𝑢𝑛𝑓𝑜𝑟𝑔𝑒𝑡𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒 - 𝑑.𝑚 EN EDICION

XXIV

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Narrador Omnisciente;

Draco Malfoy salió de su sala común a la medianoche, con una expresión de cansancio y esperando la hora donde su insomnio se debilite para así poder dormir en paz.

Pero las vueltas por los pasillos de Hogwarts no daban resultado alguno, por ende, tomó rumbo hacia el jardín, donde la luz de la luna, barría cada hoja del suelo.

Una brisa de viento lo hizo estornudar, espantando a una joven que observaba la luna con admiración.

-¿Que quieres, Malfoy?- Preguntó la chica, mientras se colocaba un mechón de su castaño cabello detrás de la oreja.

Draco, al ver a la joven, suavizó la mirada de disgusto que venía manteniendo por los pasillos de Hogwarts.

-No vengo a molestarte, Catherine.- La miró, expectante. -Solo pasaba por aquí.-

-¿No puedes dormir?- Dijo la castaña, sin dejar de mirar hacia la luna.

-No, no puedo.- El rubio respondió, poniéndose de pie a la par de la chica, para luego poner las manos en los bolsillos de su abrigo y mirar la luna con atención.

Catherine dirigió su vista hacia una flores blancas del jardín. -El perfume de los jazmines ayuda a dormir, prueba con eso.-

Draco frunció el ceño y negó repetidas veces con la cabeza. -Pero si las uso, ¿Que usarás tú para dormir?-

-¿Desde cuando te interesa?- Laurent sonrío, y Malfoy hizo una mueca. -No lo sé, encontraré otra forma.

El rubio la observó detenidamente y dirigió su vista a las flores una vez más, se acercó con cuidado y arrancó una suavemente, volvió su paso hacia la chica y extendió la flor con cierta timidez.

-Usala tú.- Dijo.

Catherine lo miró expectante, haciendo que Draco sonría un poco, y esperando que la chica, en un impulso, se acercara a besarlo como el deseaba.

Pero no fue así.

La joven empujó levemente la mano de Draco en donde la flor reposaba, rechazándolo indirectamente.

El corazón del rubio se estrujó por un segundo, y comprendió, que quizás la chica, no lo quería como él a ella.

Y despertó, tal como Catherine había hecho una vez hace tiempo, pero este joven había despertado con una sensación de angustia y el corazón a la mitad.

¿Había sido solo un sueño? ¿O un aviso de que Draco jamás tendría una oportunidad?

Él no lo sabía, pero optó por creer la segunda opción.

Suspiró repetidas veces y tomó su cabeza con ambas manos, moviendo sus cabellos rubios.

Se quedó viendo un punto fijo por unos segundos, y reaccionó al oír ruidos fuera de la habitación.

-¡Oye Draco! Estan regalando pins mágicos en contra de Potter, ¿Quieres un par?- La voz de Crabbe sonó por detrás de la puerta.

-Ya voy.- Murmuró Malfoy, parándose de la cama lentamente.

[...]

Harry Potter caminaba con rapidez por los pasillos de Hogwarts, recibiendo burlas, y dejándole en claro que perdería el torneo de los tres magos.

Observaba como los estudiantes lucían un pin con la ahora célebre frase "Potter apesta".

El pelinegro frunció el ceño y agachó la cabeza con ira, salió hacia los jardines en busca de Cedric, para hablarle sobre cómo sería la primera prueba del torneo, luchar contra un dragón.

Pero unas risas a lo lejos interrumpieron su caminar.

-¿Por qué tan tenso, Potter?- La reconocible y egocéntrica voz de Draco Malfoy retumbó en sus oídos. -Mi padre y yo apostamos, le dije que no durarás ni diez minutos en el torneo.-

Él rubio bajó desde una rama del árbol más alto del jardín, y mientras se acercaba a Harry, sonreía cínicamente, para luego seguir hablando. -¿Que crees que dijo? Que no durarás ni cinco...- Bromeó, haciendo reír a los chicos que estaban a su alrededor, pero Potter se defendió gritando.

-¡Me importa un bledo lo que tu padre diga, Malfoy!- Lo empujó levemente.- Mira, el es vil y cruel. Y tú eres patético.- Aclaró, para luego darse vuelta y alejarse.

En un ataque de venganza imprevisto, Draco sacó su varita y la alzó, dispuesto a atacar a Harry por la espalda, pero el profesor Moody intervino rápidamente, y como castigo, transformó al joven en un hurón blanco, consiguiendo las risas de toda la escuela.

Catherine, quien se había perdido la escena, se acercó a Harry confundida y lo miró esperando una respuesta. -¿De que te ríes, Harry?-

-Un estudiante tuvo su merecido.- Ojoloco respondió en lugar de Harry, mientras elevaba al hurón por los aires.

Catherine comprendió de quien se trataba y cubrió su boca con una mano, intentando no reír.

Pero la profesora Mcgonagall, al ver la situación, se acercó de inmediato para retar a Ojoloco y transformar a Draco en humano otra vez.

El rubio se levantó del suelo, con el pelo revuelto y la mirada un poco perdida, sacudió su cabeza intentando no perder la cordura, tragó saliva y miró a Catherine con vergüenza.

Inmediatamente la sonrisa se borró del rostro de la chica, para cambiar a una mirada de lástima.

Draco miró al profesor Moody una vez más, y con la voz entrecortada y llena de ira y vergüenza, soltó su célebre frase.

-¡Mi padre se enterará de esto!- Fue lo último que dijo antes de salir corriendo.

[...]

La profesora Mcgonagall abrió la salida de su despacho, dejando salir al alumno recientemente transformado en hurón, tras haberle explicado la razón sobre porqué atacar desde atrás era un acto de cobardía y venganza baja.

-La próxima te ganarás un castigo, pero de todas formas el profesor Moody tendrá su sanción.- Minerva agregó, mientras se cruzaba de brazos.

-Me alegro.- Draco frunció la nariz, y se dió vuelta bruscamente, moviendo su túnica con fuerza para irse a paso rápido.

La vicedirectora negó repetidas veces con la cabeza y volvió a entrar a su despacho, no sin antes soltar un fuerte suspiro, sabiendo que el rubio le comentaría a su padre todo lo sucedido, y sería otro problema para la escuela.

[...]

Hermione y Catherine se encontraban en la sala común de Gryffindor, mientras abrían las cajas donde sus vestidos de gala estaban.

-No es posible.- Murmuró Laurent, mientras cerraba la caja del vestido de un golpe.

-¿Que?- Hermione frunció el ceño. -¿Como es el vestido?-

-Horroroso, no usaré eso.- Susurró en respuesta, mientras tomaba la caja con ambas manos, y la colocaba sobre una mesa.

-Déjame ver.- Granger se acercó y abrió la caja con delicadeza, para luego observar detalladamente el vestido, pero su boca se abríó con sorpresa.

-¿Ves? Mi madre no sabe elegir vestidos...- Catherine alzó ambos hombros, y se acostó en el sofá de un salto.

-Es hermoso.- Granger volteó a mirar a su amiga, la cual levantó la cabeza y puso una cara de confusión.

-Pues no lo usaré.-

-Pero tú madre te lo envía, lo usarás si es que tienes un mínimo de respeto hacia ella.- Hermione alzó la voz, mientras la miraba amenazante.

-Ajá.- Respondió la joven.

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04/04/23