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— Mami, mami, mami — Entró a la casa un eufórico y emocionado Jimin, mientras daba saltitos de felicidad.

— Mi amor, ¿no hagas tanta bulla, si? Tu mami esta descansando. — Le dijo Hyun Joong a su pequeño sin ninguna intención de regañarlo, Jimin dejó de dar saltitos para prestarle atención.

— Mami, ¿está enfelmito?

— Algo así bebé… — Le respondió a su pequeño hijo, mientras le quitaba su mochilita que cargaba en la espalda, y en su mente pensaba: "Yo lo enfermé". — ¿Hiciste amiguitos, hoy? ¿Se portaron muy bien contigo? ¿No te pegaron o te hicieron algo, verdad?

Su preocupación por el bienestar de su pequeño hijo salió a flote, como lo había inscrito en el kinder para que socializara con otros niños de su misma edad, es muy posible que no lo hayan aceptado porque Jimin había crecido en un ambiente muy diferente al de los otros niños, lejos de la cultura coreana y tradiciones, y no iba a permitir que nadie lo intimidara o lo lastimara por ser diferente, mitad extranjero.

El pequeño doncel negó con la cabeza, antes de responderle: — No, papito~

Los ojos de Hyun Joong se humedecieron al haber escuchado esa bonita palabra mágica que en verdad le alegraron y emocionaron, se oía muy bonito de los labios del pequeño doncel. Había esperado por mucho para oír aquella palabra bonita, y ahora que pudo oírla aún no podía creerlo.

— ¿Como me llamaste?

— Cuando salí del plescolal, los papitos y mamitas de los demás niños se daban beshitos en la boquita… Si señol Hyun le da beshitos a mami, es polque es mi papi. — Hyun Joong sonrió con ternura al oírlo, en su inocencia su precioso hijo sabía captar muy bien los escenarios.

— Ven aquí, cosita preciosa — Después de secarse las lágrimas, le comenzó a llenar de besos por toda su hermosa carita y barriguita a su pequeño bebé, mientras oía sus risitas de felicidad por el ataque de besos. — Vamos bebé, hay que lavarte la carita y las manos porque están sucias por los marcadores y crayones — Llevándolo hasta el fregadero, le lavó la carita y las manos a su pequeño hijo. Quien sabe que habrá hecho en el preescolar, pero la carita y manitos de su pequeño bebé, estaban manchados de diferentes colores de marcadores y crayones. Hasta pegamento había en su hermosa carita.

Cuando terminó de hacerle su respectivo aseo, lo sentó en la mesa para que almorzara. Le sirvió lo que había cocinado, y cuando vio que el pequeño doncel comenzó a comer, lo dejó sólo un momento en el comedor para despertar a su bello esposo.

Al entrar a la habitación de Young Saeng, lo encontró profundamente dormido boca abajo mientras una sábana blanca cubría una parte de su escultural cuerpo desnudo.

Se sentó a su lado, y lo contempló dormir, se veía precioso con los ojitos cerrados, confirmandole que tenía un sueño tranquilo. Nada le perturbaba. Acercando su mano al rostro ajeno, le acaricio suavemente la mejilla.

Young Saeng se removió un poco con el contacto antes de despertar.

— ¿Mimi ya llegó del preescolar? — Le preguntó un adormilado Young Saeng.

— Si, mi amor.

— Y el mandil, ¿porque? — Le señaló Young Saeng, al notar que su guapo esposo llevaba puesto un mandil alrededor de su cuerpo.

— Ah, pues, quise cocinar.

— ¿Cocinaste?

— Si.

— ¿Y que cocinaste?

— Eso lo sabrás, una vez que te levantes.

— Que malo, ya no te quiero. — Le sacó la lengua en un gesto infantil.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora