OCHO

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Nina

Leo otra vez el mensaje de Sasha. No puedo evitar sonreír, mañana será el principio del resto de nuestras vidas. Seremos libres para vivir nuestro amor cómo queramos. Con nuestra pequeña hija. La emoción me invade, sólo quiero que pasen las horas y encontrarme con Sasha para largarnos de aquí. Sé que Artem va a estallar cuando se entere de que me he ido, no sé qué hará con las pruebas que tiene contra los Petrov, pero se lo contaré todo a Sasha antes de irnos para que pueda avisar a su familia. Froto mi pequeño vientre, mi hija nos ha dado este regalo a su padre y a mí. La amé desde el momento en que vi esas dos líneas rosas en el test de embarazo. Ahora la amo más que nunca, Sasha va a ser el mejor padre y el mejor marido. No podremos casarnos legalmente, pero él será mi marido hasta que nos muramos. Pidió un acta de matrimonio falso, además de los documentos. El autobús se acerca, se detiene frente a mí. Pago mi pasaje y me siento atrás del todo. Es el mismo autobús que he estado tomando durante cuatro meses para ir al hospital a hacerme las revisiones del embarazo. Por suerte, la doctora no me conocía, no es que haya salido en muchas revistas desde que me casé con Artem, pero sí salimos en portada el día de la boda. Había muchísimos periodistas buscando la foto perfecta, eso me incomodó muchísimo. Odio las multitudes, me agobian. Pero tuve que aguantar. Respiro profundo. El autobús me deja en el parque de siempre, la oarada está a unos metros de él. Atravieso el parque, que hoy está lleno de niños jugando y corriendo, miro a mi alrededor antes de colarme por los setos. Gracias a Dios que mi barriga no ha crecido y aún puedo cruzar estos setos, me he arañado con algunas ramas más de una vez. Antes de salir de los setos, me aseguro de que no haya nadie en el jardín trasero. Cuando me cercioro de que no hay nadie, salgo y lo atravieso rápido, entro por la cocina y salgo al salón, subo las escaleras lo más rápido posible. Entro en mi habitación y giro la cerradura de la puerta. Contesto rápidamente al mensaje de Sasha.

N: Mañana seremos sólo nosotros y nuestra hija. Todo está bien con ella y conmigo, crece sana y feliz. Te amamos y te extrañamos.

Apago el móvil antes de esconderlo junto a los diarios, hice un hueco detrás de un cuadro, en la pared, para poder esconderlos. Por nada del mundo iba a dejar que los diarios se quedaran en casa de mi madre. Coloco el cuadro en su sitio. La puerta de mi habitación suena con unos siaves golpes. Me arreglo la sudadera, nadie puede notar mi embarazo, que aunque sea poco, hay un bultito ahí. Camino hacia puerta y la abro. Artem aparece ante mí.

-Ho-Hola- tartamudeo.

-Baja a comer, tus padres están aquí, recuerda aparentar. Y cámbiate de ropa, esa mierda no la puede llevar la esposa del ministro de defensa, ponte un puto vestido.

Asiento. Hoy parece especialmente enfadado. Cierro la puerta, entro en el vestidor y miro los vestidos que tengo, todos los compró Artem para mí. Todos son de su estilo, no del mío. Y todos son demasiado ajustados. ¿Qué voy a hacer? Sonrío cuando veo el primer vestido que Artem me regaló. La falda de este es de vuelo, no tendré problemas para ocultar mi pequeño vientre. Me quito los zapatos, la sudadera y los pantalones vaqueros. Los dejo a un lado, es la ropa que me pondré mañana para huir de aquí. Me pongo rápidamente el vestido, recojo mi pelo en un moño, a Artem le gusta así y no tengo ninguna intención de aumentar su enfado. Me pongo un poco de maquillaje y mis bailarinas blancas. Salgo de la habitación y bajo las escaleras, las voces de mi madre y de Yerik salen del comedor. Cuando entro, los veo a todos sentados, incluso Alena está aquí.

-Hola, me alegro de veros- digo con una falsa sonrisa.

-Ya era hora de que os visitasemos- dice Yerik.

Mi madre me observa detenidamente. Me siento a la izquierda de Artem. Me dijo que este era mi lugar cuando tuviéramos visitas, hemos tenido unas pocas de algunos políticos importantes, cenas y almuerzos informales. Artem toma mi mano.

SASHA #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora