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Estuve un par de horas en mi habitación , hasta que el hambre me ganó y tuve que salir de ella.

Iba llegando al comedor cuando sentí que alguien me tomó de la mano, volteé de inmediato , era Chamber.

—Sígueme, por favor— pidió haciendo la seña del silencio.

Lo seguí hasta llegar a la terraza, sitio el cual de alguna manera se había vuelto especial para mi.

Ahí había una mesa con dos sillas, la comida servida y un vino.

Corrió la silla para mi y esperó a que me sentara para luego él sentarse en la silla que estaba a mi lado.

—Espero que lo disfrutes— dijo sonriéndome. Iba a hablar pero apenas logré emitir un sonido él habló— Ya sé que esto no cambiará tu decisión — dijo e hizo una pequeña pausa.— Pero me gustaría aprovechar este día para pasar tiempo contigo, mon amour.

Gracias— le respondí con una sonrisa, tomé su mano y miré toda la comida que había en la mesa.— Se ve delicioso.

Me sonrió y abrió la botella de vino, luego lo sirvió en las dos copas que habían.

Volvió a tomar mi mano y la acercó a sus labios, depositó un beso en el dorso y luego me miró a los ojos.

—Quiero decirte que te comprendo completamente, que te amo— dijo y mi corazón se paralizó por unos segundos y sentía que mi estómago estallaría por todas las mariposas que estaban revoloteando dentro.— y que te recordaré toda mi vida Mariah, eres y siempre serás alguien importante para mi, la única digna de ser llamada el amor de mi vida.—Sentí mis ojos cristalizarse pero no quería llorar.— Me imaginaba un final distinto para los dos mon amour, pero así como la vida nos unió, hoy nos volverá a separar, pero yo confío que llegará el día que nos volveremos a reencontrar y cuando ese momento llegue todo lo que sea mío será tuyo , incluyendo mi corazón, mi alma y mi voluntad.— Terminó de hablar y volvió a besar mi mano.— Salud por nosotros— dijo y levantó su copa de vino, levanté la mía y chocamos las copas.

Mi corazón seguía conmocionado, lo iba a extrañar un montón.

Comenzamos a comer entre risas e historias de vida, supe más de el y de como era cuando era un niño, su color favorito era el azul marino y queriendo coquetearme agregó que también el color de mis ojos. Reímos y tonteamos. Por primera vez en bastante tiempo estábamos disfrutando de la compañía del otro, sin pensar en todos los problemas que existían en nuestras vidas.

Una vez terminamos de comer, ofreció su mano y la tomé.

— Quiero llevarte a un lugar— dijo con una sonrisa en sus labios.

Juntos caminamos hasta el ascensor para bajar hacia la playa, en todo momento iba en silencio pero se le notaba que estaba emocionado por mostrarme algo.

—¿Que piensas haces cuando vuelvas a casa?— preguntó cuando comenzamos a caminar por la orilla del mar. Tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos. Le sonreí.

—Me gustaría seguir los pasos de mi padre, y sino me gustaría estudiar, a lo mejor literatura— respondí.

— Lo que decidas hacer, sé que lo harás bien— dijo y miró hacia delante.

—Gracias— respondí, no me di cuenta que me había quedado observando su perfil, hasta que sonrió arrugando las esquinas de sus ojos. Mi corazón dió un vuelco, nunca había sido tan consciente de lo mucho que me gustaba verlo sonreír.

— ¿Porqué me miras de esa manera?— preguntó —¿Vas a extrañarme?— preguntó un poco en serio y un poco en broma.

—Pero que pregunta es esa— respondí.— Te voy a extrañar como no tienes idea. Te observo porque me gustas.— dije y noté un sonrojo en sus mejillas a pesar de que ya estaba oscureciendo un poco. Bajó la mirada brevemente y volteó a verme.

—Tu me encantas— dijo provocando una sonrisa en mi rostro y millones de mariposas en mi estómago.— Por aquí — dijo adentrándonos por el bosque de la isla, unos minutos más de caminata y habíamos llegado a un sitio que parecía mágico, una cascada caía majestuosa hacia un lago cristalino que comenzaba a verse azul por la eminente llegada de la noche.—¿Te gusta?— preguntó sonriéndome. Asentí en silencio, agradeciéndole por estos recuerdos que estaba creando para ambos.

—Metámonos al agua— sugerí.

—Pero el agua está helada— replicó. Yo le sonreí y levanté los hombros dando a entender que me daba igual. Me quité la ropa quedando sólo en ropa interior y de apoco comencé a introducir mi cuerpo al agua. Nadé un poco y me volteé para verlo, estaba ahí parado, con sus manos en los bolsillos , observándome con una sonrisa. Le sonreí de vuelta.

—Ven— lo llamé. El pareció pensarlo un poco y luego comenzó a desabotonar su camisa mientras avanzaba , fijó sus ojos en los míos mientras sus dedos iban sacando los botones de apoco, no logré soportar la tensión y con la cara ardiendo voltee a ver hacia otro lado. Agradecí el hecho de que ya estaba oscureciendo.

Lo sentí entrar en el agua y no me volteé hasta que lo sentí cerca. Le sonreí y el me atrajo por la cintura.

—Eres bellísima — susurró. Amplíe mi sonrisa mientras sentía miles de mariposas en el estómago.

Con una de sus manos comenzó a acariciar mi mejilla y cuello, las sensaciones no hacían más que aumentar y pronto mis mejillas enrojecieron. Besó mi otra mejilla y yo lo tomé del rostro para besarlo en los labios.

Era un beso delicado y el hecho de que estuviésemos besándonos en el agua en medio de la oscuridad hacía que para mi ese momento fuese aún más especial.

Puso sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él, pude sentir de mejor manera su calor corporal que contrastaba bastante con la temperatura del agua. El beso comenzó a intensificarse de apoco y el aire comenzó a sentirse aún más caluroso. Entre medio del beso ambos jadeamos y di un pequeño brinco para rodear su cintura con mis piernas. El me sostuvo con una mano mientras que con la otra acariciaba mi muslo. Subió su mano hasta mi mandíbula e hizo que pusiera mi cabeza de costado, comenzó a besar mi cuello lentamente y yo sentía que comenzaba a desfallecer. Quitó su mano de mi mandíbula y la bajó hasta mi ropa interior, dándose paso entre ella con sus dedos. Gemí al sentir su movimiento en mi entrepierna. A pesar de la temperatura del agua yo no sentía frío y al parecer el tampoco.

Amour (Chamber y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora