♕19- Dejaré que me bese, pero lo destruiré después.
Lo bueno de todo lo que sucedió en ese restaurante fue que la única que pasó vergüenza fue la identidad de Sasha Jones.
Actué como una estúpida, pero no era tan estúpida como para no saber lo que sucedió durante nuestra... cita. Cuando Keller me pidió que mirara hacia la izquierda, me di cuenta de que fue una estrategia para saber quiénes estaban atentos a nosotros.
Y definitivamente, logró darse cuenta de quiénes lo estaban haciendo, solo que yo no miré a tiempo como para deducir quiénes eran desde el principio. Me enteré cuando estábamos bailando.
Cenamos, reímos, bailamos, nos agarramos las manos y casi, casi nos besamos.
Y besó mi frente.
No estaba segura de cómo serían las cosas cuando nos volviéramos a ver, así que no apartaba la mirada de la mesa de su escritorio mientras esperaba que llegara.
—Sasha.
Todo mi cuerpo se estremeció ante su voz. Me puse de pie y, por unos segundos, cerré los ojos, pero los abrí y me giré hacia mi jefe. Supuse que lo mejor que podía hacer era actuar como si nada de lo de la noche anterior aconteció.
—Señor Bakers —saludé—. Le traje su chaqueta y su expreso.
Después de cómo estuvimos actuando en el restaurante, las formalidades sabían amargas en mis labios, pero era lo mejor.
Hizo silencio durante unos segundos.
—¿Estás bien? —preguntó, ¿preocupado?
¿Qué rayos tenía con las palabras "estás bien, estarás bien"?
—Sí, señor.
Sonrió.
—Qué bueno. Porque tenemos que hablar.
—¿Qué?
—Tenemos un tema pendiente —murmuró.
—¿Un tema pendiente?
Asintió.
—Sí.
—Disculpe, señor, pero no estoy entendiendo.
—Tranquila, pronto entenderás.
Retrocedió unos pasos y cerró la puerta, no solo la cerró, sino que también le puso el seguro. Se giró hacia mí, con una mirada tan penetrante que sentí que me estaba atravesando.
Olviden lo de las quemaduras de tercer grado, su mirada estaba provocando quemaduras de cuarto grado, y sentí cómo mis huesos se destruían poco a poco.
—La otra noche.
No podía creer que el tema de conversación sería acerca de lo que mi "abuela" le dijo.
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El plan de Sage
RomanceEs cierto que las palabras no provocan daño físico, pero penetran hasta los más profundo de tu mente, y se adentran en tu corazón. Una vez cada palabra de aversión se acumula en ese órgano tan esencial, la dureza y la oscuridad se apoderan de él, ha...