Te preparé un té. - Emily apareció con una taza de té hirviendo y un sobrecito vació. - voy a partirle el culo a esa zorra, te lo juro.- Tú no vas a hacer nada ¿vale? Ella no ha hecho nada más que restregarme lo que ya sabía. - Camila tapó a Eli con una sábana limpia y le dio un beso en la frente.
Después de todo, verle le había llenado de paz. No necesitaba más que todo eso en ese momento. Tranquilidad y ver a su hija. Era la única que no estaba enterada de ningún problema y eso le satisfacía. Le hacía estar en casa. En su lugar.
- Gracias. - Camila se sentó sobre el borde de la cama y recibió el té que Emily le había preparado a causa de sus lágrimas. - estoy bien. De verdad.
- ¿Hasta cuándo Camila? - le preguntó una Emily con los brazos cruzados.
- ¿Cómo se ha portado Eli hoy?
- Tu hija es un ángel. Pero no cambies de tema. Quiero saberlo, ¿Cuándo se lo vas a decir?
- No voy a hacerlo nunca. - Camila tomó del té caliente.
- ¿Qué? - gruñó Emily.
- Vas a despertar a Eli.
- Joder, ¡¿Qué?!
- Que no voy a decírselo. No quiero que lo sepa.
- ¿Ha sido por la zorra verdad?
- No. Es por Elisabeth y por mí. En dos años no la hemos necesitado y tampoco la necesitamos ahora. Además... Keana tiene razón... - Emily hizo una mueca al escuchar lo que Camila decía. - no puedo llegar de un día para otro y decirle a Lauren que tenemos una hija. Ni siquiera sé cuál va a ser su reacción. Puede rechazarme. Puede rechazarnos a las dos y va a ser mucho peor. No quiero exponerla a ella a que se encariñe con algo que ni siquiera sé si va a pasar ¿lo entiendes? Lauren tiene una vida hecha aquí, que no me incluye ni a mí ni a Eli.
Emily soltó un suspiro, observando a su mejor amiga tomar esa taza de té hirviendo. A veces le desesperaba que fuera tan terca y decidida.
- Tú no puedes tomar esa decisión por ti misma.
- La he tomado desde hace mucho.
- No puedes Camila. Lauren tiene que saberlo... por Dios, no puedes prohibirle todo esto. Además, no te estoy diciendo que entre ella y tú tenga que pasar algo.
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Laurem se quitó el bivirí. Atrás de ella, Keana apareció, abrazándole por detras.
- Hola mi amor - dijo abrazándola y deslizando sus manos hasta abajo.
- ¿Dónde estabas? - preguntó esta, colocando sus manos sobre las de Keana y sosteniéndoselas.
- Mnh... ¿desesperada por verme? - dijo y le dio un beso suave sobre el hombro desnudo.
- Sabes que sí. - soltó una mano de ella y jaló la otra para tener a Keana frente a frente. - sabes que siempre estoy desesperada por verte. - se relamió los labios y se inclinó para besar el cuello de esta, que sonrío ante el taco de la boca de Lauren contra su piel. Se dejó tocar por ella, mientras esta hundía sus manos entre su cadera. - estás preciosa. - le susurró con la voz dura, ronca y desesperada.
Ella enceró el rostro de Lauren con ambas manos. Y en medio de varios besos húmedos y largos... sintió que no podía seguir ocultándole lo que acababa de hacer.
- Lauren... - le llamó. Esta subió la mirada a su encuentro. Aunque no muy a gusto. Necesitaba seguir besándola y así poco a poco...
- ¿Qué pasa? - preguntó ansioso.
- Necesito contarte algo. - Keana soltó un suspiro.
- ¿Qué ha pasado? - Lauren enarcó una ceja. Ver a Keana así... solo le hacía pensar que ella acaba de hacer algo de lo que se arrepentía. La conocía bien.
- Yo... solo quiero que sepas que he hecho esto porque sentí que... no lo sé, que tal vez...
