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—Gracias.
Acepto el trago que el bartender pone en mi mano y de una le doy un sorbo. Debe ser mi tercer trago de la noche en menos de una hora.
—¿Estás segura de que vas a poder manejarlo? — pregunta Leigh cuando me ve con un nuevo vaso en la mano.
—No seas aburrida.
Ríe— . No voy a ser yo la que se va a querer morir mañana cuando tenga que acampar a un lado del baño porque no puede parar de vomitar.
Tiene un buen punto, pero la ignoro igual. Hoy firmé mi contrato con Republic Records para producir mi álbum debut y como las buenas amigas que son Leighton y Hazel me sacaron a un bar a festejar. Puede que no lo digan en voz alta pero también intentan que me olvide de que otra vez mis padres brillan por su ausencia en un momento importarte de mi vida.
El lugar es tan lujoso que tuve que pensar que estaban bromeando cuando llegamos, cuando vamos las tres solas no acostumbramos a ir a lugares así, sin embargo hoy también es el cumpleaños de uno de los compañeros de Draymond y cuando sales junto con veinte jugadores de baloncesto mucho más famosos que tu las políticas de seguridad de un lugar común y corriente pueden quedarse cortas.
—Indyyyyy, ¿bailas conmigo?
Kyle se acerca y se hace espacio entre Leigh y yo. Mi mejor amiga me mira de lado con una expresión divertida, el rookie de los Lakers ha estado intentando coquetear conmigo desde que nos conocimos en una fiesta de Vanity Fair el año pasado. La cosa es que nunca lo he visto como algo más que mi amigo. Tengo pocos amigos en esta industria y él es uno de ellos, no voy a arruinarlo por algo tan efímero como una relación.
Sobre todo sabiendo que el nivel de seriedad y lealtad que ellos suelen manejar con sus parejas es demasiado bajo. Al menos para mis estándares.
—¿Ya estás borracho? —le pregunto arqueando la ceja.
