VEINTIOCHO

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Sasha

Miro a mi tío Mijaíl, lo están golpeando con un bate de madera. Lo golpean en el vientre con él. No grita, ni una sola vez lo hace. Yaroslav se acerca y se agacha frente a mí.

-Si Nina sabe lo que os conviene me entregará a mi hija- dice.

-No es tuya- gruño- Bonnie es mía. ¡Mía!

Yaroslav se ríe. Niega con la cabeza.

-No recuerdo que estuvieras presente el día que me follé a la puta de su madre.

-Eres un puto enfermo que vendió a su propia hija a un pedófilo.

-Necesitaba que la convirtieran en una mujer y Sokolov pagó bien por ella.

Me remuevo en el sitio, quiero estrangularlo con mis propias manos. Yaroslav se ponde de pie.

-Aún recuerdo el día que Lily me dijo que estaba embarazada de mi hijo. Yo sólo tenía catorce años y ella doce.

-Enfermo, hijo de puta.

-Eso mismo decía ella- contesta riéndose.

Tiro de las cadenas que tengo atadas en mis muñecas.

-Voy a arrancarte la cabeza- lo amenazo.

-Lo dudo, los Petrov caerán y los Romanov volveremos a ser los reyes de Rusia. La carne volverá a correr por los prostíbulos.

Yaroslav y sus hombres salen de la habitación en la que nos tienen encerrados. Mi tío tose un par ze veces, lo veo escupir sangre.

-Tío Mijaíl- lo llamo.

Levanta un poco la cabeza, uno de sus ojos está muy inflamado y morado.

-Tienes que intentar huir Sasha- su voz es ronca.

-Nunca te dejaré.

-No puedo correr, mi tobillo está roto. Al igual que la costilla que se me está clavando en el pulmón. Apenas puedo respirar bien.

Niego con la cabeza, no voy a irme sin él.

-Van a rescatarnos- le digo.

-Sé que te encontrarán, pero será tarde para mí. Mi corazón está acelerado, mi pulmón va a colapsar por la sangre en cualquier momento.

-¡No! Tienes que aguantar, la tía Calina te necesita. Todos te necesitamos. Eres el pakhan, joder.

Mis ojos pican por las lágrimas. Mi tío está muriendo ante mis propios ojos. Tengo que hacer algo para sacarnos de aquí. Examino las cadenas que me retienen, están colgadas del techo por unos ganchos grandes. Quizás, si tiro de ellos con la fuerza suficiente, el hormigón ceda y los ganchos caigan al suelo. Enrollo la cadena en mi muñeca, tiro con todas mis fuerzas. No cede. Vuelvo a intentarlo, otra vez, una vez más y otra más, cae polvo del techo. Pero no cede.

-Basta, vas a hacerte daño- dice mi tío.

-Me importa una puta mierda, tengo que sacarte de aquí.

Tiro nuevamente de las cadenas, escucho el gancho ceder un poco. Doy un fuerte tirón, no cae. Vuelvo a tirar de ellas. La circulación de mis brazos comienza a cortarse y pierdo fuerzas en las manos, mis dedos están morados por la fuerza que ejercen las cadenas alrededor de mis muñecas. Caigo al suelo de rodillas. Respiro con rapidez.

-No vuelvas a hacerlo- dice mi tío.

-Lo intentaré de nuevo cuando haya descansado.

Mi tío se ríe con dificultad.

-Eres tan testarudo como tu madre.

-Y como tú.

-Y como tu abuelo. Es la sangre Smirnova corriendo por nuestras venas.

SASHA #2 [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora