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Ya había pasado una semana desde mi entrenamiento , pero aún así Brimstone no me había enviado a ninguna misión. Por mi eso estaba bien, después de todo no quería involucrarme demasiado.

—Hey mate— entró Pheonix saludándome. Yo me encontraba en la sala de estar sentada en el sofá en frente de la televisión.

—Hola— lo saludé sonriéndole.— ¿Vienes llegando?

—Así es— dijo y se lanzó al sofá, tiró su cabeza hacia atrás y suspiro.— Estuvo agotadora. Lo bueno es que pude conocer un nuevo lugar.

—¿Si?— pregunté interesada. El asintió.

—Resulta que Harbor y Astra dieron con un lugar al que Brim le llama Lotus. Bastante primaveral.— dijo fijando su vista en la televisión. Estaba viendo una película.— Esta parte es buenísima.— comentó. Asentí en silencio.— ¿que tal este lugar?— preguntó de repente.— ¿Te gusta?

—Podría decirse que sí, no está mal— respondí.— Pero extraño mi hogar.— le sinceré.

—Paciencia lucesita— dijo sonriéndome.— Brim siempre nos da vacaciones, personalmente me encargo de recordarle esas fechas importantes — dijo guiñándome un ojo y reí.— Es importantísimo descansar.

—Es cierto— le di la razón.

—Además, de todas maneras confío en que has hecho buenas migas acá — siguió conversandome.

—Si, la verdad es que las chicas son simpáticas, y Chamber es bastante atento— le respondí. De un momento a otro se puso un poco serio y pensativo.

— ¿Puedo aconsejarte algo?— preguntó acercándose un poco. Yo asentí un poco sorprendida por su cambio repentino.— Ten cuidado con él, es algo raro y la verdad nunca es algo bueno que el se interese en algo o en alguien.

—Aaah aquí estabas preciosa— escuché su característico acento francés. Cambié mi vista de inmediato hacia atrás en dónde se encontraba la entrada por dónde iba pasando Chamber. Le sonreí.

—Adiós Light— se despidió de inmediato Pheonix.— Nos vemos.

Salió sin saludar o despedirse de Chamber, pero a este último no pareció importarle.

—¿Para qué me necesitabas?— le pregunté sonriendo.

—Quería saber si te gustaría acompañarme a caminar un rato por la playa— propuso apoyándose en el respaldo del sofá con sus manos.— Me pareció que el día estaba perfecto para eso— dijo y me guiñó uno de sus ojos.

—Me parece una buena idea— le respondí. Apagué el televisor y me levanté del sofá. Juntos comenzamos a caminar hasta el ascensor. Mi estómago se sentía extraño como si estuviera acalambrado. Estaba un poco nerviosa y no entendía mucho el porqué.

Llegamos a la playa y bajamos del ascensor, de inmediato nos dirigimos a la orilla del mar para poder caminar.

—Al fin— expresó Chamber después de exhalar el aire de sus pulmones. Lo quedé mirando, observando como las esquinas de sus ojos se arrugaban un poco por que le molestaba la luz directa del sol. Al parecer sintió que lo estaba mirando y volteó su vista hacia mi. Nuestros ojos conectaron pero esa conexión se cortó en cuanto sentí mis mejillas sonrojadas ya que volteé hacia otro lado.— No había notado tus pecas en tus mejillas— comentó.— Me encanta como se te ven.— dijo y sentí como su mirada se posaba en ni, esperando quizás, que volteara a verlo también.

—Gracias—le respondí con mi vista en la arena. Dejé de caminar en cuanto sentí que él no avanzaba, volteé a verlo. Estaba parado mirándome con sus manos en los bolsillos del pantalón. Comenzó a avanzar hasta en dónde estaba yo, me quedé quieta observando como se acercaba y mi corazón no dejaba de palpitar. Una vez estuvo al frente de mi, miré hacia arriba encontrándome con su rostro mirando el mío. Sus ojos conectaron con los míos, o al menos yo sentí eso porque por alguna razón no podía dejar de verlos. Sus ojos recorrieron mi rostro y luego volvieron a mirar mis ojos, él sonrió y dió un paso atrás.

Amour (Chamber y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora