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Hoy es la fiesta de cumpleaños de Steph.
A pesar de que su cumpleaños fue hace dos semanas, los chicos tuvieron una racha de partidos seguida en la costa este que impidió cualquier evento, por eso hoy el equipo va a reunirse en la casa del susodicho. Según Klay, también será la última gran celebración antes del inicio de los playoffs.
Termino de atarme las converse blancas, me pongo una chaqueta vaquera negra encima del vestido también negro y agarro mi bolsa antes de salir de mi habitación.
Me resulta demasiado gracioso que Klay y yo estamos en una etapa en la que hacemos todo como pareja, hemos dejado de limitarnos con las muestras de cariño en público, los apodos y demás pero todavía dormimos en habitaciones separadas.
Todavía estoy pensando en eso cuando entro al salón, me busca con la mirada en el momento en el que escucha mis pasos y sonríe al verme. Me hace feliz la forma en la que me mira, está plasmado en toda su cara, al igual que en la polaroid que tengo guardada en mi billetera. Realmente somos muy malos en ocultar lo que sea que tenemos, menos mal ya dejamos de intentarlo.
—¿Lista?
Asiento— . ¿Quién va a estar allí?
—Solo los chicos con sus familias, no te preocupes demasiado que todos te van a adorar. Aunque no te puedo prometer que no van a hacer preguntas cuando nos vean llegar juntos.
Río— . Mírate, arriesgando tu reputación de soltero infinito por mi.
—Por ti lo vale. —murmura sonriente acercándose a besarme, todavía tengo mi cerebro inundado en hormonas cuando se separa— . Estás hermosa en ese vestido, por cierto.
Suelto una risita y me aseguro de dejar un beso corto en su mandíbula antes de separarme por completo. Es demasiado satisfactorio ser la persona que le causa reacciones tan grandes con gestos tan pequeños.
