Jacaerys I

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¡Oh, mi playa es mi hogar!

En ella vivía con amigos bajo el cielo.

Claro que estaba enamorado, y ella también, y él también.

моё побережье - ifwe  (traducción aproximada propia)

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La vuelta a casa es espeluznante. Silenciosa. Jace va con sus dos padres en un auto, mientras sus hermanos van en el otro con su madre. Harwin conduce, pone la banda sonora de una película vieja ―algo sobre viajes en el espacio e indagaciones filosóficas que son más del tinte de Luke y Joffrey que suyos―. Laenor está a su lado, mirando por la ventana con algo parecido al dolor, tiene los ojos claros en el horizonte.

Jace los ama a ambos. Son las mejores dos personas que conoce, siendo francos con sus deseos y con su forma de actuar. Los envidia, y también les tiene pena, el tipo de entendimiento propio de los hijos mayores.

―Jace ―comienza Laenor, porque él es mejor para hablar de estas cosas que cualquiera―. No te voy a decir que lo que hiciste estuvo mal, porque estamos en la misma familia, pero sí creo que fue un poco descuidado. Te amamos y nos preocupa tu futuro.

Su corazón bombea rápido. Este hombre le ha dado todo lo que tiene, sin tener obligación en ello y, aun así, comparte su dolor.

―Y sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿Verdad, campeón? ―la sonrisa afable de Harwin a través del retrovisor tira lo que queda de sus defensas.

Laenor lo recibe en sus brazos cuando comienza a llorar. Es cálido y fácil. Llora con todas sus fuerzas, lágrimas grandes empañan su visión y los mocos ruedan de su nariz. Tiene diecisiete años, tiene toda una vida por delante y, posiblemente, le acaba de arruinar la vida a la persona mejor que conoce. Helena y él fueron descuidados; sin embargo, él insistió tanto en verse con ella, en facilitar las cosas. Y Aegon, estúpido Aegon fingiendo que no sabía nada y sirviendo de tapadera; Aegon sonriendo con ellos, jugando a ser ellos, paseando con ellos, besando con ellos.

La ama. Cada vez que la ve, siente que su corazón va a salir disparado de su pecho por la intensidad de lo que vive. A sus ojos, su tía es lo más parecido a la perfección que puede encontrar, llena de pequeñas curiosidades, sin miedo al qué dirán y demasiado ocupada siendo ella misma para pararse a opinar sobre los demás. Hel es curiosa y temible, como los manticoras y los uros. El mundo se vuelve tan sencillo cuando ella está poniendo una de sus arañas entre sus dedos y explicando el surgimiento del Imperio del Amanecer con ojos fijos.

Ha estado enamorado de ella desde que tiene memoria, como la niña apartada que le hablaba en valyrio todo el tiempo, en susurros, como la muchacha de opiniones impopulares que ignoraba a todos cuando peleaban y como la mujer que es ahora, que parece entenderse mejor con los huevos de dragón convertidos en piedra que con la gente que la rodea. Lograr que ella lo mirase un par de segundos de más, un minuto, un día, una vida, es mayor ganancia que todo el dinero que se escurre en las arcas de su familia extendida.

Y es feliz, por ser padre. Por compartir esto con Aegon. Aegon que no ha hecho más que ser mejor de lo que es, para no malograr los momentos especiales. Aegon que los ama a ambos tanto como la consciencia le permite. Aegon que haría lo que fuera porque Alicent Hightower no encuentre al pequeño Gaemon y se lo arrebate.

Gaemon que está enfermo. Gaemon que los llama tío Jace y tía Hela con tanto entusiasmo.

―Papá ―comienza, pegado al hombro de Laenor. Sabe que no tiene que aclarar que les habla a ambos, han llegado a la aceptación tácita de que "papá" como palabra de auxilio, es un general―. Sé que estuvo mal, no quería hacer algo que nos metiera en problemas, pero realmente amo a Hel.

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