Capítulo 25

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Yudai frenó de golpe, marcando las ruedas de su camioneta en el pavimento.

Apenas el vehículo se detuvo, colocó rápidamente el freno de mano y abrió la puerta, para correr hacia ella frente de la camioneta, donde una temblorosa Usuri se abrazaba a si misma, aun a mitad de la calle.

El mayor la abrazó con fuerza, apretándola contra sí, acomodando la cabeza de la chica entre su hombro y cuello para dejarla llorar.

Sentía su corazón latiendo a mil, asustado por lo que podría pasar.

Pensó en decirle todas las cosas que le cruzaron por la mente, en todos los castigos y palabras bruscas que podía dedicarle por cruzar la calle de esa manera, añadiendo todo lo que podría haber pasado después si la atropellaban.

Pero sabía que ese tipo de cosas no era correcto decirlas, y menos teniendo a Usuri tan sensible, solo empeoraría.

—Vamos, Suri, te llevo a casa —habló con tranquilidad, a pesar de que su corazón latía desenfrenado.

Sintió a la chica negar, y como se apartaba un poco, terminando en soltar el abrazo, K bajó la vista hacia los antebrazos que Usuri le mostraba, con la piel enrojecida por los rasguños, y donde estos habían insistido más, habían cortado la piel y sangraban.

—Oh, Usuri, tranquila —la calmó con una sonrisa, acariciando su cabeza con cariño—. Vamos, subamos al auto que te curo.

K guio a Usuri hasta la camioneta, y sentada en el asiento del copiloto, tomando el botiquín del auto, limpió primero con agua, luego dejó algodones con agua oxigenada, dio unas vuelas con vendas antes de asegurar todo con cinta hipoalergénica, todo sin dejar de hablarle, de forma tranquila, con una sonrisa, cosa que logró reconfortar a Usuri un poco.

Una vez listo el vendaje, Yudai subió al auto, ofreció su celular a Usuri, preguntando si recordaba el numero de su madre, el cual la muda marcó sin ningún problema.

El mayor habló con tranquilidad y una sonrisa, a pesar de que Usuri pudo escuchar el tono histérico de su madre desde donde estaba, al finalizar la llamada, Yudai dejó el teléfono en la guantera, quitando el freno de mano, le habló de nuevo.

—Te llevaré a casa, tu madre dijo que tenías una visita.

—Te llevaré a casa, tu madre dijo que tenías una visita

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