era así.

- No les quiero hacer daño, sólo quiero hablar con Javier.

- ¿Conmigo? - preguntó confundido, Cristiano se acercó a él.

- Javier, no quiero que estemos juntos porque tenemos que, tenemos que estar juntos porque queremos y quiero estar contigo, Javi. ¿Entonces qué dices?

Chícharo no podía creer las hermosas palabras que Cristiano le había dicho, después de todo, la cárcel le sirvió.

- Eres como el tatuaje que tengo en mi pompi izquierda, no te podrás borrar fácilmente.