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Se puso a revisar las cuentas de unos préstamos bancarios con una calculadora.

— Aún no les puedo cobrar a la familia Jung, tienen que deberme más de lo que cuesta su imperio. — Miró el resultado que reveló la pantalla de la calculadora, la cifra era enorme, pero sabía perfectamente que aún no podía cobrarle el adeudo a esa familia. — Tengo que lograr que firmen mas préstamos bancarios hasta lograr que ellos mismos tengan la necesidad de hipotecar sus empresas, y yo poder comprarlas… ¡Los tengo que dejar en la calle! — Soltó con firme decisión.

Se puso de pie, y caminó rodeando su escritorio hasta llegar frente a un cuadro que ocultaba una caja fuerte, retiró el cuadro de la pared para poder guardar los documentos bancarios.

Una vez asegurado los documentos bancarios, regresó a su lugar.

— Tengo que lograr sacar a esa mujer de donde sea que esté escondida… Y por supuesto que lo va a hacer, cuando se vea en la completa ruina. — Sonrió con confianza, sabiendo como está la situación económica de esa familia.

Mientras tanto, en otro lugar, específicamente en la cuidad del amor y los enamorados, Jung SoMin acababa de encontrar a su marido revolcándose con otra mujer en un hotel.

— Maldito desgraciado, ¡¿como pudiste hacerme esto a mi?! — Gritó enfadada la fémina mientras armaba un tremendo escándalo dentro del cuarto de hotel, tirando las cosas al piso y golpeando a la amante de su marido a pesar de su estado delicado. — Maldito, mil veces maldito, ¿como pudiste hacerme esto a mí y a tu hijo? — Apuntó a su enorme vientre abultado de ocho meses.

— ¡Ya calmate! — Lee MinHo agarró de la cintura a su mujer para que no siguiera golpeando a su amante. — Calmate, vas a lastimar a nuestro bebé si te pones así… ¡Ya calmate! — Le gritó a su esposa al notar que ésta estaba tratando de zafarse de su agarre para seguir golpeando a la mujer inglesa.

— ¡¿Como pudiste engañarme con esa maldita zorra?! Yo te di todo de mí, MinHo — Reclamaba Jung SoMin entre lágrimas, mientras se dejaba caer de rodillas al piso. — ¿Que me faltó para que tu me engañaras? El que no haya querido tener sexo contigo, no significa que no te ame… ¡Estoy embarazada!

— Eso lo sé, pero nosotros los hombres también tenemos necesidades… Y cuando su mujer no está disponible, nosotros los hombres salimos a buscar lo que no hay en casa. — Respondió como sin nada, mientras se vestía. — ¿Y ya deja de llorar? — Le regañó a su mujer, al verla llorando en el piso. — Te veo después cariño — Le dio un corto beso en los labios a su amante delante de su esposa. La mujer sólo sonrió complacida por la preferencia.

— ¡Descarado! Mal hombre… ¡Te odio!

— Vámonos — Cargó a su esposa en brazos para salir del lugar, y aunque ella estuviera haciendo un escándalo para que la soltara, jamás lo hizo.









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— Señorito Heo, tiene una llamada por la línea 1 — Le informó su asistente por el pequeño aparato de comunicación.

— Gracias… Ahora atiendo la llamada. — Respondió Young Saeng, tomando el teléfono con su mano diestra y lo llevó a la altura de su oreja para contestar la llamada. — ¿Como? ¿Como pudo suceder algo así? ¿Un contenedor de alimentos fue robado? — Se exaltó al escuchar la desagradable noticia. — ¿Ya dieron parte a las autoridades? Ese contenedor debe aparecer, sino como le explicaremos al dueño que ya pagó por adelantado para abastecer su supermercado… ¿Reembolso? ¡Esa no es la solución! ¿Saben que? Ahora mismo voy para allá. — Cortó la llamada antes que el otro sujeto siguiera dándole excusas baratas por el hurto de un contenedor de alimentos.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora