Y estoy hecha una mierda.
Manejo a velocidad mientras mi cuerpo se mese debido al rugido del Mustang. Puedo sentir el motor bajo mis pies y mi estado no hace más que llenarme de adrenalina.
Estoy ebria. Como jamás, desde hace casi un año, lo he estado. De algún modo he tomado descontroladamente segundos después que Camila colgó la llamada.
La cabeza me da vueltas y puedo ver la línea divisora de la pista repetidas veces. Solo tengo noción de la ropa que llevo puesta y que mis pies están apretando el acelerador fuertemente. El resto ha desaparecido. No me importan los riegos que estoy corriendo por manejar así, ni mucho menos lo que la gente podría pensar al verme. También puedo reconocer la música en los amplificadores, es alguna canción de Calvin Harris... creo que se trata de "sweet nothing" pero no estoy muy seguro. Y la verdad no me importa. Mi mente está en otra parte, en otro espacio. Solo intento sentirme mejor de una manera que me ha derrotado completamente.
Hace tiempo que no me embriagaba de esta manera. La última vez que lo hice, si más no recuerdo, Keana estaba en mi departamento y ambas estábamos en el mismo estado celebrando mi asenso. Pero esta vez, mi caso se asemejaba a la última noche que había visto a Camila. Sola. Sola en el jodido mundo, llena de lágrimas y con muchísimas dudas en la cabeza. Sola y traicionada. En ese entonces no se me había ocurrido mejor idea que emborracharme. Beber hasta que la garganta me ardiera y mágicamente funcionó. Logré borrar a Camila dos o tres horas de mi mente. Pero ella volvía...volvía siempre... recuerdo que esa noche me embarqué en un viaje lejano y llegué hasta el cementerio donde Devin está enterrado. Le hablé y lloré. Lloré mucho. No sabía que otra mierda hacer en ese momento. Estaba tan desesperada. Tan perdida. Le hablé y sentí que podía estar segura al frente de una lápida de mármol. Pero al amanecer, entendí que el sol iba a seguir saliendo, y las cosas no iban a cambiar.
Camila se había ido. Me había dejado y nunca... nunca pensé que algo llegaría a dolerme tanto como eso.
¿Entonces ella podría decirme ahora que sufrió más que yo? No tenía ni una maldita idea de lo que decía.
Mi vida dejó de tener sentido. Me volví una idiota melancólica que no salía nunca y que cuando lo hacía, terminaba peleándose con algún desconocido en la calle porque lamentablemente... mis ataques de ira se hicieron cada vez más grandes. Y peleaba. Apostaba. Ganaba. Y la rutina era casi siempre la misma, sin contar las noches que me embriagaba. Era una jodida mierda. Un infierno y siempre tratando de entender por qué es que las cosas habían pasado de esa manera. ¿Por qué coño Camila me había hecho esto?Entonces... ¿de qué manera ella había sufrido más?
La necesité. Quise hacerle el amor mil veces. Pero no estaba. Y me dolía la idea de pensar que jamás iba a volver a estar. Y pasaban los días, y seguía esperanzada en que volvería y tal vez después de un tiempo la perdonaría. Pero pasaron los días, las semanas y acompañadas con los meses se volvieron años. Un año. Y dos. ¿Dónde estás Camila? Todo estaba perdido, no iba a volver jamás.
Y entonces, en varias noches me jodía pensarlo de esta manera. Antes de conocerla, podía fumar lo que quisiera, tomar lo que quisiera, tener un polvo con quién quisiera y hacer lo que quisiera. Era una ladrona. Un ladrona de banco entrenada que había estado en rehabilitación por los líos que se ganaba en la calle. Una ladrons, que formaba parte de la mafia más grande de todos Estados Unidos y Europa. Una ladrona. Una mala persona. Alguien no digna si quiera de respirar. Y tantas personas habían intentado cambiarme y ayudarme. Varias personas que ni siquiera conocía se preocupaban por mí y rogaban porque yo cambiase. Pero no lo hice. Siempre pensé que estaba destinado a vivir sola y cogerme a quién yo quisiera. Que de eso se trataba la vida.