- Basta. Dímelo. ¿Qué ha pasado? - le preguntó realmente preocupada. Subió sus manos de las caderas de Keana y cogió suavemente su mentón, girándolo para besarle los labios. - Tranquila. - le dijo aliviándola. Ella asintió, cautivada por el sabor de sus labios.
- He ido a hablar con Camila.
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- Es mi decisión. - volvió a sentenciar Megan. - y ya... por favor, no quiero seguir hablando de Zayn y todo ese lío. - dejó la taza sobre la mesita de noche y se tumbó en la cama con Eli al costado. - muchas gracias por todo nena, no sé cómo voy a pagarte todo esto. - dijo hablándole a Emily desde la cama.
- No tienes que pagarme nada cariño. Mientras la faena me de vacaciones te estaré ayudando en lo que pueda. Y además... - miró a Megan con expresión enternecida y llena de fe. - porqué tengo esperanzas de que todo esto va a terminar bien... solo hace falta un poco de tiempo y quiero estar ahí para verlo.
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- Solo quise...
- ¿Qué has ido a hacer con ella?
- Solo hemos hablado.
- ¿De mí? - Lauren frunció el ceño.
- De todo.
- ¿Qué es todo? - le preguntó exaltándose. Keana tragó saliva.
- Cálmate por favor. Solo le he dicho que se aleje de ti, es todo.
- ¿Qué se aleje de mí?
- Te he visto Lauren. - esta se separó de ella por completo. Caminando en distintas direcciones. Como si estuviera tratando de controlarse. - He visto cómo te pusiste cuando la viste de nuevo. Joder... yo solo quise que ella supiera todo lo que causó en ti cuando se fue... merecía saberlo.
- No quiero que vuelvas a hacerlo. - se volteó y fulminó a Keana con la mirada. - no quiero que vuelvas a meterte más en todo este asunto ¿vale? Esto no te incumbe.
La sangre de Keana se heló por completo y sus emociones, ahora todas juntas y convertidas en una sola, se volvieron un nudo en la garganta.
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- Adiós guapa, descansa. - se dirigió a Camila y le dio un beso en la mejilla. A continuación, pasó a inclinarse y darle un beso a Eli en la frente, que dormía plácidamente. Era tan bonita... - nos vemos mañana. - susurró y se dirigió a la puerta de la habitación de Camila, salió de ella e hizo lo mismo con la puerta principal.
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- He hecho esto por ti. No quiero... yo... no quiero que vuelvas a...
- ¡No tenías por qué ir a hablar con ella! - gritó Lauren. - ¡Joder! Todo este maldito asunto es entre Camila y yo. - gritó una vez más caminando desorbitada por todo el mini-gimnasio. Sus nervios se pusieron de punta y todo el control que había aprendido a manejar desaparecieron cuando Camila volvió a sus pensamientos. Y supo que si no se iba de ahí pronto ocasionaría un jodido desastre.
Así que eso hizo. Cogió el bivirí que se había quitado hace unos minutos y lo llevó en sus manos hasta la puerta del mini-gimnasio, que abrió y cerró sin pensar las cosas y mucho menos... a quién dejaba ahí adentro.
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Varios minutos después, alguien tocó la puerta del departamento de Camila. Esta se había quedado adormecida al costado de Elisabeth. Cuando pudo encontrar el móvil entre las sábanas y mirar la hora, notó que habían pasado quince minutos desde que Emily se había ido. Tal vez habría olvidado alguna cosa. Algo que no le sorprendía viniendo de su mejor amiga.
Se sobó los ojos y caminó saliendo de su habitación y cerrando la puerta de ésta. Encendió las luces del corredor y caminó hasta la puerta principal. Se pegó a ella y la abrió un poco, lo suficiente como para ver de quién se trataba...
- Perdón... - se disculpó ella, pasando a aclararse la garganta y levantar la mirada para encontrarse con la de Camila. - ¿dormías? - preguntó una Lauren tímida y empapada por la lluvia de noche.