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Adiós, Danganronpa - Parte 5.
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– ¡¿Tú eres... Monokuma?!
La inquietud podía sentirse en cada rincón de la sala. Mantenían sus cuerpos congelados, preparados para cualquier acción de parte de la extraña creación que hablaba frente a sus ojos.
– Obviamente. Pero no soy cualquiera. – respondió con un tono de superioridad latente. – Yo soy el vigilante de todo el asesinato mutuo, y el origen de todos los Monokumas... ¡A mí me han dado un nombre diferente: Motherkuma!
– Entonces, la cosa que creaba Monokumas...
– Sí, soy yo. – afirmó la idea de Shuichi. – ¿Ves esta gran máquina que hay detrás de mí? ¡Eso es lo que crea los Monokumas! Lo único que tengo que hacer es copiar mis recuerdos, ¡así es! ¡Yo me creo a mí mismo!
– ¿Eh? ¿Tan fácil se hacen los Monokumas? Pensaba que eran robots con tecnología avanzada... – habló Tsumugi confundida.
– Sí, por eso soy tan asombroso. – se alabó a sí mismo.
– Puede que todo esto sea mentira. Está intentando confundirnos con información falsa. – apuntó Himiko a la máquina con los nervios de punta.
– Se ve a simple vista que este cacharro nos está dando información fácilmente. – habló Maki sin fiarse ni un pelo de la máquina.
– Suena demasiado fácil para ser verdad... – apuntó Mirai acusatoriamente.
– ¿Eeh? Pero no es mentira. Puedo crear copias muy fácil. – habló sin mucho apuro.
– ¿Podrías hacer uno ahora mismo? – cuestionó Shuichi al instante.
– ¡Vamos! ¡Fabrica un Monokuma! – exclamó Tsumugi, en segundos mirar a la máquina con incertidumbre al ver como no reaccionaba. – ¿Eh? ¿Qué ocurre?
– ¡No puedo crear un Monokuma para alguien que no me ama! – exclamó con preocupación que confundió a los presentes. – ¿Qué ocurriría después de que naciese? ¿Acaso has pensado en ello?
