capitulo 27 - Las 4 en punto.

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Las 3 marcaron en el reloj. La chica miraba por la ventana de su habitación, en el segundo piso. Su corazón se aceleraba nuevamente cuando pensaba en el gesto de su amigo, la sensación en su pecho la consumía lentamente, hasta el punto de ahorcarla y cortar su respiración.

Posiblemente, la combinación de todo eso provocaba esa sensación; llanto, arrepentimiento y sorpresa.

Sus piernas temblaban, sus manos estaban sudorosas y el rubor se extendía.

¿Tal vez eran sus hormonas haciendo una mala jugada? No quería ver a su amigo de esa forma solo por un beso inofensivo en la mejilla.

Tomo su Smartrotom y llamo a sus amigas, necesitaba alguien con quien hablar, Damián no era opción en este punto.

Las chicas hablaron de sus proyectos durante un largo rato, Juliana intentaba no decir nada de lo sucedido. Ellas reían por las ocurrencias de Mencía y Juliana, no podía estar menos tranquila, era lo que necesitaba.

Aunque al notar la hora se dio cuenta de que solo tenía 15 minutos para llegar y ni siquiera estaba mínimamente lista mentalmente para lo que se avecinaba.

No es nada malo, solamente un helado. Creyó, pero sus sentimientos la hacían dudar. ¿Y si sentía algo por Damián y ese beso le hizo darse cuenta? ¿O solamente era que tenía las hormonas muy alborotadas? Eran las preguntas sin respuesta que ella misma se hacía mientras terminaba de alistarse y corría por los pasillos en busca de Damián.

— Oh, Juliana. Qué gusto verte, te quería preguntar algo. —El director Clavel estaba en el vestíbulo.

— ¡¿Director Clavel?!

— Es sobre Damián... ¿Recuerdas que me dijiste que verías si le sucede...?

— ¡Ahora no! —Salió corriendo rumbo a la puerta, miro las largas escaleras que la esperaban. Saco la pokeball de su compañero y se subió sobre la montura, notando a lo lejos a Damián, esperándola sin notarla.

La chica llegó justo a la hora, jadeaba ante el esfuerzo y su Pokémon se alegró de ver a Damián frente a él.

— Tú otra vez... —Miro al Pokémon, no se llevaba bien con él como tal, solo le causaba una leve molestia.

— Lo siento, en serio... No quería llegar tarde.

— Está bien, llegaste a tiempo.

La chica regresó al Pokémon a la pokeball y sonrió tímidamente.

— ¿Qué helado vas a querer? ¿Chocomenta de nuevo? ¿Ese es tu favorito?

— No lo es, dije que me gusta pero... No es mi favorito, la verdad... No sé cuál es.

— Entiendo, ¿uno de fresa si te animas a probar?

— Sigues siendo demasiado tradicional...

— Yo invito, vamos, no te vas a arrepentir.

— Bien, supongo que no pierdo nada...

Ambos pidieron su helado, recorriendo la ciudad mientras buscaban un lugar cómodo dónde sentarse y charlar. Llegaron a unas bancas, no muy lejos de las escaleras que conducían a la academia.

— ¿Qué tal el helado?

— Nada mal para alguien de gustos tradicionales, ¡deberías animarte a probar algo más experimental! ¿Acaso viste que venden helado de teriyaki? ¡No sé ve nada mal!

— Tenemos toda la tarde para probar todo el helado que deseemos.

— ... ¿¡Entonces podemos?! —Sus ojos se iluminaron, se veía reflejado su entusiasmo.

— Dijiste que no sabes cuál es tu helado favorito, ¿No te gustaría descubrirlo ahora?

En el aire vagaban los chillidos de emoción de la chica, parecía que había olvidado por completo que la idea de aquello era una conversación sobre cosas que Damián no se había atrevido a decirle en su habitación. Él sonrió, era un alivio, pasar un rato juntos a solas en paz, haciendo cosas que se supone que los jóvenes deben hacer; salir y pasarla bien. No luchar contra los traumas e inquietudes del otro.

Los dos terminaron el helado, Juliana estaba dispuesta a más, así que pregunto.

— ¿De qué otro sabor vas a querer tu helado? Digo, para que te quedes aquí y no perdamos la banca.

— Yo voy, quiero sorprenderte con el sabor que elija para ti. ¿Vale? Quédate aquí sentada, no tardaré mucho. —Se levantó y camino nuevamente a aquel puesto de helados con tranquilidad, con las manos en los bolsillos.

¿Le diré, o no le diré? —Pensó detenidamente mientras iba de camino, su corazón casi salía por su garganta de solo cuestionarlo. Tal vez debía un poco más, o podría arruinar la tarde y un recuerdo tan lindo como el que los dos estaban formando, como amigos y nada más.

Para su suerte, parecía que ella había olvidado el motivo de la salida solamente enfocándose en el helado.

— Dos helados de Nacli, por favor.

¿Así eran las citas? —La pregunta cayó sobre él, empeorando la sensación en su pecho. Supuso que sí, solo que sin aquellos sentimientos de casi vomitar su corazón, no lo disfrutaba, era enfermizo. Todas las mentiras que había dicho con tal de no arruinar su amistad ya estaban al borde.

Pago por ambos helados y regreso conteniendo las palabras en un intento desesperado de no arruinarlo.

Su corazón estaba por explorar.

— Helado salado de Nacli para una campeona en busca de su sabor favorito. Es la especialidad, así que espera lo mejor.

— Espero que así sea. —Tomó el helado y sonrió.

Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora