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Cuando el doncel llegó a su oficina esa mañana del día siguiente, no pudo evitar gruñir de coraje al encontrar en su escritorio un hermoso arreglo floral.

Que aunque le pareciera lindo, no estaba para recibir flores de nadie.

— ¡¿Quien dejó su porquería aquí?!

Fueron las palabras que salieron de la boca del doncel con auténtico enojo y desprecio, y Hyun Joong quien se encontraba oculto debajo del escritorio sintió que su corazón se rompió en mil pedazos después de escuchar los alaridos carentes de humanidad que brotaron de la boca del doncel.

Había pensado en sorprender al precioso chico con un bonito detalle por haberle aceptado el almuerzo el día de ayer, pero nunca se le cruzó por la mente que YoonJae rechazaría el bonito gesto sin mirar quien lo había enviado.

El asistente se acercó a Young Saeng al verlo enojado y vociferando con rabia por unas flores bonitas que había recibido de algún admirador. Quizás para muchos era un bonito gesto que un doncel recibiera flores, sin embargo para YoonJae no era así. Pues este se veía como un can rabioso a punto de atacar a quien se le pusiera en frente.

— Señorito Heo, ¿no quiere saber quién le envió estas flores? — Dijo el chico agarrando una tarjetita que había encontrado en el adorno floral.

— No… No quiero saber quién es el dueño de éstas porquerías porque no me interesa, sólo échalas a la basura. — Con la orden que dio, sorprendió al chico que trabajaba para él.

— ¿Joven? — Con un noble gesto trató de disuadir al doncel para que recibiera el hermoso detalle de un hombre que había ocupado su tiempo en decorar el escritorio que le pertenecía a su jefe, pero el doncel le regaló una mirada turbia que demostraba su descontento.

— ¡¿No vas a tirarlas?! Bien… — Young Saeng agarró el teléfono que estaba sobre el escritorio para hacer una llamada, a lo que rápidamente fue atendido por una mujer mayor. — ¡Vengan a limpiar inmediatamente mi oficina! — Le ordenó con voz firme a la encargada de limpieza antes de colgar. Y cuando se dio la vuelta, le impartió una mirada inflexible a su asistente. — ¡Cuando doy una orden, me gusta ser obedecido! — Le regañó al chico.

— Perdóneme joven… No volverá a ocurrir. — Se disculpó con su jefe.

— Eso espero. — Dijo Young Saeng antes de retirarse de su oficina.

Cuando vio el campo despejado, Hyun Joong salió de su escondite con expresión triste y dolida, el chico al verlo sintió empatía por él ya que él daría lo que fuera por recibir un detalle así. Su jefe era un doncel muy afortunado por recibir un lindo obsequio y no sabía apreciarlo, Hyun Joong se había fijado en su jefe y no en él, y eso le dolía aún más.

— No se sienta mal — Le dio ánimos a Hyun Joong al verlo tan decaído y triste por el desplante. — Si usted se hubiera fijado en mí, ten por seguro que esas flores no irían a parar a un basurero, sino a mi casa. — Le habló sincero.

— Aprecio tu sinceridad — Sólo dijo eso mientras observaba con tristeza una caja de chocolates que no pudo ser entregado a su dueño. Se había levantado muy temprano para preparar los chocolates, pero YoonJae lo había rechazado y despreciado antes de habérselo presentado. — Tan diferente a Young Saeng… Porque si hubiera sido él, habría dado brincos de alegría por recibir flores y chocolates. — Una lágrima resbaló por su mejilla al recordar que a Young Saeng le encantaba las flores y los chocolates, sin embargo, nunca pudo obsequiarle uno cuando fue su esposo en vida.

Llevando una mano a su rostro, limpió la lágrima que había caído por su mejilla. Y girando sobre sus talones, miró al chico que lo observaba en silencio, y finalmente terminó por obsequiarle los chocolates.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora