Justo cuando Amber le iba a disparar otra vez a Keller, unas camionetas chocaron con la pared de la bodega.
Pensé que se trataba de más personas del clan de Kelya, pero la traidora empezó a dispararles. Entonces, recordé que Keller habló del plan de respaldo. Se trataba del plan de mi aliado temporal, del plan que pensé que no existía.
Más camionetas entraron y muchos hombres a pie hicieron acto de presencia. Amber siguió disparando al igual que sus hombres; sin embargo, se percataron de que estaban al descubierto y corrieron a ocultarse detrás de unos contenedores.
Los hombres de Keller nos identificaron y continuaron disparándoles a los aliados de Amber.
Unos hombres se acercaron a nosotros, nos soltaron y nos entregaron pistolas y varias municiones. Nos abastecimos de todo lo que trajeron y nos movimos hacia el otro extremo de la bodega, cubriéndonos de los disparos y disparándoles a los demás.
—¿Dónde está el equipo D? —preguntó Keller.
—Se están ocupando de los que están afuera —respondió el hombre.
—¿Hay más afuera? —pregunté.
—Muchos más.
—Tienes que hacerlo, cielo —me dijo Cinthya.
Era un riesgo poner en marcha mi plan, considerando el hecho de que había más personas que eran nuestros aliados, pero si había más hombres de Amber afuera, podrían acabar con nosotros.
—Tus hombres tienen que colocarse detrás de las vallas externas —le informé a Keller.
—Díselo a los demás, Slater —le pidió Keller a su aliado.
El hombre les dijo a los del equipo D, así los llamó Keller, que se colocaran en la zona salva y que guiaran a los aliados de Amber a un punto específico que le expliqué.
—¿Estás bien? —me preguntó Keller.
Lo miré a los ojos y asentí.
—Estoy bien. ¿Y tú?
Gracias a que las luces de los reflectores seguían encendidas, pude visualizar el rostro de Keller. Su cabello y sus ojos estaban húmedos, pero no había señal de dolor. Supe que le dolía, pero él estaba ocultando ese dolor.
—Ahora estoy mejor —me dedicó una pequeña sonrisa, y vi un pequeño brillo en sus ojos—. Solo fue un disparo.
Noté el torniquete que se realizó en la pierna derecha, pero decidí no decir nada, luego me haría cargo de la herida.
—Todos están en las posiciones que dijiste. Si vas a hacer algo, este es el momento —me informó Slater.
Los disparos no se habían detenido, y no voy a negar que quería salir de detrás de esos contenedores y golpear a Amber, pero tenía que poner el plan B en marchar. Estaba feliz de haber tenido planes secretos y de que Keller también tuviera planes de respaldo, de lo contrario, ninguno estaría vivo en esos momentos.
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El plan de Sage
RomanceEs cierto que las palabras no provocan daño físico, pero penetran hasta los más profundo de tu mente, y se adentran en tu corazón. Una vez cada palabra de aversión se acumula en ese órgano tan esencial, la dureza y la oscuridad se apoderan de él, ha...