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Paraíso Infernal ‐ Parte 6.
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De un momento a otro, empecé a escuchar preocupantes gritos provenientes de la sala de Gonta, por un momento me levanté con la intención de ir a ver qué sucedía.
Después recordé. Probablemente la fiesta de los insectos haya comenzado.
Entre decidir si entrar o no, el anuncio de horario nocturno se dio, y segundos después llegó Ouma con los Mini Pads llenando sus brazos.
– ¡Ya llegué! – anunció.
– Un poco tarde, la verdad...
Agarré algunos de los Mini Pads (la mayoría) y le pedí a Ouma un poco desesperado que entraramos a la sala.
– ¿Eh...?
Fue lo único que pude decir al ver, como todos corrían de un lado a otro, tratando de escapar de los insectos, que parecía algo emocionados.
Me preocupaba la calmada sonrisa que se presentaba en el rostro de Gonta.
– ¡Ugh! ¡Hay bichos por todas partes! ¡Qué mier- Genial!
Exclamaba Ouma asqueado, podría decir que hasta asustado.
– ¡Por fin vuelves, Ouma-Kun! ¡Vamos, únete a la fiesta! – exclamó Gonta. – ¡Nos lo estamos pasando genial!
– Mmh... – murmuró Ouma, escondiéndose disimuladamente detrás de mi. – Por mucho que me gusten los insectos, creo que es hora de que vayamos acabando. – comentó desanimado. – Además, se nota que los insectos también se están cansando; un caballero debe ser capaz de hacer las cosas con moderación.
Maldito inteligente.
– Oh, claro. – aceptó Gonta rápidamente.
– Así que ve limpiando mientras yo me quedo con los demás. – sonrió amablemente. – ¿Están bien? Parecen algo cansados.
– ¡Pues no llegues tarde! – atacó Chabashira.
– Dijiste que vendrías para las 10 y ya son las 11. – destacó Shirogane.
– Lo siento, Tuve un contratiempo. Pero da igual. – habló animado. – ¡He traído los Mini Pads de absolutamente toda la gente, incluido los no presentes! Nishishi... Así todos podemos ver el nuestro.
– Aunque hemos dicho que no queremos. – habló Shirogane preocupada.
– ¡Pues ya es tarde! Empecemos de una vez. – anunció emocionado.
– ¿Empezar qué? – cuestionó Gonta.
– Ah, nada. Tú sigue a lo tuyo.
– ¿Dónde estuviste todo este tiempo, Ishigami-Kun? – cuestionó Kiyo.
