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Vive y deja al mundo vivir - Parte 1.
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– Bueno. Supongo que no tengo que presentarme, ¿No?
El fondo de tonos rojizos escurecían toda la escena, sin embargo, había una luz que iluminaba sus verdes cabellos y le daba vida a sus verdosos ojos. Rantaro se sentó juntando sus manos y hablando frunciendo levemente el ceño.
– Seguro estés un poco confundido al verte así, empezaré por el principio... – se interrumpió la imagen. – Pues así están las cosas. Monokuma ya te habrá dicho esto, pero... Este asesinato va a seguir hasta que queden dos personas. Lo importante sobre esto que acabo de decir... – se interrumpió nuevamente. – Ah, y otra cosa más. Este no es el primer asesinato mutuo... – volvió a interrumpirse. – Si alguien averigua de donde vienes, irá a por ti... Así que ten cuidado. No confíes en nadie. Y no te olvides... De que tú quisiste este asesinato mutuo. Así que debes ganar. Sin importar los medios.
Finalizó el video.
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Abrí los ojos lentamente sintiéndolos más pesados que nunca. Sin embargo, el anuncio de mañana de Monokuma hizo presencia, por lo que me preparé y a paso lento y la mirada baja, como si no quisiera llegar a mi destino, me detuve frente a las puertas del comedor.
Levanté la cabeza, encontrándome con la mirada agotada de Saihara.
– Buenos días. – murmuró.
– Buenos días... – suspiré.
Seguidamente, abrimos las puertas, dando los buenos días.
– Sí... Buenos días. – suspiró Shirogane.
– Buenos... Días... – imitó Kiibo.
Iruma suspiró exageradamente, y el resto en la sala no se veían con ánimos de siquiera estar parados en esta habitación.
Aunque no soy nadie para juzgarlos, después de lo que ha sucedido es normal tener ese tipo de actitud.
