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Último Juicio Escolar ‐ Parte 10.
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– ¡¿Dices... Que está bien que se mueran juntos?!
Mikan tomaba su cabello con fuerza mientras miraba a la chica de ojos rubí con desesperación. A este punto, no sabía reconocer si esa desesperación por ganar provenía del personaje en interpretación, o de la misma Tsumugi Shirogane.
– ¡¿Por qué quieren morir tan rápido, chicos?! – apuntó Yasuhiro incapaz de entenderlo.
– ¡No es que quiera morir!
Shuichi exclamó perdiendo la paciencia, haciendo que los participantes lo vieran sorprendidos.
– Hemos luchado para sobrevivir... Obviamente no queremos morir. Pero, esto no es solo por nosotros. Todos los que han muerto en asesinatos mutuos anteriores se sienten igual.
Sin quererlo, rápidas imágenes de aquellos a quienes consideraban sus compañeros habiendo conocido a la muerte pasaron por sus mentes, imágenes que quizás nunca se borrarían.
– Todos estaban desesperados por vivir. Todos querían sobrevivir. Por ellos... Y por todos los demás. Ese deseo... ¡No es ficticio! ¡Ese dolor no es ficticio para nosotros! ¡Para nosotros, este asesinato mutuo es una tragedia de verdad! ¡Por eso tenemos que detenerlo! ¡No podemos dejar que se repita!
– Ya te lo he dicho, esto no va a terminarse. Es lo que el mundo quiere. – repitió Tsumugi, curiosamente, esta vez, pareciendo sudar de los nervios. – ¡Mientras la gente quiera asesinatos mutuos, Danganronpa no se va a terminar!
– Repites lo mismo una y otra vez... – Mirai rascó su nuca nervioso, tratando de mantener la calma, mientras que claramente su mirada y su tono de voz denotaban la ira que recorría su cuerpo. – Lo que quiera el mundo exterior no me importa en lo más mínimo. No permitiremos que vuelvan a usar la vida de las personas en juego únicamente para su entretenimiento. ¡Es mi vida, y no tienes derecho de elegir sobre ella!
Mirai exclamó finalmente, para sorpresa de muchos. Sobretodo para la mente maestra, quien se podría nombrar como su creadora, viendo como la personalidad que había construido que no podía perder los estribos con facilidad, parecía desencadenarse rápidamente.
Pero lo sabía, sabía que detrás de esa fachada que trataba de hacer creer a todos que estaba dispuesto a dar su vida, estaba más que desesperado por vivir.
Pero Mirai se había preparado, por más que quisiera seguir viviendo, si tendría que morir para cumplir su objetivo, lo haría.
– Y como es mi vida, yo decido si moriré o no, ¡me abstengo de votar!
La declaración de Mirai hizo que Tsunugi no pudiera evitar abrir los ojos sorprendida, viendo en cámara lenta, como el control se iba de sus manos.
Sin embargo, tal declaración, pintó una sonrisa llena de determinación por parte del detective
