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Tan pronto como llegó allí, ya quería irse. Reconocía el lugar al que su inteligentísimo esposo lo había llevado.

¡¿Que astuto le salió el hombre?!

Ya no le quedaba ninguna duda de que Hyun Joong a como dé lugar quería exponerlo, y más aún cuando lo veía tan decidido de revelar su verdadera identidad. Y la pregunta era: ¡¿Porque?! Cuando antes lo consideraba como un estorbo en su vida; lo ignoraba, lo humillaba, lo despreciaba y le mostraba su indiferencia con cada segundo que pasaba por ser tan sólo su esposo.

No le hacía caso y mucho menos le prestaba atención, era un completo extraño para él. Y a él sólo le tocaba quedarse quieto como estatua para que no notara su presencia, ni matrimonio podrían decir que era porque ni siquiera compartían la misma habitación. Dormían en habitaciones separadas, Hyun Joong tenía la matrimonial y él el de los huéspedes, a veces era la visita en su propia casa y otras veces la sirvienta. Y si no fuera por la alianza que llevaba puesto en su dedo anular izquierdo, ni recordaba que estaba casado.

Hubo en varias ocasiones que se lo quitó, para pasar desapercibido entre la gente y evitar que lo señalaran de cuán triste era su vida, en ese tiempo era mucho más delgado que ahora, se le notaban las costillas y clavículas, por eso optaba por usar ropa más grande y holgada para evitar la mirada lastimera de la gente que lo contemplaban con pena, tenía anemia y desnutrición, no comía a sus horas por estar haciendo otras actividades a escondidas de Hyun Joong y cuando este lo descubrió, en vez de apoyarlo le dijo duramente que debía de ocupar su tiempo en hacer algo productivo y no en cosas vanas que sólo lo hacían perder el tiempo.

Para Hyun Joong todo lo que hacía era una pérdida de tiempo, nunca eran vistos con buenos ojos su buena voluntad de salir adelante, así sean buenas o malas siempre recibía una crítica negativa de su parte. Como cuando sucedió en aquella vez que lo descubrió preparando postres y chocolates para vender, ese día tuvieron una fuerte discusión porque Hyun Joong se negaba a dejarlo salir, afirmándole que el yerno del presidente de la compañía más importante del país no debía de andar por allí como un mendigo y avergonzando a su suegro.

¡Claro! Él decía eso porque tenía el puesto asegurado en la compañía de su padre, mientras él tenía que costear su propio alimento para subsistir, y si le quedaba algo de dinero podría comprarse ropa y zapatos.

Obviamente Hyun Joong nunca se hizo cargo de él, y si lo hacía, era sólo para reprocharle de cuán interesado era. Por ese motivo nunca se atrevió a utilizar los fondos matrimoniales que le dio el padre de Hyun Joong, para que este no tenga motivos de hablar mal de él.

Soltó un suspiro con indignación al recordar todo ello, aún era demasiado doloroso recordar todo lo que vivió al lado del hombre que tenía a lado suyo.

— ¿Nervioso? — Le preguntó Hyun Joong.

— ¿Porque lo estaría?

— No sé, dime tú… Te noto bastante inquieto e incómodo por estar aquí, ¿acaso ya recordaste quien vive aquí? — Estaba intentando hacer caer al bonito chico con trampitas meticulosas para dar por hecho su doble identidad, Young Saeng al notarlo sólo torció la boca en una mueca incómoda.

— ¿Como voy a recordar un lugar que jamás conocí en mi vida? Es absurdo.

Tras unos golpecillos en la puerta dados por Hyun Joong, esta fue abierta después de varios minutos por una mujer bastante mayor, quien al contemplar de quien se trataba sus labios se ensancharon en una sonrisa encantadora, pero al girar su rostro hacia el lado derecho casi se desmaya de la impresión al contemplar a un joven idéntico a Young Saeng parado en su puerta que cargaba en sus brazos a un pequeño angelito que se había quedado dormido encima de él, y si no hubiese sido por Hyun Joong que reaccionó enseguida, hubiera caído de lleno al piso lastimándose contra esta.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora