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Yo y mi Juicio Escolar - Parte 4.
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- ¡Buen-oso días!
- Este es un anuncio de la Academia Saishu, ya son las 8 de la mañana. - anunció Monosuke.
- ¡Por fin el último día! Me pregunto que pasará. - decía Monotaro.
- ¡Estará bien! Cuando lleguen al infierno se alegrarán de no haber matado a nadie. - aseguró Monophanie.
- Asumes que van al infierno, ¿Eh?
Seguidamente escuché decir a Monokid cosas sin sentido, palabras combinadas que no supe diferenciar.
- Hey, Monokid... ¿No deberías dejar la miel y limpiarte esa boca con jabón? - sugirió Monotaro.
- Adio-oso.
Me senté en mi cama un poco desorientado. Y bostezando un poco.
- ¡Mirai-chan! ¡A levantarse!
Me asusté al escuchar como asotaban la puerta de golpe, pero me tranquilice al ver que solo era Ouma con un grito mañanero.
- ¿Cómo entraste? - pregunté dudoso.
- Tenias la puerta sin seguro. - respondió con sencillez. - Eso pudo ser peligroso, que bueno que no hayas muerto todavía. - dijo Ouma, tirándose a mi cama.
Segundos después, tiró mis sábanas. No tuve más opción que levantarme a la fuerza e ir a arreglarme.
Al terminar, salimos de mi cuarto y bajo las molestas ocurrencias de esta uva andante, caminamos sin un destino en concreto.
- Hoy pareces muy animado. - reconocí.
- Ah, eso. Esta mañana me enteré de algo importante. - respondió sonriente.
Lo miré con curiosidad, pero al saber que no me diría nada, dejé eso de lado.
- ¡Yahoo! ¡Ustedes dos! - volteamos al escuchar la voz de Yonaga acercarse.
- Yonaga-San. - dije.
- ¿Ya decidieron que van a hacer en sus últimos momentos? ¿Vendrán a rezar conmigo? - preguntaba entusiasmada.
- No... Gracias por la oferta. - respondí.
- Nyahaha... Está bien. Por cierto, ustedes también parecen llevarse bien, como Akamatsu y Saihara, los del comedor deberían de tomar su ejemplo.
- ¿Qué quieres decir? - preguntó Ouma curioso.
- Ni siquiera Dios sabe por qué se están peleando...
- ¿Están discutiendo?
Para ser el último día, no se como tomármelo.
- Sí, están teniendo un pequeño encuentro en el comedor. A Dios no le gusta.
