A través de la máscara | Adaptación Minsung

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Jisung.

Gracias a la ayuda forzada de Felix logré escalar y llegar hacia la ventana de la que sabía que era el cuarto de Minho. Fue un poco difícil, pero finalmente lo logré.

No ayudó mucho la ropa que tenía puesta pues se rasgó un poco al subir.

- ¿Jisung? - preguntó dudoso cuando por fin me notó.

- ¿A quién más esperas, Minho? - me alejé un poco de la ventana acercándome a él. Solo tenía una toalla amarrada a su cadera cubriendo su cuerpo.

- ¿Qué haces aquí?

- Pregunta equivocada - frunció su ceño - ¿No te alegra verme, Honie? No veo emoción en tus ojos si no, algo que no puedo definir. Siempre fuiste difícil de leer ¿Acaso ya te aburriste de mí y por eso trataste de dejarme una vez más? - no contestó, eso solo me hizo enojar más - Eres un maldito mentiroso, un cruel ser humano - caminé hacia él - Un poco hombre, cobarde y un infeliz - golpeé su torso con mi puño - Querías dejarme otra vez, querías abandonarme, dejarme botado como el juguete inservible que ya no necesitas.

- Jisung, basta.

- No, estoy harto de hacerle caso a los demás. Vas a escucharme ahora - no respondió - ¿Cómo te atreves a quererme dejar? Minho, tú me mentiste. Ya sé lo de Bang. Ya sé lo de tus padres y ya sé sobre tu estúpida decisión, pero quiero preguntarte algo. ¿Dónde quedo yo? - pregunté dolido - ¿Dónde quedó tu promesa de jamás abandonarme? ¡De jamás hacerme daño! - empujé su pecho - Y la promesa de quererme como yo lo quería. Dime donde quedaron todas esas promesas, Minho. ¿Fueron falsas como el enamoramiento que me hiciste creer que sentías por mí?

Gruñó y gemí adolorido cuando sentí un tirón en mi cabello.

- Te dije que pararas - gruñó. Nuestros rostros estaban a centímetros de distancia - Todo lo que dices de tu linda boquita son incoherencias, no tienes ni la menor idea del porqué de mis acciones. Tú ni nadie en el mundo más que yo sabe lo que siento, ¿entiendes?

- ¡Solo fui un juguete para ti! - me zafé de su agarre - Una marioneta, un simple revolcón - sollocé - Me enamoraste, me ilusionaste una vez más. Sabías que era débil, que era tan débil ante ti y me fallaste. Me volví a enamorar de alguien que solo me usó.

- Mentira.

- ¡Cállate! Todo lo que sabes decir son mentiras, ya no te creo nada. Maldita sea, no sabes lo que sentía mi corazón cuando miré esas estúpidas revistas. Las fotos en televisión. No sabía que mi corazón podía doler de esa manera - mi voz comenzaba a cortarse - Pero sé que ese dolor no se compararía al dolor que puedo sentir si te dejo abandonarme. Ya no tengo nada más para ser feliz, tocaste mi alma como nadie lo había hecho jamás en mi vida y no estoy dispuesto a renunciar a ti. Sé que sonaré muy descabellado y creerás que me volví loco - retiré la camisa que traía puesta dejando a la vista una parte de una lencería especial - Si para hacerme feliz necesitas llenarme de mentiras, quiero que lo hagas. Quiero que me mientas diciendo que te encanta mi cuerpo, que mientas cuando me dices que soy hermoso, que mientas cuando me dices que me quieres y que me mientas cuando me digas que quieres pasar el resto de tu vida a mi lado. Miénteme, Minho, no te creeré, pero por lo menos sabré que te tengo, si es que alguna vez te tuve.