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El rico olor de un estofado de kimchi hicieron despertar a Hyun Joong de su profundo sueño, su estómago rugió por el hambre y la boca se le hizo agua.

Se sentó sobre la cama para estirar su cuerpo entumecido, y cuando quiso apoyar las manos sobre sus rodillas, el dolor horrible que sintió después le hizo gruñir y recordar que sus ambas manos estaban lastimadas a causa de su exabrupto descuidado de anoche.

— ¿Ya te sientes bien? — Young Saeng ingresó a la habitación, sosteniendo en sus manos una charola de plata con varios platos de comida y juguitos.

Dejando la charola de plata sobre las piernas de Hyun Joong, se sentó en la cama frente a él. Hyun Joong le miró confundido por su imprevisible generosidad e inesperada pregunta. Tantas atenciones, le decían que no era para nada bueno. Ese comportamiento en el bonito doncel no era muy normal en él, cuando sabía perfectamente que el chico no le toleraba para nada.

Tenía el pequeño presentimiento de que el bonito doncel estaba haciendo el enorme esfuerzo de aceptarlo, podría decirse que se trataba de una tregua momentánea y pacífica, donde ambos no podían faltarse el respeto y mucho menos pelearse. Ya que si incumplían esas simples reglas, daba por hecho que el bonito doncel de mejillas grandes y esponjosas, cumpliría su más grande anhelo de lanzarlo de un edifico de 100 pisos para que muriera como una rata.

Intuía que quería hacerle eso.

Tanta generosidad no era bueno.

— En la mañana tenías un poco de calentura, así que me retiré de la habitación sin hacer ruido sólo para dejarte descansar. — Mencionó el precioso doncel tocando la frente de Hyun Joong y la suya para medir si tenían la misma temperatura corporal. — Parece que ya bajó la fiebre… — Suspiró más aliviado mientras sonreía de una forma muy tierna y dulce que puso bastante inquieto a Hyun Joong.

— ¿Porque lo haces? — Le cuestionó, y no obtuvo respuesta, el doncel frente a él sólo lo observaba en silencio. — Tu actitud me confunde mucho… Por ratos te veo como mi tierno esposo, atento y cariñoso… Y por ratos te veo como otra persona, ¿eres un enigma para mi? — Dejó salir su frustración.

— Solo piensa que es una casualidad y ya — Respondió Young Saeng, obteniendo una mirada intranquila de Hyun Joong. — Hay personas en este mundo que se parecen, y ni siquiera son familiares… Casualidades de la vida. — Soltó con fingida sorpresa.

— Tienes razón… ¿Como un muerto podría revivir? — Se burló de su propio error. — Si yo hubiera ido a recogerlo, no hubiera muerto por su propia mano. — Susurró en voz baja, sin embargo Young Saeng logró escucharlo.

— ¿Y como murió su esposo? — Decidió indagar, y Hyun Joong le miró con un semblante triste y dolido. — Perdón… No quise incomodarte con mi pregunta. — Young Saeng se apresuró en pedir disculpas al notar que a Hyun Joong le dolía al haber perdido a su esposo.

— ¿Tu cocinaste esto? — Preguntó Hyun Joong, saboreando el estofado de kimchi que el doncel había traído para él. Young Saeng le miró y asintió. — Está delicioso… E-es su misma sazón — Unas lágrimas de arrepentimiento y culpa cayeron por sus mejillas al recordar la sazón culinaria de Young Saeng en las manos del bonito chico que tenía en frente suyo. Young Saeng siempre cocinaba para él, siempre lo sorprendía con algún postre nuevo o platillo hecho con sus propias manitos para agradarle aunque terminara con algunas quemaduras, y nunca supo valorar su esfuerzo. Todo lo que Young Saeng preparaba con sus propias manos terminaba en el tacho de basura. Y aunque sabía perfectamente que cocinaba como un chef de 10 estrellas, prefería comer en restaurantes caros.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora