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Estaba cansada y bastante ebria, así que decidí ir a dormir. Me despedí de las chicas y salí del salón.

Iba tarareando una de las canciones que pusieron.

No sé si fue porque estaba ebria pero no me di cuenta cuando llegué a la puerta de mi habitación.

—Hey, espera— escuché como decían arrastrando las palabras. Volteé a ver, Chamber.— Te estaba esperando mon amour.— Dijo mientras avanzaba hacia mi. Sus mejillas estaban rojas, su corbata floja y los primeros botones estaban desabrochados.

—Vete a dormir— le pedí una vez estuvo frente a mi. Con una de sus manos acarició mi mejilla mientras sus ojos inspeccionaban mi rostro. Cerré mis ojos instintivamente, disfrutando su tacto.

—Te extraño, Mariah— susurró. El corazón se me apretó. Estaba tan cerca que podía oler su perfume y hasta sentir un poco su calor corporal.— Perdóname — dijo con la voz quebrada.— No soporto sentir que te he perdido.— sus ojos comenzaron a cristalizarse al igual que los míos.— Te quiero, es en serio, por favor créeme— dijo sosteniendo mi rostros con sus manos. Una lágrima rodó por mi mejilla y terminó en su palma. Acercó su rostro al mío y no me alejé. Yo también lo extrañaba, aunque seguía demasiado molesta con él, no fui capaz de alejarme. Nuestros labios hicieron contacto y sentí como mi cuerpo se volvía más liviano, como si de inmediato se fuera un peso de encima. Me permití disfrutar nuestro beso, el bajó sus manos a mi cintura y me acercó aún más a él.

Nuestros labios no podían encajar más de lo que ya lo hacían, y en cada mini separación de nuestras bocas tomábamos una bocanada de aire, pronto un beso ya no fue suficiente y sin separarnos entramos a mi habitación.

Me apretó más hacia él y pude sentirlo a él , soltó un suspiro en mis labios y mi estómago mariposeaba. Me separé de sus labios y con mis manos tomé su rostro, sus ojos estaban un poco hinchados pero miraban los míos que asumo también lo estaban. Me abrazó y enterró su cara en mi cuello.

— Te extrañaba mucho— dijo contra mi piel. No respondí nada, pero lo abracé. Se separó un poco y corrió mi cabello hacia un costado, depositó un beso en mi cuello y sentí una electricidad recorrer mi cuerpo.

Dejó un rastro de besos desde mi cuello hasta mi mandíbula, luego observó mis ojos y luego mis labios, esta vez fui yo quien se lanzó a besarlo.

Nuestro beso se volvía cada vez más apasionado, expresándonos lo mucho que nos extrañábamos, poco a poco dejé de pensar en mi molestia con el y me dejé llevar aún más por la situación.Sus manos comenzaron a deslizarse con delicadeza por mi cuerpo.

Comencé a desabrochar su camisa y quité su corbata también, pasé mi mano por su abdomen y me separé de su boca para poder admirarlo. Con una de sus manos acunó mi rostro y con su pulgar acarició mi mejilla suavemente, luego con el mismo dedo acarició mis labios , tirando un poco de mi labio posterior. Subí mi mirada a sus ojos y pude sentir aquella tensión que nos guardábamos para nosotros mismos.

Volvió a acercarse a mis labios iniciando otro beso tan o incluso más apasionado que el anterior. Sentí su mano deslizarse por mi espalda y luego mi vestido ya no se sentía tan ceñido a mi cuerpo. Los tirantes del vestido cayeron por mis hombros y yo ayudé a que este bajara hasta mis caderas, dejándome completamente expuesta ante el.

Observó mis pechos y con una de sus manos acarició uno de ellos, presionando un poco el pezón , solté un pequeño quejido y me acercó a él como si pudiese estar aún más pegada a el de lo que ya estaba y besó con intensidad mis labios. Dejó un recorrido de besos por mi cuello hasta mi clavícula y su mano que aún permanecía en mi pecho bajó hasta mi glúteo agarrando con fuerza lo que me hizo jadear en medio del beso. Entre besos me dirigió hasta la cama en dónde hizo que me sentara y luego recostara. Abrió mis piernas y comenzó a hacer un camino de besos desde mi rodilla hasta el interior de mi entrepierna, yo mantenía mis ojos cerrados disfrutando de su tacto y de las sensaciones que estaba produciendo en mi. Con su nariz rozó mi ropa interior y di un pequeño sobresalto. Rió bajo, pero por la excitación del momento su risa sonó ronca lo que me estremeció. Con uno de sus dedos corrió mi braga y se hundió de lleno en mi. Como si estuviese deleitándose. Gemidos incontrolables salían de mi boca, mis manos hicieron puño el cobertor de la cama y el separó aún más mis piernas. Cuando se cansó de estar ahí abajo subió hasta mi boca y volvió a besarla. Me senté en la cama y el se paró en frente de mi, con mis manos desabroché su cinturón y pantalón. Subí mi mirada para observar su rostro, y no sé si era porque ambos estábamos ebrios pero el momento no se podía sentir más perfecto. Me sonrió de lado y sentí mis mejillas enrojecer. Froté por encima de su pantalón sintiendo como estaba de duro, con una de mis manos lo saqué del bóxer y comencé antes de comenzar a masajear humedecí la palma de mi mano. Escuchar sus gemidos era un deleite para mis oídos y podía sentir como eso me humedecía aún más. Con suavidad quitó mi mano y me recostó en la cama, me quité lo que me quedaba de ropa y el se quitó los pantalones. Se posicionó entre mis piernas y con su mano sostuvo su miembro colocando la punta en mi entrada.

— ¿Estás segura de esto?— me preguntó mirando mis ojos. Tomé su rostro con mis manos y le besé dándole a entender que estaba más que segura de esto. Comenzó a empujar y sentí como me llenaba por dentro, solté un gemido y al igual que él cuando llegó hasta el fondo. Descansó su cabeza en mi hombro unos segundos y luego depositó un beso en el. Comenzó a hacer un vaivén de caderas que me estaba volviendo loca, al menos yo sentía eso.

Me sentía tan conectada a el , podía sentir como me enamoraba más de él. En algún momento mi pecho se sentía inflado por mi corazón que se sentía cada vez mas grande cuando miraba sus ojos. Sentí que al fin estaba siendo suya y el estaba siendo mío. El no dejaba de besar mi rostro y cuello. Una vez ambos terminamos se recostó a mi lado y tomó una de mis manos , se la llevó a sus labios y besó la palma de ella.

— Te amo— soltó en un suspiro. No supe responderle con palabras, lo besé en los labios tratando de demostrar que era recíproco, que yo también le amaba. Corrió un mechón de cabello de mi rostro y me sonrió.

Después de mucho tiempo lo que para mi pareció una eternidad, dejé de sentir esta opresión en el pecho, me di cuanta de lo mucho que me hizo falta. Me sentía completa y deseé que este momento nunca de acabase.

Amour (Chamber y tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora