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Hyun Joong había tratado de acercarse a YoonJae para pedirle una sincera disculpa por lo ocurrido en aquel cuarto hace varios días atrás, por querer darle una lección al chico para que se le bajaran los humos por ser tan altanero y grosero, la pequeña broma se le había salido de las manos, ahora YoonJae ni le hablaba y mucho menos lo tomaba en cuenta en las decisiones que debían tomarse en la compañía. Cuando quería aportarle su opinión, el joven simplemente lo excluía o lo ignoraba como si su opinión no valiera nada.

Y aunque tuviera el mismo poder que él, el Señorito Heo le sacaba encara diciéndole que era el segundo accionista en la compañía como su madre, donde su opinión debía ser revisada y verificada por la accionista mayoritaria, o sea su abuela, dándole a entender que su opinión no era necesaria y que salía sobrando.

Ya que el chico en dos días no tardó en buscarle un reemplazo, encontrándolo en un joven risueño y eficiente que se desenvolvía muy bien en su trabajo.

Ese día había llorado como nunca antes lo había hecho cuando encontró en su puesto a otro joven, y que había sido despedido. Aquello le había dolido en lo profundo de su alma, no porque había sido despedido por razones justificables, sino porque ya no podría estar cerca de YoonJae para observarlo.

De cierta forma su presencia le inquietaba, y le provocaba una calidez que no podía describir con palabras.

Y con ello le sirvió para darse cuenta que se había pasado con el chico, y que este no quería tenerlo cerca.

El señorito Heo era de armas tomar.

Tan distinto a su pequeño Young Saeng.

Había reunido el valor suficiente para pedirle una sincera disculpa por lo ocurrido, pero el chico le había dejado bien en claro que lo sucedido fue un beso insignificante y sin importancia, y que su despido ya estaba programado con anticipación porque no era un empleado eficiente, suficientes razones para un despido, y que mejor trabajara al lado de su madre porque ella lo necesitaba más que él.

La forma en que soltó las palabras con determinante decisión y desenvolvimiento, le había provocado un escalofrío raro que le recorrió todo el cuerpo como si presintiera que algo malo estaba a punto de ocurrir.

Y por un instante vio al señorito Heo como un hoyo negro, impredecible, inalcanzable y difícil de discernir. Alguien que oculta muchos secretos.

Esa mirada turbia con la que siempre se topaba, hacía florecer sus más oscuros secretos en remordimientos. Cada vez que veía a YoonJae no podía dejar de pensar en Young Saeng y en todo lo que le hizo sufrir por culpa de terceras personas que se metieron en su relación y matrimonio. Si no hubiera sido tan idiota y descuidado, no se hubiera dejado manipular por esa arpía venenosa que tenía por novia.

Nunca creyó que Jung SoMin le mostraría su verdadera cara cuando hicieron oficial su relación, y cuando su padre le dijo sobre el matrimonio arreglado con Young Saeng, todo se hizo aún más complicado. Jung SoMin no quería dejarlo ir, porque aseguraba que no podía dejarla plantada y como novia de circo por un chiquillo insignificante que no valía ni medio centavo. La muy bruja se había enterado que Young Saeng era adoptado y por lo tanto no podía casarse con su hermano adoptivo, eso estaba fuera de la decencia y lo moral.

Y que si se casaba con ese chiquillo recogido de la calle, le haría la vida de cuadritos para deshacerse de él.

Jung SoMin le restregaba constantemente en la cara que si no se deshacía del chiquillo ese, lo haría a su manera, y con decir a su manera se refería a hacerlo desaparecer ya que con dinero todo se puede hacer. Obviamente ella tenía una buena posición económica como para hacer temblar hasta el mismísimo infierno.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora