Pedazos del pasado

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Todo sucedió de repente
y me gustó.

(Avenida 79)


P.O.V Valentina Carvajal

La costumbre es peligrosa. Te envuelve con sus dulces brazos y te permite descansar en ella. Es demasiado sencillo acomodarse en ella. Acostumbrarse a ciertas cosas. Es aún más peligroso cuando descubres que te gusta dicha costumbre.

Día a día me acostumbré a sentarme junto a Valdés en el auto, en el casino, en la empresa. Sentarme a su lado y mirarla. Mirarla sonreír, fruncir el ceño. Verla ganar y verla equivocarse. Y sin darme cuenta era feliz así, junto a ella...era feliz y ni siquiera era consciente de ello.

Como muchas otras veces, la pelinegra se encontraba sentada en una mesa de póker. Vestía un tuxedo negro y el cabello le caía como suaves risos sobre los hombros. Sus labios se encontraban pintados de carmesí: tan llamativos como de costumbre. Yo la miraba; contemplaba su gesto estoico y la veía levantar ligeramente una de sus cejas cuando un jugador hacia un movimiento que le parecía extraño.

En el tiempo que llevo con Valdés me he preguntado como hace sus trampas. Nunca la he encontrado en ningún movimiento raro. En definitiva, la pelinegra es más astuta e inteligente de lo que yo había pensado cuando inicié este trabajo.

-Ahí vienen 4.5 millones. - comentó Juliana mientras caminábamos a adquirir el dinero que había ganado.

-Fue un buen juego. - comenté y ella me miró con una sonrisa.

-¿Orgullosa de tu novia?- me preguntó Valdés, sonreí segundos antes de parpadear. ¿Novia?

- ¿Novia? No recuerdo...

Detuve mis palabras cuando la ojicafé me miró con una ceja levantada. No habíamos hablado de ser novias, pero ella siempre había mencionado que pensaba que esto podía ser una relación seria.

-¿Somos novias?- pregunté solo porque aún no podía creerlo.

-A menos que no estés de acuerdo. - comentó ella.

-No...digo si, ¿Novia? - respondí nerviosa y Valdés me apretó suavemente una mejilla antes de darme un rápido beso y reanudar la caminata.

Fue inevitable que mi corazón no comenzase a acelerarse con cada comentario de Juliana. Cada sonrisa que me dedicaba, cada mirada, me hacía olvidar el propósito de mi llegada a su vida. Era sencillo sujetar su mano y caminar juntas.

Cuando salimos del casino todo estaba bastante oscuro. Varios focos alumbraban el camino hacia el estacionamiento. Habíamos llegado un poco más tarde que de costumbre y el auto nos quedaba bastante apartado del local.

-Oh...rayos...- murmuré empujando a la ojicafé hacia el suelo cuando varios disparos fueron lanzados en nuestra dirección. Estábamos a varios metros del casino, todavía algunos pies lejos del vehículo.

-Fuck.- maldijo Valdés.

Inmediatamente supe que algo estaba mal. Juliana no maldice sin motivos. Y unos disparos no son motivo suficiente para hacerla llegar a ese punto. Rodamos juntas escondiéndonos detrás de un carro rojo.

-La banda del alacrán. - murmuró la pelinegra sujetando su brazo, mis ojos se abrieron enormemente al ver la sangre.

-Estas herida. - susurré entre preocupada y asustada.

-No es grave. - comentó Valdés y varios disparos golpearon el carro.

Apreté mi pistola entre mis manos y ubiqué a las tres figuras a algunos metros apuntándonos. Estaban cubiertos por unos contenedores de basura grises. La pelinegra a mi lado sujetaba su brazo y por primera vez me sentí en control de todo. De mi dependían nuestras vidas en estos instantes.

Mimetismo (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora