capitulo 9 - Maquinas.

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El chico se tambaleaba a cada paso que daba y Juliana evitaba que Damián se cayera, ambos sonreían por la situación mientras iban al comedor. Al llegar se encontraron con Noa y Mencia, ambas los invitaron a sentarse a comer juntos, Juliana y Damián discutían sobre que pedir de comer.

Damián seguía algo cansado, de vez en cuando se encorvaba su espalda, a lo que Juliana respondía sobando la espalda del chico.

Damián no habló mucho, las chicas lo comprendían, se notaba la razón. El chico divagaba en sus pensamientos constantemente, miraba a sus amigas hablar, pero no comprendía del todo lo que decían.

— ¿Mabosstiff tendría hambre? —Se preguntó el chico en su mente.

Pensaba que lo más probable es que fuera así, se levantó y se disculpó con las chicas alegando que tenía que alimentar a sus compañeros.

— Pero tu comida no ha llegado... —Dijo Noa con un tono de preocupación.

— ¿No vas a comer? El profesor Hugo dijo que te haría bien comer algo...

— Te hará mal saltarte comidas Damián. —Alegó Mencia.

El chico quedo en silencio unos segundos, suspiró y volvió a su asiento esperando la comida, ahora más avergonzado.

— Oye Damián... ¿Has estado comiendo bien estos días? —Preguntó Noa

— ¿Eh?

— No creo que solo sea la falta de sueño, ¿comiste hoy?

Damián negó con la cabeza.

— No tengo apetito hoy.

— Has dicho eso durante 3 días seguidos, ¿seguro? ¿No sería mejor llevarte a la enfermería?

— ¡Lo juro, estoy bien!

Juliana miró a Damián sin decir nada, la chica sobo la espalda de Damián y esté se levantó.

— Necesito ir al baño, no tardó.

El chico caminó hacia los baños más cercanos, abrió el grifo y se echó agua en la cara. Suspiró, y miró su reflejo por unos segundos.

— ¿Todo con Damián está bien? Ya es cosa de una semana entera...

— Oh eh... ¿Le puedo decir?

— Mencia... Eso no se dice en un lugar así.

— Odio ser la última en enterarme de todo.

En el baño, Damián intentaba arreglar su uniforme y peinado, no había prestado atención a su apariencia esos últimos días y como había dormido durante la última clase, su apariencia era un desastre; sus grandes ojeras y su piel más pálida de lo normal destacaban en su apariencia desordenada.

Al finalizar el chico miro su reflejo, se veía mejor, aunque su piel pálida y ojeras enormes seguían destacando. Él volvió a abrir el grifo para limpiar su cara, la sensación del agua fresca aliviaba la sensación del calor en su piel.

— Damián.

Escucho una voz distorsionada y apagada decir su nombre, el chico levanto la mirada y pudo ver por el espejo el reflejo de aquella inteligencia artificial que lo atormentó en su última visita al área cero.

Damián se sobresaltó, giró rápidamente y se aferró a los lavamanos. No había nadie, pero aún podía escuchar a la voz hablar.

— Siento haberte ocultado la verdad durante tanto tiempo...

Damián giró mirando al espejo, ahí estaba. El estudiante estaba aterrorizado, intentando alejarse del espejo, pero el pánico le impedía correr.

— Heredé todos los pensamientos y deseos de...

Finalmente, su cuerpo reaccionó y logro correr lejos del espejo, corrió por los pasillos pasando el comedor. ¿Qué no era esto suficiente? ¿Acaso era real? ¿O solo era consecuencia del poco sueño que ha tenido esa semana?

— ¿Me estoy volviendo loco? —Se dijo a sí mismo, aguantando las lágrimas y tomando aire constantemente.

Rápidamente, abandono la academia, esperando que el aire fresco lo tranquilice, pero era incapaz de calmarse a sí mismo.

— De seguro se fue a su cuarto...

— Noa, creo que es más probable que se quedará dormido en el baño, ¿que crees Juliana?

— ... Vendrá en unos minutos, dudo que quiera dejar su comida fría.

Damián tomaba bocanadas de aire, las palabras de aquella inteligencia artificial no abandonaban sus pensamientos. Lo habían dejado marcado. ¿Por qué todo esto tenía que suceder? ¿Por qué no merecía una vida normal? ¿De verdad es tan afortunado de tener padres famosos?

Tenía los ojos cristalinos mientras corría a su "hogar", el faro del Sendero de Cahíz, específicamente el viejo laboratorio de su progenitor.

— Definitivamente, se fue a su habitación.

— Voy a ir a buscarlo. —Juliana se levantó de la mesa.

— Juliana, tal vez solo siga en el baño.

— ¿Por 15 minutos?

— Mira, vamos a buscarlo juntas. —Noa se levanta.

— Pero la mesa...

— ¡Yo me quedó! Vayan a buscarlo, cuidaré sus lugares. —Sonrió Mencia.

Damián abrió la puerta del laboratorio de par en par, dejando que golpee la pared. Seguía todo igual desde la última vez que entró, sucio, lleno de polvo y la cocina era un desastre.

El chico cerro la puerta tras él, mirando el polvo y el equipo aún encendido.

— Tuviste tanto tiempo para tus investigaciones... ¿Pero nunca para mí?

El chico se acercó a la maquinaria, miro los monitores y busco donde desenchufarlos.

— Espero que dejes de atormentarme.

Suspiró, sintió una rabia inmensa en su pecho. Sus manos temblaban, recordó todas las fechas y acontecimientos importantes que habían olvidado, todas las veces que fue ignorado de niño. Cada noche rogaba por Arceus que sus padres volvieran a casa para la cena de su cumpleaños, y jamás recibió nada, ni siquiera un correo u mensaje.

Ahora tenía gente que recordaba esos acontecimientos con él, que lo trataban como merecía todo ser humano. Intentó contener las ganas que tenía de ahorcar a su propio progenitor, el tomar algún tipo de venganza.

Miro el cableado de los monitores, sus puños los sostenían con fuerza. Estaba solo, ahora podía ser la encarnación de su ira.

— ¿¡POR QUÉ PREFERIRÍAS UN MALDITO POSÓ A TU MALDITO HIJO?!

Tiro del cableado con fuerza, los monitores se apagaron de inmediato. Quería sentirse vivo, amado, lleno de emociones que fue privado de experimentar.

¿Y si él era solo otro de esos experimentos? Pensó. Lo cual lleno su cuerpo de una rabia ahora incontenible, lanzando todo lo que tenía a su alcance a la maquinaria. Nadie la necesitaría de todas formas.

Después de lo que pareció una eternidad, Damián se detuvo del trance y miro a su alrededor; toda la maquinaría estaba destrozada, los cables tirados por todo el suelo, los libros habían caído junto a la librería haciendo un desastre, había vidrio por todos lados en la cocina, la mesita estaba rota y el marco de fotos en el suelo. El chico piso el marco de fotos, no había nada en él y eso era lo que le molestaba.

Pero aún no había terminado, no era toda la maquinaría de su progenitor, le quedaba visitar un lugar más. El área cero.

Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora