Capítulo 5

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Los siguientes días se repitió la misma rutina, Fluke llegaba todas las mañanas temprano a la casa de Kao trayendo consigo el desayuno y el almuerzo para todos, Saint no habia dejado de ir y aparecía tan solo unas horas después de que él hubiera llegado, las cosas se habían calmado bastante entre ellos, podían trabajar en las reparaciones en completo silencio, uno que solo era roto algunas veces por las pequeñas discusiones de los dos amigos.

En esos momentos de pelea, el castaño se habia dado cuenta de una cosa a la cual no habia prestado atención antes, Saint tenía un don mágico, uno del cual Kao todavía no se habia percatado, incluso el misma omega no se daba cuenta de ello, ese chico sin proponérselo emanaba un poco de magia de su cuerpo logrando que los sentimientos de mal humor del pelinegro bajaran un poco, ahora podía estar tranquilo y no estar tan tenso cuando perdía el control en sus emociones.

Aquel pelinegro parecía calmado por fuera, pero era porque también habia aprendido a dominar un poco sus barreras mentales, el no tener magia no era un impedimento para fortalecer su mente, además de que se habia dado cuenta que podía sentir un pequeño hilo de magia recorriendo su cuerpo, era casi nada pero algo era algo, quería ocultar el hecho de que se sentía un poco frustrado e intrigado por Fluke, este le llamaba demasiado la atención, no entendía como podía permanecer tan calmado en aquellas circunstancias, además de hacer que en algunas ocasiones sus emociones se le contagiaran llevándolo a entrar en esa burbuja que se empeñaba en mantener a su alrededor, ya sus emociones negativas no lo afectaban como antes.

La verdad es que le sabia muy mal que aquel omega castaño tuviera mayor control de esa situación que él, la simple idea era demasiado degradante para su gusto, él era uno de los guerreros más poderosos de la constelación y no podía manejar unas estúpidas emociones, unas que se calmaban cuando se dejaba llevar por lo que estaba sintiendo el otro, tanto que ahora aquello se habia convertido en todo un reto, sus discusiones con Saint eran un poco más frecuentes solo por el hecho de tratar de sacarlo de sus casillas, por ver una nueva expresión en ese rostro, ya estaba harto de ver la misma cara serena que no mostraba nada más que tranquilidad.

Para él era irreal que una persona fuera así, tener una personalidad pacifica no significaba que no se enojara, tenían que haber un punto en el cual rebasara su tolerancia, pero después recordaba un poco de su infancia o bueno de lo que habia soñado hasta ahora y lo entendía un poco, su tolerancia debía ser mayor a la de una persona normal, incluso habia notado que ni siquiera guardaba rencor contra su padre, contra ese hombre que nunca habia mostrado una gota de empatía u amor hacia él que era su primogénito.

No obstante, su respuesta llego un día después, pues aquella tarde Saint estaba lavando los vidrios de las ventanas del segundo piso por la parte de afuera, cuando una de las cubetas que sostenía termino mojando por completo a Kao y le llego la molestia de este, eso aunado al martilleo constante que tenía al lado suyo por una rama dándole a uno de las ventanas por la brisa que estaba haciendo, su cabeza estaba a punto de explotar y por eso su cara hizo una mueca de molestia, estaba a punto de decir algo no muy propio de su personalidad cuando miro la media sonrisa de Kao, entonces lo supo, era él quien tenía dolor de cabeza, era él quien estaba molesto, sus emociones solo se estaban exteriorizando a través de su persona, así que decidió quedarse callado y solo fulminarlo con la mirada haciéndole saber que sabía lo que hacía.

El pequeño incidente paso sin ningún problema, lo único que le confirmo al pelinegro es que Fluke si tenía un límite y por eso esa misma tarde renovó sus esfuerzos para hacer que tuviera una nueva explosión como la que habia visto anteriormente, pero la calma habia vuelto a sus emociones, hasta que al final de la tarde sintió un atisbo de fastidio viniendo de su parte, lo cual lo dejo más que satisfecho, provocando que una sonrisa surgiera en sus labios, una que borro inmediatamente al darse cuenta lo pendiente que estaba de aquel omega castaño, sacudió la cabeza y decidido que el nuevo curso de acción era ignorarlo, que todo aquello era a causa de ese estúpido hechizo que los había enlazado.

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