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Durante la clase de biología de Damián, el chico no podía evitar pensar en lo que sus sentimientos podrían traer a su grupo de amigas. Entre ellos, la posibilidad de perder a alguien de confianza.
Su apariencia había mejorado notablemente, aunque sus ojeras fueran bastante visibles todavía, su cabello ya no estaba desordenado y su uniforme mantenía una buena apariencia, tal vez, incluso mejor que la que tenía antes de conocer a sus amigas.
Al salir, su rumbo fue a parar a su aula de clases usual, el grupo 2.° G. Su siguiente clase fue matemáticas. Damián de vez en cuando bostezaba, pero las ganas de dormir en clase habían desaparecido casi por completo.
El chico, pese a saber que no pasaría ese año, incluso con calificaciones de 5/5 en todas las materias, no quería desperdiciar ese tiempo no asistiendo a la academia, buscando aprender y prepararse para el siguiente año escolar. Su siguiente clase fue historia.
Debido a la situación vivida con su Pokémon Mabosstiff, había dejado de ir a la escuela con suficiente regularidad como para perder por completo la capacidad de graduarse, incluso con un promedio bajo.
Cuando finalmente las clases en su aula terminaron para él, se dirigió a su habitación en busca de su compañero Mabosstiff, era turno de combate y él estaba dispuesto a recoger a su Pokémon.
Abriendo la puerta sin mucho problema y con una alegría fácil de contagiar, Mabosstiff estaba donde siempre. Damián regresó al Pokémon a su pokeball, y antes de cerrar su habitación contempló la fotografía que tenía de su Pokémon antes de que evolucionara.
Por su parte, las chicas se encontraban cada una en su clase menos Juliana, quién se dirigía también a la clase de combate.
Juliana llevaba más de medio año estudiando en la academia y ya se había convertido en una entrenadora bastante fuerte, había elegido a Sprigatito y con ella recorrió toda la región de Paldea ganando el título de campeona Pokémon y una gran reputación por su fuerza.
Ambos chicos no eran muy parecidos, eran contrarios en la mayoría de cosas como que Juliana es más de felinos y Damián de caninos por obvias razones, pero aun así los dos mantenían una relación muy sana de apoyo mutuo.
Pero la preocupación de Damián respecto a ello ahora también tomaba espacio en su conciencia. ¿Juliana se molestaría por ello?
El rubio había escuchado tantos casos de mejores amigos hombres que al declararse a sus amigas y ser rechazados salían del mapa, lo que les hacía ver como interesados desde el principio.
No quería parecer uno, pero tampoco se veía capaz de mentirle otra vez a su amiga de un tema tan importante como para llenar su cabeza de pensamientos.
¿Por qué nadie le dijo que la adolescencia era tan complicada? Se preguntó, para responderse a sí mismo en menos de 2 segundos, ¿quién le abriría los ojos si siempre había estado solo?
Su corazón palpitaba con intensidad cada vez que estaba más cerca de su destino, sabiendo que tendría que lidiar con la mentira o vivir su verdad.
¿Qué es más cruel que un corazón enamorado incapaz de expresarse? Un corazón joven experimentado el primer amor, pero incapaz de llevarlo a algo más que suspiros llenos de deseo.
Por sus venas, además de sangre, corrían sus ganas de expresarlo a palabra limpia, pero sabía que se lamentaría, pues ¿y si no estaba tan seguro de lo que sentía?
Tendría que apurar el paso si quería llegar temprano.
Aun así, su dulce corazón del que ya brotaba el amor le hacía malas jugadas al pensar en algo más, en sí debía arriesgarse o negarse a algo más. Ya había rechazado a personas en el pasado, pues no gustaba de ellas, pero, ahora que él estaba en el otro lado, ¿qué debía hacer?
Subiendo las escaleras, logro admirar el cabello castaño de la joven que robaba sus pensamientos. Juliana, con su Pokémon inicial listas para la clase.
— Buenos días, Juliana. —Con ambas manos en la cintura y una mirada dulce.
— ¡Buenos días! ¿Dormiste bien esta vez?
— Algo así, no he bostezado... Casi nada estas clases.
La chica le regalo una dulce sonrisa, la cual el chico devolvió con cariño. La clase tenía que comenzar en algún punto, y Damián dejo salir a su querido Mabosstiff para que disfrutara de la luz de la mañana.
— ¡Ey, hola de nuevo! ¡Espero que estéis con ganas de otra clase de Combate!
Los dos chicos se acomodaron en sus lugares, uno a cada extremo separados por los demás estudiantes y sus Pokémon. De vez en cuando, Damián, entre las pausas de la clase, miraba de reojo a Juliana y se le escapaba una sonrisa que ocultaba de forma disimulada con su cabello.
Juliana ahora robaba todos sus suspiros, sabía que esto era completamente distinto a cualquier otra relación que haya tenido con un amigo, la felicidad que le causaba su presencia y sus ganas de seguir adelante pese a todo lo vivido se lo debía a ella y a sus amigas.
Sonrió para sí mismo, pensando en su futuro próximo. Aun si tenía que repetir el último año, el rubio estaba decidido a dar lo mejor de sí. Ahora entendía da frase, el amor cambia a las personas. Esto es más que un enamoramiento casual. Y sabía que sea como sea el resultado, daría todo de sí para salir adelante.
Ya no sería sobrevivir, sino vivir.
Vivir la magia del primer amor.
Vivir, y ser feliz.
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Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]
Fanfictionㅤㅤ ⚠️Simple aclaración de que solo uso el nombre Juliana para no usar el clasico ___, Tn o Y/N. Esta no es la Juliana del juego. Además no tengo originalidad con los nombres he he __ Juliana es una joven que ha logrado mucho en muy poco tiempo, de...