capitulo 17 - Hora el almuerzo.

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Después de una jornada de clases, Juliana se encontró en el comedor a su grupo de amigas; Mencía y Noa. Quienes se encontraban esperando a la chica en la mesa de siempre.

— ¡Buenos días! Lamento la tardanza... ¿Ordenaron algo ya?

— ¡Todavía no, no te preocupes! ¿Qué tal fue?

— Fue bueno, solo que tendré que... Reunirlos para convencerlos. —Juliana desliza la carpeta apartando el sitio.

— ¿Ya puedo saber de qué se trata ese proyecto? No me gusta enterarme a últimas... —Noa cruzo miradas con Juliana.

— Queremos contar con los líderes de gimnasio en las próximas ediciones de la pugna académica. ¡Para agregar dinamismo en cuanto a retos!

— ¡Podría animar a muchos a aspirar el camino de las medallas!

— ¿¡Y POR QUÉ NO ME DIJERON ANTES?! Pensé en mil cosas diferentes antes que eso, ¡tienen que dejar de ocultar esas cosas por tanto tiempo!

Una mano levantó la carpeta del sitio, aquel chico de cabello rubio y ojeras ahora más profundas que la última vez. Damián colocó la carpeta junto a él, saludando tímidamente como si fuera un día normal.

— Buenos días, chicas.

— ¡Buenos días, Damián! ¿Cómo han ido tus clases? ¿Has dormido bien? —Mencía sonreía.

— Anoche dormí algo tarde, aun así dormí bien, ya no me siento tan cansado.

— Me alegro por ti Damián.

— Gracias Noa.

— Buenos días, Damián. —La chica castaña le regaló una dulce sonrisa.

El joven guardó silencio por un breve momento, tragando saliva, sentía como si miles de Vivillon habitaran en su estómago. Una sensación dulce, pero agobiante, con un estómago vacío, pues había llegado tarde a la primera clase por dormir ignorando su alarma.

— ¿Damián?

— Buenos días, Juliana. —Regresó la sonrisa, el nerviosismo le impedía decir algo más que eso.

Noa cruzó miradas con Damián y sin decir alguna palabra, el chico había comprendido que ella sabía de su situación inusual, o al menos, estaba sospechando la posibilidad.

— Oh, también, tengo que organizarme para buscar a los líderes de gimnasio.

— ¡Yo te ayudó! Si lo hacemos juntas, será más sencillo.

— ¿No tienes asuntos que ver con la súper?

— ... Lo había olvidado. Le dije que le ayudaría con la organización de un programa de intercambio con otra academia...

— ¿De qué me perdí? —El chico miro a Juliana en busca de alguna respuesta, pero su corazón comenzó a latir con más intensidad, ¿Por qué apenas unos días había notado lo hermosos que eran sus ojos? ¿Por qué su piel era tan suave y cálida? ¿Cómo sería tocar su cabello? Su corazón se aceleraba cada vez que pensaba en ello.

— La supercampeona me comentó sobre un plan de estudiantes de intercambio con la academia arándano.

— ¡¿Academia arándano?! ¡Me encanta la idea! La súper no me comentó exactamente a qué academia sería. —La joven campeona estaba a nada de saltar de su asiento.

— Pero aún no es nada seguro, es solo una propuesta que la supercampeona quiere llevar a cabo. Tal vez al final no se desarrolle de esa manera.

— Suena a que va a estar muy ocupada. De todas formas, estamos involucrados en ello. —Noa mira su Smartrotom.

— Deben de tener tardes muy atareadas...

— Hoy si, ¡pero me encanta ayudar a la súper!

— ¿No tienes nada que hacer hoy Damián? —Noa dirigió su atención hacia el chico.

— Oh, la verdad no, además de los deberes, no tengo mucho que hacer. —Bajo la mirada.

— ¿No te gustaría ayudarme?

— ¿Ayudarte? ¿Yo? Pero como podría... —Visiblemente sorprendido ante la propuesta.

— Ve a mi habitación después de las 4 p.m. no antes.

— ¿Eh? ¿Y qué haría yo en tu habitación?

— Digamos que necesito unas clases de cocina. No necesito más preguntas, solo te espero ahí, ¿entendido?

— ¡Entendido! Me alegra poder ayudarte.

— ¿No tienen hambre los dos? No los he visto pedir nada.

— Cierto... ¿Me acompañas Damián? ¡No desayune nada!

— ¡¿Por qué no desayunaste?! ¿¡No sabes lo dañino que es eso?! —Incluso si el chico no tenía nada en el estómago, además de la sensación de mil Vivillon en él.

— Lo sé, se me hacía tarde. Pero vamos, por favor, tengo demasiada hambre...

Damián suspiró y se levantó de su lugar. Juliana hizo lo mismo y ambos fueron a pedir algo de comer.

— Oye Mencía... ¿No notas a Damián extraño?

— Damián ha estado así por días, pero está mejorando. No entiendo por qué lo señalas ahora.

— No es por eso... Siento que hay algo en él. Además de lo que dije anoche. Hay algo que solo él conoce, que lo hace actuar extraño en el grupo... No suele ponerse tan nervioso y a la defensiva si es sincero.

— ... ¿Está enfermo?

— No eso... Solo creo que algo raro está pasando y no es precisamente

— Oh... ¿Entonces si está enfermo? Escuche sobre el Pokérus una vez, ¿y si lo tiene?

— Primeramente, el Pokérus no ha llegado a Paldea, en segundo, solo afecta a Pokémon y tercero, no tiene efectos negativos mucho menos nocivos para la salud. Ni siquiera tiene la capacidad para atentar la vida de un Pokémon o humano a su alcance.

— Okey... ¿Entonces?

— Algo en el comportamiento está cambiando. Además de lo obvio, está más pensativo y hace pausas de varios segundos para responder a ciertas cosas.

— Uhm... Debo prestar más atención.

— Cuando regresen míralo sin decir nada, ni a Juliana.

— Bien, lo intentaré.

Unos minutos después del hecho, ambos chicos regresaron con su desayuno y tomaron asiento. Disfrutando de su desayuno junto a sus amigas, quienes no habían ordenado nada, pues habían desayunado antes.

Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora