Capítulo 3

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Lo'ak estuvo al lado de su hermano mayor todo el tiempo, vigilando atentamente que el metkayina no se acercara a ninguno de ellos ni un centímetro.

No le caía bien Aonung, no por ser él, sino por sus comentarios. Entiende el odio que este puede sentir hacia los humanos, pero que ellos tengan parte de esa sangre no significa que sean iguales a los hombres del cielo.

Cuando llegaron al asentamiento de la tribu, todos los na'vis allí presentes les dieron la bienvenida, después les mostraron sus tiendas, estaban divididos por el lugar de procedencia, para no separar a los hermanos y que pudieran encontrarse lo más cómodos posible.

Neteyam estaba con sus hermanos dentro de su tienda, les habían dejado que descansarán un poco del viaje, así que se dispuso a acostarse al igual que sus hermanos.

Abrazó a Tuk, la cual estaba triste por estar lejos de casa. Intentó consolarla de la mejor manera que supo.

-Tranquila Tuk... esto acabará pronto... no te preocupes, estás con nosotros y nos lo vamos a pasar muy bien - dijo intentando calmarla mientras la pequeña sollozaba pasandose las manos por los ojos.

-Quiero volver con mamá- murmuró Tuk

-Lo sé...pronto volveremos a casa... - dijo abrazando a su hermana pequeña acurrucandola a él.

Tuk eventualmente acabó dejando de llorar, y pronto se quedó dormida por el cansancio acumulado de tantas horas de viaje.

Neteyam, al contrario, no podía pegar ojo, se sentía extraño en un lugar que no conocía. Le parecía estar tan fuera de lugar que eso le hacía sentir inseguro.

Entonces mientras el resto dormían,  sintió unos pasos acercarse hacia la carpa.

Con cuidado se separó de su hermana pequeña y se sentó en el suelo asomándose un poco para ver quien se estaba acercando, al ver a Aonung, llevó  una mano hacia el costado donde tenía la daga guardada.

Entonces se levantó del suelo, se acercó a la entrada y amenazó a Aonung con la daga.

-No des un paso más- dijo Neteyam mirandole desafiante.

Aonung levantó las manos en señal de paz mientras observaba la daga cauteloso.

-Ey,ey, relajate mono azul, solo vine a disculparme

Cuando dijo eso Neteyam guardó la daga y le miró cruzandose de brazos.

-Para decir mentiras prefiero que no digas nada - dijo Neteyam mirandole a los ojos- si quieres disculparte,  hazlo de corazón, hasta entonces no querré escuchar nada de lo que salga de tu boca

Aonung le miró alzando las cejas.

-Encima de raro, profundo, desde luego la cosa no mejora - dijo Aonung rodando los ojos.

Neteyam estaba empezando a cansarme de Aonung, sobre todo de sus comentarios.

-¿Por qué no te vas un rato a la mierda?- le preguntó

-Ya estoy en ella - dijo Aonung mirandole.

Neteyam le miró con cara de asco por su respuesta y con un gesto de cierta incredulidad ante no poder creer que alguien pudiera ser tan desagradable.

-Sabes que... mejor vete, ya bastante tenemos nosotros con lo nuestro, no necesitamos más complicaciones- dijo Neteyam mirandole

Aonung se encogió de hombros y se dio media vuelta pero al encontrarse con la mirada enojada de su hermana, suspiró y volvió a darse la vuelta mirando a Neteyam.

-Bueno, me da igual si lo escuchas o no, pero mi hermana es muy pesada y no parará hasta que diga esto, así que, siento mucho lo que he dicho y hecho, si quieres lo tomas y sino lo dejas

-Eso ni si quiera es disculparse- dijo Neteyam.

-Que quieres que haga para que me perdones - dijo Aonung de mala gana para mirarle.

Neteyam le miró y sonrió levemente ante la posibilidad de fastidiar a Aonung sin límites.

-Mmm... bueno, dejame que piense - dijo Neteyam haciendo que pensaba- ya sé,  ahora vas a probar lo que es un día siendo nosotros, vas a vestir como nosotros,  peinarte como nosotros, todo como nosotros y yo... yo haré de ti, si, vas a escuchar cada uno de tus comentarios sin quejarte, a ver si aguantas con la boca cerrada toda la mierda que tú me has dicho a mí - le tomó del brazo y tiró de él hacia dentro de la carpa.

Tsireya al ver desaparecer a su hermano dentro de la carpa se sorprendió bastante.

Aonung estaba tan o más sorprendido que su hermana ante el gesto de Neteyam.

Kiri al escuchar el jaleo, se despertó y les miró a ambos.

-Oye, oye, los peces fuera de aquí,  un respeto a la intimidad ajena- dijo molesta

Neteyam la miró  y la hizo un gesto para que se callara.

-Va a vivir por un día cómo nosotros,  para que aprenda a respetar.

-No creo que eso sea buena idea... pero adelante...

Choque Cultural  Neteyam×Ao'nungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora