capitulo 26 - A puerta cerrada. (+15)

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⚠️ Mención de autolesiones, suicidio, bullying y pensamientos autodestructivos. Se recomienda discreción. Leer bajo su propia responsabilidad.

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— No puedo quedarme Juliana.

— Tan solo unos minutos más...

— Bien.

La chica sollozó levemente, bajando la mirada, sintiéndose arrepentida de sus anteriores actos. Damián se acercó a ella y arropándola con sus brazos, seguía algo molesto, pero no era capaz de dejar a su amiga llorando. Enamorado o no, era incapaz de ser mezquino con alguien a quien le tenía apreció.

— Está bien, perdón si hago que el ambiente sea muy hostil. Ya se me pasa el enojo, me agarraste en un momento sentimental. ¿Me perdonas por gritarte?

— No necesitas disculparte. Igual merecía el llamado de atención. —Correspondió al abrazo dulcemente, era reconfortante para ella. —Te perdono, la que debería disculparse, soy yo.

— Juliana, ya lo hiciste.

— Actúe horrible.

— Lo sé, ¿por qué crees que te regañe así? —Sobo la cabeza de su amiga. — Ahora, ¿podemos hablar?

— Sí. —Cruzaron miradas, expresaban una mezcla de arrepentimiento y comprensión.

El abrazo concluyó mientras mantenían su mirada enfocada en la del otro.

— ¿No sería mejor tomar asiento? Podemos sentarnos en mi cama y hablar de esto.

—Sinceramente, no me siento muy cómodo mirando más de cerca tu habitación, siento que invado algo. Estaré bien aquí parado.

— No me gustaría dejarte parado ahí, viendo como me voy de tu rango de visión, por favor... En serio, no estarás invadiendo nada.

— Aun así no me convence hacer esto en tu habitación...

— Lo dices como si fuéramos a hacer algo malo. Solamente queremos hablar, ¿no? —Froto sus ojos con delicadeza.

— Bien, tú ganas. —Se adentró a la habitación, sentándose al borde de la cama. —Sinceramente, jamás pensé entrar a tu habitación.

— Las chicas siempre entran, a veces les dejo la llave,

— Yo no soy Mencía ni Noa. —Suspira. Mirando al suelo. —De todos modos, no alarguemos esto. Juliana.

— ¿Sí? —Tomó asiento a su lado, mirando a Damián, aunque él no lo hiciera.

— La verdad es que no he considerado el suicidarme, no recientemente. Sé que no lo sabías porque jamás le comenté a nadie sobre mis intenciones pasadas, pero eso ha quedado atrás.

— ...

— Cuando era un estudiante de primer año, cuando apenas había entrado el acoso en la academia era muy fuerte, eras intimidado por cualquier mínimo rasgo distintivo. Yo por ejemplo. La gente nunca ha sabido quienes son mis padres, solo saben que hay un hijo de profesores famosos vagando por la academia, incluso sin esa información los chicos se las arreglaron para hacerme la vida imposible cada cuanto. La gente tendía a empujarme y como mi mochila no era la más ligera, concluía en un Damián tirado en el suelo y con un par de sartenes y condimentos rotos.

Ella lo miró, incapaz de expresar algo más que una expresión de terror y shock.

— Las personas son muy crueles, Juliana. Te hacen pensar que no vales para nada y que eres el causante de todas las cosas negativas que te suceden. —Giro la mirada a la chica. —Cuando alguien ha pasado por algo así, es tan fácil de notar. Para mi suerte, no he recaído, estoy por cumplir un año de eso. Y esos chicos abandonaron la academia, así que no debo preocuparme.

— Damián...

— Está bien, lo sé, no sabes lidiar con estas cosas. Por suerte no sabes como, nadie debería, pero hay veces que nos toca sufrir.

Juliana dirigió la mirada al suelo, no tenía idea de que decir ni como consolar a alguien en esta situación. Ella no había vivido nada así de primera mano, algo que Damián intuía.

— La vida suele ser muy cruel. Pero eso no significa que todo se terminara para nosotros, somos jóvenes todavía, aún hay miles cosas que experimentar. Sé que eres incapaz de decir algo por qué no te toco ser intimidada, ¿me equivocó? —Mira a Juliana.

— No... No te equivocas. —Se encogió de hombros.

— No me he hecho daño desde hace mucho, mis heridas siguen visibles, pero créeme que no estuvieron en mis brazos. —Su cuerpo se relaja.

— Entonces... ¿Por qué esa felicidad de repente?

— Porque estoy motivado a avanzar y dejar atrás mi pasado, suelen ser pequeños episodios que no duran más que unas horas, pero... Esta vez han sido dos días y eso es una buena señal.

— ¿Solo era un ánimo instantáneo?

— Así es.

— ¿Nada más? —Lo miro a los ojos.

— Bueno, la verdad es que hay otras cosas también, pero creo que sería mejor hablar de ellas en una situación más... Adecuada. ¿Entiendes? ¿Tal vez cuando vayamos por ese helado? Si la propuesta sigue en pie, claro.

— Me parece bien... Supongo que será un respiro.

— Entendido, tú y yo a las 4 pm. Te espero en el mismo lugar de la última vez que comimos helados, espero no faltes.

— No lo haré... —Damián se levantó al igual que Juliana

La chica abrió la puerta para él, antes de salir la miro por unos segundos más.

— Te quiero, Juliana. —Beso, su frente y se retiró como si fuera normal en él, dar esas muestras de afecto.

Juliana ruborizó, más por la sorpresa que por otra cosa, pero no podía negar que la sensación no era agradable al tacto. Su corazón se aceleró y le costaba tomar aire, ¿qué había sido eso?

Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora