XXXVI

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     El proceso fue igual que todas las semanas anteriores pero, cuando ya estaban sentadas esperando que la entrevista comenzase, Evelyn volvió a percatarse de cuánto había disminuido el número de seleccionadas.

     Quiso preguntarle a Brielle o a Bianca, a quienes tenía sentadas a los lados, pero el mismo hombre que siempre anunciaba el inicio de la entrevista se lo impidió.

- Buenas noches y bienvenidos a la quinta entrevista de la Selección. Como ya sabéis, comenzamos informando del número de seleccionadas que quedan en palacio y hoy es un día muy especial. Ya han sido eliminadas la mitad de las jóvenes que llegaron hace un mes a palacio y solo permanecen treinta y dos...

     ¿Un mes? ¿Tanto tiempo llevaba Evelyn en palacio? Su familia debería haber recibido alrededor de 10.000 monedas de plata, si había hecho los cálculos bien. Era una barbaridad... Una suma de dinero impresionante, y no solo ella, las treinta y un seleccionadas que aún permanecían en palacio igual. ¿De dónde sacaría la familia real tanto dinero?

- Sin embargo, en muy pocos días tendrá lugar un examen, del que hablamos la semana pasada. Las seleccionadas que no consigan superarlo serán eliminadas, por lo que la semana que viene el número puede verse mucho más reducido. - Explicaba Stefan con una sonrisa mientras lanzaba rápidas miradas a los asientos de las jóvenes.

     La mitad de las seleccionadas. El examen en muy pocos días. Quién lo suspendiera sería eliminada... Todo apuntaba a que la siguiente semana quedarían menos de la mitad de jóvenes.

     Pero Evelyn debía continuar en palacio, para que su familia siguiese recibiendo esas sumas de dinero, lo necesitaban. Inspiró aire largo y tendido lo más disimuladamente que pudo, había comenzado a sentir una presión en el pecho muy similar a la que tuvo cuando aún no sabía si había sido seleccionada o no.

     Como había avisado Stefan en la entrevista, el examen fue tan solo tres días después: el sábado por la mañana. Fue prácticamente una sorpresa para las seleccionadas pues ellas realmente no sabían el día ni la hora exactas a la que tendría lugar.

- Después de desayunar os dirigireis todas a la habitación de clases. - Anunció la señorita Elise antes de que las jóvenes fuesen al comedor para disfrutar del desayuno.

     Aunque muy pocas lo disfrutaron esa mañana: ya sabían todas que el examen iba a tener lugar ese día.

     Como era sábado, Evelyn se había preparado sola, haciéndose una coleta baja y poniéndose lo más cómodo que encontró. Eso ayudó a mantenerse relajada, podía hacerlo, Azalea le había estado ayudando a Bianca y a ella siempre que tenía oportunidad y Brielle también había estado estudiando con ella. Solo tenía que responder las preguntas lo mejor que pudiese, había hecho más exámenes en su vida, aunque habían sido hacía años.

- Tenéis dos horas y media para completarlo. No se permitirá hablar ni, faltaría más, realizar ningún movimiento sospechoso de copia. Aquellas que deseen jugar su estancia en palacio y su moralidad como jóvenes de la corte y decidan usar métodos inapropiados para pasar el examen serán automáticamente descalificadas.

     Un par de seleccionadas bajaron la cabeza ligeramente más que el resto mientras la señorita Elise hablaba, al estar atrás, Evelyn podía verlas a todas. ¿Habrían pensado copiar? No lo descartaba.

- Aquellas que deseen terminar el examen antes, ya sea porque consideran que no necesitan más tiempo o porque, da igual los minutos que se le den, el resultado seguirá siendo igual de mediocre, entregarán el examen en mi mesa y saldrán sin hacer el más mínimo ruido. Una vez fuera de la sala está prohibido volver a entrar.

     Todas las seleccionadas asintieron casi al unísono. Las normas eran prácticamente las mismas que Evelyn recordaba de cuando era pequeña. Tomó una gran bocanada de aire mientras la señorita Elise repartía los folios.

     La habitación estaba más llena que de costumbre, pues había guardias en ciertos puntos vigilando que a ninguna joven se le pasase siquiera por la cabeza la idea de copiar. Tener tantos ojos pendientes de ellas conseguía ponerlas nerviosas, pero debían relajarse y hacerlo lo mejor posible.

     ¿Por qué sentía Evelyn tanta presión? Solo era un trozo de papel con varias preguntas, no era peligroso, no era dañino, ella podía.

- Gracias. - Susurró sin mucho ánimo cuando la señorita Elise depositó una hoja de papel boca abajo frente a ella.

     La mujer volvió a caminar hacia su mesa, al lado opuesto de la habitación de donde se encontraba Evelyn y anunció con voz más potente que normalmente el comienzo.

     Rápidamente la sala se llenó del sonido que hacía la pluma al pintar sobre el papel. Las treinta y dos jóvenes mantenían la cabeza gacha y ambas manos sobre la mesa.

     Evelyn comenzó a leer las preguntas y se tranquilizó ligeramente al ver que todas trataban de lo que habían estudiado con Azalea. Comenzó a responder, ganando confianza a medida que escribía. No era tan complicado, a ese paso estaba segura que la mayoría de las seleccionadas aprobarían el examen.

     Mantuvo ese pensamiento la primera hora y media. Hasta que llegó a la parte de atrás del folio. Entonces entendió por qué el sonido de la pluma sobre el papel había ido disminuyendo.

     No eran preguntas sobre lo dado en clase. Eran una especie de supuestos y se les pedía que detallasen cómo debía comportarse la familia real. Supuestos como: "hay un ataque de un grupo enemigo a palacio, donde más de una decena de hombres entran armados", "el rey de un país vecino con el que el reino ha mantenido un largo periodo de guerra propone casar a su hija para apaciguar la situación", "la reina sufre un aborto espontáneo semanas antes de dar a luz", "una sirvienta embarazada dice estar preñada por un miembro de la familia real pero carecen de pruebas para demostrarlo"; como esos había cuatro casos más.

     En total, ocho supuestos que las seleccionadas debían responder con su propio conocimiento y pensamiento. Aunque Evelyn no estaba muy contenta con la idea, le dio la impresión que ese era el verdadero examen, lo de antes había sido una especie de "tapadera".

     ¿Querrían los reyes ver si ellas tenían la misma sangre fría que ellos al elegir el destino de la gente? Era la única respuesta que se le ocurría a Evelyn; las preguntas eran demasiado ambiguas, todo dependía de la opinión de cada una ante cada situación.

- Queda una hora. - Anunció la señorita Elise, que se paseaba entre las mesas de las seleccionadas con una expresión severa en el rostro.

     Muchas de las jóvenes comenzaron a soltar suspiros exasperados y a mover nerviosas la pluma o la pierna. Un par de ellas se levantaron y entregaron el examen.

     Justo cuando iban a salir por una de las puertas otra de la sala se abrió, y por ella entraron Stefan y Kristian. Evelyn, y casi todas las seleccionadas que aún continuaban respondiendo las preguntas, apenas les sobservaron.

     ¿La principal razón? No querían que la señorita Elise o alguno de los guardias pensasen que estaban intentando copiar de alguna manera.

     Los príncipes se sentaron en silencio al lado de la mesa de la señorita Elise y se dedicaron a observar a las chicas que quedaban.

- Quedan cinco minutos, vayan terminando. - Avisó la señorita Elise.

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