TRES

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Sasha

Me levanto de la cama con cuidado para no despertar a Nina. Agarro su móvil de la mesita de noche. No tiene ni una sola llamada de su madre. A la zorra no le importa lo que le pase a su hija. Le da igual si pasa la noche fuera de casa o no. Miro a Nina, duerme tan pacíficamente. ¿Duerme así en su propia casa? Lo dudo mucho. Su padrastro le da miedo. Si no están muertos ya es porque ella me lo ha suplicado. Pero quiero matarlos a los dos. Sobre todo a él, Nina tiene terror por él. Salgo de la habitación. Voy a la cocina, busco el nombre de Natasha en la agenda del móvil de Nina, pulso en llamar. Pego el móvil a mi oreja y espero a que Natasha responda. Aprieto la mandíbula, vuelvo a marcar su número. Otra vez lo mismo.

-Puta zorra- murmuro.

Marco el número otra vez. Esta vez si responde la llamada.

-Espero que tengas una buena excusa, Yerik está muy enfadado.

-Natasha.

Escucho su jadeo, la cagna no me esperaba a mí.

-¿Está contigo?- pregunta.

-Sí, ha pasado la noche en mi casa. Anoche...

-Te la follaste- me interrumpe.

-Anoche la drogaron en contra de su voluntad. La traje a mi casa para cuidar de ella.

-Traela de vuelta a mi casa. Yo cuidaré de mi hija.

-Ambos sabemos que no lo vas a hacer. Se quedará conmigo hasta que ella misma decida volver.

Cuelgo la llamada. Dejo el móvil en la encimera de la isla. Comienzo a preparar el desayuno, Nina va a necesitar reponer fuerzas. Saco de la nevera la masa de los cornetti que la tía Génesis me enseñó a hacer. Es la receta de la nonna. Les pongo un poco de chocolate en el interior antes de enrollarlos, a Nina le encanta el chocolate. Pongo una cápsula en la cafetera, a Nina le encanta el café con caramelo. Sí, todo en ella es dulce, como sus gustos.

-Buenos días.

Miro por encima de mi hombro, Nina está al borde de la escalera. El ático es un espacio abierto, la cocina, el salón y el comedor se conectan en una sola habitación. Así que, puedo verla perfectamente mientras entra en la cocina.

-Siéntate- le digo.

Siempre tan obediente, cazzo. Se sienta en uno de los taburetes de la isla. Pongo delante de ella el café con caramelo y un poco de leche. Ella lo toma, da un sorbo.

-¿Cómo te encuentras?

-Mejor, mi estómago ya no está revuelto.

Asiento. Saco los cornetti del horno, los dejo enfriarse un poco sobre una rejilla.

-Me gusta verte cocinar.

Sonrío.

-Te dije que haría cualquier cosa por ti.

Pongo un cornetti delante de ella. Rodeo la isla, aparto el taburete de la isla con ella sentada en él.

-Déjame ver tu cuerpo- le digo quitándole la camiseta que lleva, una mía.

Examino todo su cuerpo mientras ella come. Tiene hematomas en el costado y los muslos, sobre todo en el muslo derecho. Voy al baño de la planta baja, saco una pomada del cajón bajo el lavabo. Vuelvo a la cocina, Nina sigue comiendo desnuda.

-No me gusta- mascullo.

-Se irán, Sasha. Siempre lo hace.

-No, Nina. Me refiero a tu actitud, sigues comiendo, esperando a que yo aparezca con la pomada para tus moratones.

SASHA #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora