capitulo 14 - ¡Hora de comer!

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El chico se quedó pensativo al escuchar a su compañera. Tal vez era bueno que saliera de esa ciudad por un rato y tuviera una tarde refrescante para el día que había tenido.

Saco una pokeball y libero a su compañero, Mabosstiff, quién no había comido nada aparte del desayuno y algunas bayas de la habitación de Damian. El estudiante pasó su mano por la cabeza del canino, acariciando con cariño al Pokémon.

— Lo siento, debí haberte comprado algo para comer también. ¿Tienes hambre Mabosstiff?

Mabostiff sonrió, Damián le regreso la sonrisa.

— Bien, ¡te haré algo delicioso! —Hizo una pausa leve. —Tengo que comprar ingredientes ahora que lo pienso... No hay casi nada en el refrigerador de nuestra habitación.

El Pokémon gruño, no como signo de enojo, más bien sonaba desanimado, pues el hambre no era el sentimiento que alguien quisiera tener y menos un Pokémon con un entrenador de gran sazón.

— ¡No pongas esa cara, que me desanimó yo también! Vamos a comprar ingredientes frescos, ¿sabes a qué me refiero?

Ambos, tanto el chico como el canino, lucían emocionados.

— ¡Pueblo marinada!

— ¡Chiff!

Los dos solían ir de vez en cuando en busca de ingredientes frescos, era el lugar donde los ingredientes marinos abundaban y las subastas de ingredientes poco frecuentes estaban a la orden del día.

El Pokémon y su entrenador con una mochila de tamaño enorme esperaron el taxi volador para llegar ahí en un santiamén. Paldea es una región muy grande y este tipo de transportes abundan por la región, Damián suele usarlos para ir a pueblo marinada de vez en cuando a checar las ofertas de sus ingredientes favoritos.

Al llegar ambos fueron al corazón del pueblo, un sitio donde se hacían subastas de todo tipo. Desde pokeballs de otras regiones hasta lotes de ingredientes frescos en grandes rebajas.

Incluso si no siempre participaban en las subastas, pues no les llamaba su atención, había tiendas de ingredientes y restaurantes en la zona a los que podían recurrir en caso de necesitarlo. Mabosstiff disfrutaba de caminar en los alrededores del sitio, era algo que hacía incluso antes de evolucionar y aunque ahora era más grande, no resultaba ser una molestia que acompañara a su entrenador.

Damián hecho un vistazo en un par de tiendas de ingredientes, comprando cualquier cosa que le sonara bien para la comida de ese día, mientras tanto Mabosstiff miraba atentamente a su entrenador, confiando que la comida del día sería deliciosa, como siempre.

— Ya casi, cuando lleguemos a casa te haré algo delicioso de comer, ¡lo prometo!

El chico salió con un par de bolsas llenas qué rebosaban de aguacates, pimientos, jalapeños, filete ahumado, y dos botes, uno de aceite de oliva y el otro de vinagre para la comida del día, Mabosstiff por su parte llevaba con cuidado una bolsita llena con una hamburguesa, lechuga, cebolla, queso y dos botes de mostaza y mayonesa.

Pese a que Damián se ofreciera a ayudar a su Pokémon, Mabosstiff quería llevar la bolsa por su cuenta antes de llamar al taxi volador, donde tendría que volver a su pokeball.

Damián dejó la bolsa con cuidado en el suelo junto con su mochila, colocando con cuidado los comestibles que había comprado en los compartimentos. Guardaron las bolsas en otro bolso y sé sentaron a esperar al taxi volador.

— Dice que no tardará más de 20 minutos.

El Pokémon daba vueltas en su sitio, el olor de la hamburguesa le había dado más hambre y no podía esperar más antes de darle un bocado enorme.

— Ya viene en camino Mabosstiff, ¡prometo que la espera vale la pena!

— ¡Tiff!

Mabosstiff se abalanzó sobre su compañero, el chico desprendía un olor agradable a especias y filete ahumado. Damián rompió a carcajadas hasta que el taxi volador llego por ellos dos.

El Pokémon regresó a la pokeball y Damián subió, el camino no fue muy largo, pues cruzaron por medio del foso de Paldea en lugar de esquivarlo.

Cuando el viaje terminó, Damián se adentró nuevamente en la academia. El sol ya se estaba poniendo mientras el chico corría hacia su habitación a toda prisa. Dejó salir a su Pokémon, se quitó la mochila y saco los ingredientes que habían comprado para la comida.

— ¡If!

Damián preparó la comida de ambos, incluso si era tarde ya y estaba por anochecer, eso no significaba que no comerían hasta sentirse satisfechos.

Después de un rato, ambos estaban sentados en el suelo de la habitación disfrutando la comida, Damián miro su habitación de un lado a otro. Recordaba las palabras de Noa, dándose cuenta de que esta vez no pensó en encerrarse para pasar el día después de su pequeña aventura en pueblo Marinada.

— Tal vez sea un avance...

— ¿Tiff?

— Ah, tranquilo no es nada. ¿Te está gustando?

— ¡Iff!

— Me alegra que sea así. —Damián tomó un bocado y aun con este en la boca pudo pronunciar, apenas entendible. —Te quiero Mabosstiff.

El Pokémon sonrió y ambos terminaron de comer.

Pokémon SV: Camino de vuelta a casa. [Lectora x Damián]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora