XXXVII

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Evelyn soltó un resoplido poco disimulado, aún le quedaba por terminar el penúltimo caso y responder el último entero, no sabía si le daría tiempo.

Subió la mirada un minuto para intentar encontrar a sus amigas: Bianca y Azalea ya habían abandonado la sala, aunque no sabía en qué preciso instante lo habían hecho. Y Brielle observaba su examen fijamente, parecía estar repasándolo.

Con otro resoplido reanudó su tarea, escribiendo todo lo rápido que podía mientras intentaba al mismo tiempo que lo que ponía fuese legible.

- Entregad el examen, por favor.

Resignada, nuestra protagonista se levantó de su asiento y caminó hacia la mesa de la señorita Elise, entregando sus folios justo después que Brielle. No estaba del todo contenta pues no había podido terminar de explicar el último caso; aunque las preguntas que había estado estudiando con sus amigas le habían salido bastante bien.

Kristian le dirigió una leve mirada mientras ella depositaba el papel con los demás y esperó que Evelyn estableciese contacto visual con él, pero parecía estar demasiado ocupada con sus pensamientos.

Quién no paso por alto la intención del príncipe fue su hermano gemelo, que esbozó una sonrisa traviesa al descubrirlo.

Evelyn salió de la sala acompañada de Brielle y solo deseaba una cosa: haber aprobado ese dichoso examen.

* * *

- Así que, ¿Desde cuándo te llama la atención mi amiga? - Preguntó Stefan a su hermano con una amplia sonrisa.

Estaban en el despacho que compartían en la parte oeste de la tercera planta, ese mismo despacho en el que Evelyn había escrito dos cartas ya a su familia.

Stefan se encontraba paseando por la estancia con una expresión de entretenimiento instalada en el rostro y su hermano sentado en el escritorio de la izquierda, leyendo tranquilamente uno de los folios de examen de una de las seleccionadas.

- ¿Quién ha dicho que me llame la atención?

- Vamos Kristian, si sabes que no le has quitado los ojos de encima.

- ¿Por qué no en vez de decir estupideces te pones a corregir exámenes? Tenemos que dar los resultados mañana, el lunes como muy tarde. - Propuso Kristian con seriedad, aunque más que una proposición amistosa fue una orden.

Stefan volvió a sentarse en su escritorio y cogió uno de los exámenes que tenía sobre la mesa, aunque no tenía intención de corregir, no en ese preciso momento.

- Aunque me parece que ella no te ha mirado. Dime, ¿Desde cuándo estás interesado en ella?

- Desde nunca. No lo estoy. - A Kristian le estaba comenzando a molestar la conversación. No le llamaba la atención, no estaba interesado en Evelyn; simplemente era la chica que más se acercaba a los ideales de esposa que tenía, pero sabía que no encontraría el amor en la Selección.

- Querido hermano mío, te conozco lo suficiente como para saber si estás interesado en una chica o no.

- Y también me conoces lo suficiente como para saber que quiero que corrijas exámenes. Trabaja.

Stefan soltó una leve risa y cogió una pluma roja. Observó el nombre escrito en la primera página del examen que tenía frente a él: Azalea. Le sonaba el nombre, era esa chica morena. Aún no había tenido una cita con ella.

- Hace tiempo que no hablo con ella, debería tener una cita.

- Haz lo que quieras. - Respondió Kristian sin dirigirle a su hermano la mirada. Sabía que quería provocarle, pero no lo conseguiría. Más que nada porque Kristian no tenía tanta relación con Evelyn como para tener derecho a sentirse celoso.

A pesar de todo, imaginarse a su hermano paseando con ella por el jardín, ambos riendo, consiguió molestarle ligeramente. ¿Por qué? Tal vez quería pasar más tiempo con ella, hablar y descubrir si realmente era una mujer con la que querría pasar el resto de su vida.

- ¿Cuándo piensas empezar a tener citas?

- ¿Cuando piensas dejar de incordiar y ponerte a trabajar?

- Kristian, vamos, respóndeme. - Pidió Stefan con una sonrisa traviesa en el rostro.

- Tendré citas con quien quiera cuando lo considere. ¿Contento? Ahora ponte a trabajar.

- No puede ser, ¿Todavía piensas en Anastasia?

Kristian estaba cada vez más harto con la conversación, Stefan siempre había estado metiéndose con él, aunque la mayor parte de las veces lo hacía en broma, pero en ese momento estaba comenzando a pasarse de la raya.

- No.

- No me lo puedo creer. ¿Hace cuánto pasó eso? ¿Nueve años? Y encima no la hemos vuelto a ver desde que celebró su última fiesta de cumpleaños, antes de irse al extranjero, ¿Hace tres años?

- ¿Por qué eres tan pesado? - Preguntó Kristian, su hermano gemelo ya estaba sacándolo de sus casillas. Era cierto que no se había olvidado de Anastasia, pero simplemente fue un beso y ocurrió cuando eran pequeños.

- ¿Y qué pasará si te enamoras de dos chicas a la vez?

- No estoy enamorado así que cállate ya y ponte a trabajar. Parece que soy el único aquí que está pasando por el proceso de la Selección, ¿Tú no tienes a nadie en mente?

Stefan sonrió victorioso ante el ligero cabreo de su hermano y se reclinó hacia atrás en su asiento, volviendo a dejar la pluma que había cogido minutos atrás.

- He tenido varias citas ya y hay un par de chicas que rondan mi cabecita. No te preocupes, Evelyn es solo una buena amiga.

- Me parece estupendo, ahora trabaja.

- Mira que eres aburrido. - Resopló Stefan resignado. Estaba claro que ya no podría seguir con esa conversación. Volvió a hacerse con la pluma roja y finalmente, para alivio de Kristian, se puso a corregir exámenes.

A las seleccionadas les dieron libres todos los días que quedaban hasta la siguiente entrevista, aunque eso se redujo a tres míseros días, sin contar el mismo miércoles.

Los nervios inundaron el ambiente durante todo el fin de semana, se les había informado que darían los resultados de los exámenes el domingo, aunque al final acabó siendo el lunes. Las seleccionadas eliminadas tendrían el lunes y el martes para abandonar el palacio y volver a sus casas.

Evelyn aprovechó para volver a las cocinas y contarle a Ena y sus amigas las últimas novedades que tenía. También pasó más tiempo con Brielle, Bianca y Azalea, paseando o simplemente charlando en los salones que había en la planta baja.

Salir a los jardines durante el día era un respiro y Evelyn se dio cuenta entonces que, desde que había llegado a palacio, solo había salido al exterior un par de veces. Sentir el aire, que a pesar de acercarse el verano, seguía siendo fresco y la luz del sol en la piel era una sensación realmente reconfortante, casi conseguía que las seleccionadas se olvidasen de los nervios del examen.

También pudieron aprovechar para dormir algo más, aunque duró poco, pues el no tener los resultados de los exámenes les quitaba el sueño a más de una.

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