Y no hicieron falta un ejército de personas, la policía de Estados Unidos o un centro de rehabilitación... solo hizo falta ella... solo hizo falta Camila en mi vida para que yo dejara esa vida de mierda.
Entonces, hoy después de tanto tiempo... estaba en una de las calles más peligrosas de New York. Si te asomas por ahí, a esta hora de la madrugada, o terminas muerto o terminas muerto. Recuerdo que vine aquí la primera semana en la que había dejado de ver a Camila y luego empecé a frecuentar más este lugar.
Rodeado de autos de marca seguramente robados, motocicletas de primera mano, mujeres semidesnudas y hombres en cazadora de cuero. Mucha adrenalina. Se escuchaba el motor de los autos rugir y varias personas apostando carreras. Me siento en casa. Esto es lo que fui.
- ¡Joder, tío! – Rony se acerca detrás de Sam. Rony es alto y corpulento. Tiene el mismo físico que yo, pero es de cabello rubio y los ojos grises. Sam en cambio, es pelirrojo y delgado. Ambos fuman un Derby. - ¿qué haces aquí? – dice enarcando una ceja.
El sonido de los motores me hizo perder la noción.
- ¿Vienes a apostar?
- ¿Qué hay? – pregunto con despotismo. Todas las veces que había apostado aquí, había ganado.
- Estás ebria, cabrona. – murmura Sam. A ese le conozco menos.
- ¿Tienes algún problema? – digo levantando los hombros.
- No... no... sabes que aquí es lo de menos, pero entonces si compites así tal vez pier...
- Dile a tu amigo el mariquita que se calme. – le digo a Rony, que le da un empujón a Sam. – hay algo ¿sí o no? me empiezo a aburrir.
Entonces detrás de nosotros se escucha de pronto un bullicio grande. Volteo, un par de motocicletas Harley Davison están estacionadas y hay gente al rededor. Casualmente recuerdo haber visto una de esas anteriormente. Pero no me interesa. Volteo y sigo con mi lío.
- Han venido algunos extranjeros. – me dico Rony. – seguramente quieren apostar contigo.
Asiento y antes de que pudiera hablar, una mano me toca el hombro.
Me suelto de inmediato, moviéndome con agilidad.
- ¿Apostando? –
Reconozco esa voz. Entre mis recuerdos pude ver a una persona. Sí... demonios, le conozco.
- Este tiene que ser la noticia de todo el puñetero año. Lauren Jaurrgui aquí, entre corredores ilegales. – ríe y el supuesto chiste hace reír a más de uno atrás de él. – pensé que ahora tenías otros intereses.
Era Jeremy Pataski. Recuerdo haber trabajado con él en una misión Tentation cuando recién empezaba a realizar los robos independientemente. Pero tuvimos problemas.
- ¿Te has olvidado de mí? – dice y me acomoda el cuello de la cazadora. Mis ojos bajan hasta donde sus manos tocan.
- ¿Y a quién coño le gustaría recordarte?
- Estás ebria. – me mira con sorpresa. – pensé que ya no tomabas más desde que tenías novia.
Frunzo el ceño. Mierda...
- ¿Y como está ella? – sonríe y me mira divertido. - ¿o es que has dejado de verla?
Atrás volvieron a reír.
- Pero claro, es que te dejó por otro ¿eh? Todos conocen la historia Lauren. Tu novia se paseó por Tentation el verano pasado y nos dejó a todos impresionados, tiene un culo muy... muy bonito. – se relame los labios y solo puedo fijarme en los movimientos que hace con las manos. Mis ojos se centran en sus manos y escucho risas mientras continúa hablando. Está hablando sobre Camila. – no te molestes si te cuento cuantas veces estuvimos a punto de coger.
Bastantes volvieron a reír. Pero yo seguí ahí. Todavía aturdida y sin poder reaccionar. Trago saliva. Lo único que puedo sentir es el alcohol en todo el cuerpo y mis músculos tensarse poco a poco.
- ¿Te has quedado muda Jauregui? – pregunta y ríe con los demás. - ¿te jode aceptar que tu novia te engañó con... - se lo piensa y me mira. – todo Tentation?