CAPITULO 13

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Dos días después. Y este jodido martes no podía estar peor. Había más faena que nunca y tenía el estrés ocupando cada parte de su tenso cuerpo.
Observó la pantalla del portátil y revisó las estadísticas que estaba analizando desde hace un buen rato. El sonido de la lluvia le acompañaba. ¿Es qué no había un solo día en el que en New York dejara de llover? Justo hoy necesitaba un día lleno de sol y un poco de buen humor. Pero encontraba todo lo contario.

Esto era pesado y frustrante.

Soltó aire y recostó su espalda en el asiento. Joder... este definitivamente no era el ideal de nadie. Jamás pensó llegar a estar encerrada en una oficina, con un ordenador al frente y con muchos folios a su alrededor. ¿Era esto lo que siempre había deseado? No podía quejarse. Le remuneraban tremendamente bien... pero si alguien, unos años atrás, le preguntaba qué futuro tendría, definitivamente nunca hubiera respondido que tendría ese tipo de vida.

A veces llegaba a pensar que le faltaba más adrenalina a toda su vida. A ella misma. Es que después de tantos años en Tentation su cuerpo se había acostumbrado a eso. Y a veces... a veces de verdad llegaba a pensar que extrañaba toda esa jodida mafia y lo implicaba esta. A veces... de verdad, sentía que toda esa mierda le hacía falta. Que era parte de su vida. Que de alguna manera se había convertido en parte de ella y que todavía estaba impregnada como una plaga a su cuerpo. Tal vez sí... tal vez Tentation sí era parte de ella. Su parte oscura. Una parte que nadie conocía, ni siquiera Keana...

Solo había alguien que de verdad la había amada en ambas facetas.

Y ahora que la recordaba... no la había vuelto a buscar más, desde la última vez que fue a su departamento.

El recuerdo le atormentaba. Mierda... tal vez se había portado mal con ella y había interpretado las cosas equivocadamente. Podía recordar la estúpida escena que ella mismo montó antes de despedirse. Una escena de celos equivocada. ¿Y si ahora estaba molesta con ella?... ¡Que no te importe! Gritó su subconsciente. "Has llegado tan lejos como para flaquear por una tontería"... y sabía que su interior tenía razón. "Vamos Lauren, has pasados dos años sin ella y no ha sido tan malo, puedes con esto, solo un día más" ... solo un día más... pero... ¿Y si ella se había ido de nuevo? ¿Y si le había dejado una vez más? ¿Y si tenían que volver a pasar dos años más para poder verla? Su cuerpo entró en desesperación y reaccionó contra el estrés acumulado durante los últimos días.

- No. – susurró agitado. No podía haberse ido de nuevo. No otra vez.

Pero cabía en las posibilidades. Hace una semana que no sabía de ella... ¿por qué no le había buscado? ¡Joder! ¡¿Por qué tendría que buscarte?!

- Mierda. – se quejó. ¿Por qué era tan vulnerable? Estaba creando una versión en su cabeza que le destruía.

Si Camila volvía a irse otra vez... Dios mío... sonaba tan doloroso en su propio interior.

Se puso de pie y abandonó la oficina aun con Camila en los pensamientos. Necesitaba verla solo una vez más. Pero se aseguraba y creía en sus propias mentiras, al decir que solo iría a cerciorarse si seguía en New York...

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- Mesa dos, Cabello. Hay un hombre que acaba de llegar. – le indicó Christina, llegando a la cocina. Camila asintió y se amarró el delantal por la espalda.

Hoy sí que había bastante trabajo. Lo cual definitivamente le favorecía.

Tomo la pequeña tabla de apuntes y caminó hasta la mesa que Christina le había dicho.

- Bienvenido a Houston, ¿Qué pue... - Camila se quedó sin aliento.

- Quiero un café. Caliente. – sentenció ella. Mojó sus labios al terminar la palabra y volvió a recalcarla. – muy caliente, por favor.

- ¿Descafeinado? - Camila enarcó una ceja.

- Sí. Lo prefiero así. – dijo Lauren, con una sonrisa pícara en los labios, pero que significaba muy dentro de ella, que estaba contenta por verla aun trabajando en Houston. Aun en New York. Cerca de ella. Era todo lo que necesitaba.

- ¿Algo más?

- ¿Qué más puedes ofrecerme? – levantó una ceja y observó el bonito uniforme de Camila. Una falda tubo negra y una camiseta de lana blanca, con el delantal del mismo color. Aun así lucía perfecta. Perfecta y sexy. Deseable y sexy. Buena. Buenísima.

- Tenemos todo lo que hay aquí en la carta. - Camila señaló profesionalmente varios nombres en la carta que había en la mesa. No la intimidaría su repentina aparición, que obviamente, era para saber de ella. Se inclinó un poco y siguió señalando más nombres.

La vista de Lauren se concentró en algo más que simplemente lo que Camila le mostraba. Estaba atenta a esas piernas largas y envueltas en esa falda que ceñía su bonito culo. Al verlo sonrió. Sentía que sus manos correrían solas al alcance de ese bonito trasero y lo acariciarían. Sus fantasías se hicieron más grandes al verla mover los labios mientras hablaba. Que deliciosa boca. La vio acariciársela con la punta de su lengua. Y cuanto deseó introducir su lengua también y jugar con la de ella.

- Entonces, ¿quieres algo más?

A ti. Te quiero a ti.

TENTATION 3 CAMREN G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora