capitulo 24 - Preguntar.

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— Solamente debes ser consiente de que solo puedes amar a alguien si reconoces que no es un ser perfecto. La perfección como tal no existe en una persona, todos tenemos contras. ¡Es lo que nos hace únicos! Nuestros defectos nos permiten ser algo más que una máquina, tenemos derecho a equivocarnos. Y más cuando eres tan joven. ¡Así obtienes la experiencia!

— ... ¿Debería decirle lo que siento?

— Si es que estás enamorado de la verdadera Juliana...

— ¿Cómo sabe que es Juliana?

— Oh... Ehm. ¿Adivine? Lo importante es que, ames a Juliana, no a la Juliana de tus sueños. Ellas dos son personas distintas y debes aprender a amar a la chica de carne y hueso. ¿Entiendes?

— Entiendo... Gracias. —Limpio sus lágrimas. Aunque todavía quería seguir llorando.

El chico asintió con la cabeza, Hugo acarició su espalda y le dio una palmada en el hombro.

— Anda, que vas a llegar tarde a la clase que sigue. Me alegra que quisieras hablar conmigo. Suerte en tus clases Damián, cuídate ¿Sí?

— Lo haré... Gracias de verdad. —Lo abrazo por unos segundos más antes de dejar el abrazo, fue reconfortante para su corazón hacerlo.

— ¡Nos vemos Damián!

— Nos vemos. — Le regaló una sonrisa dulce, pesé a que sus ojos estuvieran cristalinos y salió. Su corazón estaba más aliviado y sus pensamientos algo más claros, sin duda era la respuesta que necesitaba.

Si bien, todo era menos confuso, ahora debía considerar que a pesar de conocer a Juliana, no podría nombrar un solo defecto de ella. Quizá si sería capaz de pensar en ellos en una situación que no lo amerita o simplemente no era más que un conocido de su enamorada.

Definitivamente, era un paso, tal vez para atrás, pero era uno al fin que al cabo. Era el impulso que necesitaba para hablarle a Juliana, no solo de sus sentimientos, sino para conocer realmente a Juliana.

— Oye Noa, ¿puedo preguntarte algo?

— Claro, dime. —La chica estaba entretenida en su Smartrotom.

— ¿Damián tiene algo más? He notado que su comportamiento ha cambiado, no para mal, ahora lo veo más feliz, pero no sé el porqué.

— No creo que deberías preguntarte eso, ¿no te alegra que este feliz?

— No es lo que quería dar a entender... Es solo, fue tan repentino lo que paso ayer y...

— Juliana, tal vez lo entiendas pronto. Solo deja fluir las cosas, las personas tienen muchas cosas en mente, tal vez para ti sea extraño, pero para él es una bendición.

— ...

— Él está bien, dentro de lo que cabe. He hablado con él sobre ello y está mejorando notablemente, no hay que involucrarse así en su vida, solo hay que apoyarlo. No podemos resolver su vida, ¿entiendes? Es nuestro amigo.

—No quiero que le suceda nada malo...

— Nadie quiere, Juliana. Aunque eso no significa que estemos detrás de él siempre. Él te lo dirá cuando se sienta listo, hasta entonces sé su amiga.

— Bien... Aunque pensé que le hablaríamos nosotras. ¿No es lo que habías dicho hace días?

— Dije que no le íbamos a ayudar en nada, si no le dábamos espacio para reflexionar, necesita descansar. Ordenar sus pensamientos. Y que no podemos hacer que venga y nos cuente todo por qué le tomaría tiempo.

— ...

— Juliana, él sabe cuando pedirnos ayuda. Créeme. Solo hay que darle espacio, ¿okey?

— ¿Tú no habías dicho que se comportaba raro?

— Sí, pero creí que era por otra cosa y él se animó a decirme. Juli, no te desesperes, ¿sí? sé que es más la preocupación lo que no te hace ver que Damián no necesita tu supervisión todo el tiempo.

— Lo intentaré... Solo me preocupa que algo le pase y me entere demasiado tarde.

— Hasta Mencía está preocupada... A su manera, claro, pero está preocupada.

Juliana sonrió y miró por el pasillo en lo que esperaba al profesor de la siguiente clase. Logrando ver a varios estudiantes, ir y venir entre ellos, Damián, casi corriendo sin notar su presencia.

Pasaron las clases, Juliana recogió sus cosas dirigiéndose a las habitaciones de la academia, la chica mantenía aquellos pensamientos sobre Damián preguntándose si él después de todo finalmente había sanado o algo parecido.

— ¡Juliana! —Sonrío, el estudiante estaba saliendo del conjunto de habitaciones.

— Damián... —Detuvo el paso al verlo.

— ¿Pasó algo? Perdón si te tomé por sorpresa. ¿Quieres que te acompañe?

— No tranquilo, estaré bien. No te tomes esa molestia.

— ¿Qué es lo que sucede? Te notó decaída, ¿Algo sucedió?

— Solo tengo muchas cosas en la cabeza... Y necesito dejar esto. —Alzó levemente sus cosas, aquellas que no le dio tiempo meter de nuevo en la mochila.

— Déjame ayudarte con eso.

— No quiero, te duela la espalda. —Analizando lo dicho, no tenía ninguna pizca de sentido. El peso de sus cosas no era nada comparado a la mochila llena de utensilios e ingredientes que tiene Damián.

— Juliana...

— Bien, bien, tú ganas. Necesito preguntarte algo...

— Okey, está bien. ¿Qué es lo que quieres preguntarme? —Colocó ambas manos en su cintura.

— Pero no aquí, algo más privado, ¿quizás? Eh... Otro lugar que no sea un pasillo que no tarda en llenarse de estudiantes.

— ¿Acaso es algo malo? —Inclinó su cabeza parcialmente hacia un costado, expresando curiosidad.

— No, es decir... ¿Tal vez? No estoy segura del todo. ¡Solo acompáñame!

— ¿Pero no dijiste que no me tomara la molestia?

— ¡Ahora tendrás que tomarla! ¡Vamos! De todas formas tenía que ir a dejar esto —Tomó la mano de Damián y caminó hacia el conjunto.

— ¿Me estás llevando a tu habitación...?

— ¡No hacemos preguntas hasta estar en privado!

Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora