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|Dos semanas después…

Hyun Joong contemplaba desde una de las ventanas de su habitación a su bello esposo corretear por todo el amplio jardín de la casa a la vez que era perseguido por un inquieto Jimin que intentaba atraparlo con sus pequeñas manitas. Ambos seres sonreían de una forma tan dulce y tierna, jamás los había visto así, tan felices y tan unidos. Esa escena era única y especial, Jimin soltaba pequeñas risitas escandalosas mientras recibía un ataque de besos y cosquillas por parte del bello doncel.

Sonrió como estúpido al ver que Young Saeng fue quien logró atrapar a Jimin y tumbarlo suavemente sobre el césped para luego propinarle una guerra de besos y cosquillas. El pequeño angelito se retorcía de la risa a más no poder.

Young Saeng era demasiado cariñoso y consentidor con Jimin, le daba de besos a su pequeño hijo por todo lado, sus mejillas gorditas eran su principal objetivo, quizás el bello chico no se encontraba bien psicológicamente y emocionalmente, sin embargo, cuando se trataba de su pequeño angelito cambiaba radicalmente de actitud, con Jimin salía ese lado noble y cariñoso que no lo demostraba con nadie más.

¿Quién iba a imaginarse que ese pequeñito sería su ángel de la guarda? Demoró unos días en entenderlo.

Si apartaban a Jimin de su lado, lo más seguro es que el bello doncel entraría en una crisis nerviosa. Jimin era como su medicina, su dosis del alma, por eso lo consentía y lo sobreprotegia mucho.

—Hyunnie, si algún día llegamos a tener bebecitos… Yo me encargaré de cuidarlos con mucho amor. Nuestra familia estará llena de amor, y sobre todo porque tendré un esposo amoroso y cariñoso que velará por nosotros. —Le dijo esa vez Young Saeng con una bonita sonrisa de hoyuelos mientras le acariciaba el rostro con cariño.

—Te fallé bebé, y ya no sé cómo recuperarte. —Limpió una lágrima que se había deslizado por su mejilla, al ver que ahora Young Saeng se estaba columpiando en los columpios con un Jimin entre sus piernas. — Ahora que tenemos un hijo, no quieres saber nada de mí… Y de esa hermosa familia que tanto añoraste. —Suspiró triste.

— Con su permiso Señor Kim, —dijo Luna entrando a su habitación, a lo que inmediatamente se dio la vuelta para verla. — El señor Lee ya está aquí. — La fémina se hizo a un lado dejando pasar al hombre que justo deseaba ver.

Se había comunicado con él esta mañana después de haberse levantado de la cama, no era nada más que el abogado de Young Saeng, el que estaba tramitando su divorcio.

Su aún esposo hace unos días atrás le había mencionado que los papeles de divorcio ya estaban en trámite, sólo faltaba su firma para quedar oficialmente divorciados. Así que no dudó en comunicarse con él unos días después. El menor ya tenía los pies por delante, cuando él apenas estaba empezando a caminar.

— Si claro, pase.

Después de haber informado, Luna se retiró de la habitación no sin antes de dar una sutil reverencia a las dos hombres dentro de la habitación.

— Por favor, tome asiento — Hyun Joong le ofreció un sofá que tenía dentro de su habitación, a lo que el abogado no dudó ni un segundo en tomar asiento. — Bien, quiero ver esos papeles de divorcio… Quiero saber que está pidiendo mi aún esposo para recuperar su libertad. — Dijo decidido.

— El joven Heo no pide nada — Le respondió el abogado Lee, sacando de su maletin los papeles de divorcio para entregárselos a Hyun Joong.

Hyun Joong los tomó enseguida, comenzando a revisarlos minuciosamente.

PÉTALOS CAÍDOS | | HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora