•CINCO•

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Seokjin

La fragancia era embriagadora, el muchacho sentado en esa mesa era muy bonito nariz de botón, ojos grandes pero afilados, cara pequeña labios esponjosos, bonito era poco para describir su presencia, podía intuir que era menor que él.

Caminó hasta que llegó hasta la mesa donde estaba él, no podía perder la cabeza a pesar de que su lobo le pidiera robarse ese Omega y hacerlo suyo en ese instante.

Se acercó y escuchó claramente.

—Omma, por fin te encontré, no me dejes otra vez, por favor, no me abandones— lloraba su hijo agarrado a los pies del Omega.

—Ven aqui pequeño— le decía dicho Omega con cariño.

¿Ahora como aclararía todo con su hijo?
¿Cómo decirle que ese Omega no era su otro padre? Sabía que debía decirle la verdad pero tenía miedo.

—Yo... Disculpe, no se cómo disculparme, es mi cachorro— dijo cuando se acercó a ellos

—No... No se preocupe, yo me encargo.

—Ese pequeño es mi hijo, yo soy Seokjin, Kim Seokjin, dueño de este restaurante, no le cobraré nada debido a las molestias ocasionadas por mi hijo— dijo haciéndole una reverencia.

—No es necesario que haga eso, por favor, no lo haga— vio como Taehyung se levantaba del suelo con su carita roja y los ojos hinchados empapados de lágrimas.

—Omma, no te vayas, no me dejes otra vez— el pequeño abrazo al Omega, puso sus bracitos alrededor de esos hombros y hundió su rostro donde él hubiese querido, en su glándula del aroma, frotando su carita para impregnarse de su aroma.

—¿Donde...— dijo el Omega pasando saliva parecía querer llorar —¿Dónde puedo llevar al pequeño para tener privacidad? Siento que todos nos están mirando— dijo algo callado mientras daba palmadas suaves en la espaldita del niño.

—Por favor, Señor... Mmmm no se su nombre— dijo Seokjin.

—Namjoon, soy Kim Namjoon— dijo el Omega.

No, no podía ser ese Omega, ese que tanto espere que visitará mi restaurante.

—Podria seguirme señor Kim Namjoon— dijo logrando que el Omega se levante de su asiento ahora cargando al niño que tenía encima.

—Es por aquí, en el tercer piso- le indico mostrándole el camino.

El ya había cargado a su hijo ahora que tenía diez años y estaba bastante pesado y no quería que el Omega se lastimase.

—Yo, disculpa yo puedo cargar a mi hijo- le dijo bastante nervioso.

—No lo creo Señor Kim, está bastante aferrado a mi cuello— dijo mostrando lo obvio —además no soy un Omega débil, puedo sostenerlo y solo es un piso— dijo avanzando rapido por el camino señalado.

Ahora que el Omega le daba la espalda podía ver qué era más alto que él, trasero redondo, piernas gruesas, un cuerpo fuerte, estaba buenísimo.

Sabía que no deberia ver su cuerpo de esa manera pero es que Diosa, ese Omega era fuego, encima esa piel dorada.

Caminó más rápido hasta donde le dijo para poder abrir la puerta hacia su casa por qué sentía que si seguía detrás del Omega se volvería loco.

—Adelante, está en su casa— le dijo después de abrir la puerta invitandolo a pasar.

Vio como el Omega entro con el cachorro en brazos y tomo asiento en el sillón de su sala con el niño que aún sollozaba, muy bajito, pero lloraba él lo sentía.

EN LA COCINA DE JIN • [JINNAM] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora