Siento su respiración caliente y acogedora sobre la mía. Ahora soy yo quien se inclina y le besa los labios, pero esta vez no me abstengo de hacer el beso más largo y profundo. Intenso. Ella mueve sus labios sobre los míos lentamente y yo le sigo el paso y más... hasta morder uno de ellos y estirárselo.
Camila sonríe. Se ve preciosa. Esto es precioso... esto es lo mejor que me ha pasado en la vida y por fin puedo darme cuenta. Pero no es tarde, no... claro que no lo es, todavía puedo demostrárselo.
Después de observar su preciosa sonrisa, mis manos se encargan de tocarle la espalda lentamente pero a la vez intercediendo en partes que ya extrañaba tocar. Lento, llegan hasta sus caderas y segundos después se ubican en ambos muslos, cargándola y colocando ambas piernas en ambos lados de mi cuerpo. Camila me aprieta el cuello y nuestras bocas se unen más intensamente. Intento respirar... pero sinceramente eso es lo que menos me importa en ese momento, tengo a la mujer de mi vida en mis brazos y solo estoy pensando en hacerle el amor.
Abro los ojos y la veo con los suyos cerrados y moviendo sus labios desesperada ante los míos. Comiéndome la boca completamente gustosa. La imagen me calienta. Por Dios. Esto es demasiado para cualquiera. Además, el sonido de su respiración entrecortada y sus jadeos suaves me hacen tensar. Estoy excitada. Y solo ella puede ponerme tanto.
Me abraza aún más fuerte el cuello y ambos pechos tocan los mios. Algo en mí se impulsa a que deje de besarla y baje la cabeza en dirección a esa imagen que tanto deseo ver. Mi garganta se seca al acurrucarme entre el olor de su piel. Toco su cuello con ambos labios y se lo beso suavemente, dejando pequeños sonidos al terminar. Camila sonríe al principio, pero aquellas sonrisas terminan convertidas en gemidos que me aturden y solo aumentan el nivel de mi erección. Entonces levanto la mirada y por fin puedo ubicar sus ojos, están ardiendo, casi iguales pero no tanto como los míos. Es poderosa y definitivamente pudo conmigo. Por unos segundos nos quedamos petrificadas, mirándonos la una a la otra... es un momento largo, delicioso... tan sensual... y ella lo concluye. Aprieta mi cuello con sus manos y me besa la boca una vez más. Un gemido grave sale de mi garganta sin que yo lo haya previsto. Camila sonríe, sabes que estoy tan excitada como una bestia y le gusta la idea de tenerme en sus manos. Conozco tan bien a esta mujer. Me pone... me tiene dura... y lo sabe tan bien... entonces es mi turno, camino a pasos rápido hasta ubicar el borde de su cama y la tumbo sobre ella.Mis ojos se centran en Camila. En esa mujer que está riendo en medio de esa pequeña cama. Y es preciosa. Y también tengo ganas de cogermela, pero también tengo ganas de observarla ahí... riéndose... y estando feliz... estando feliz conmigo. Pero... ¿por qué no puedo hacer ambas?
Me mojo los labios y puedo observar de reojo como Camila sigue el camino de mi lengua sobre mis labios cuando lo hago. Me pone tan dura saber que lo hace. Pero desisto, todavía no es el momento.Entonces mis dedos desenredan sus converse, una por una y sin dejar de mirar a Camola, que parece más bien una niña juguetona. Sonrío sin saber por qué y retiro ambas converse de sus pies.
Continuó con ambas medias hasta dejarla sin nada. Mis manos saltan y acarician sus piernas desde el borde de sus tobillos, subiendo suave y acariciando profundo. Y es el recorrido más exquisito que he hecho en toda mi vida. Trago saliva al observar su vientre plano moverse debido a su respiración agitada. Desabrocho sus pantalones y bajo la cremallera con sumo cuidado y delicadeza. Y es en ese momento donde un frío abraza mi corazón, me hace cerrar los ojos con fuera pero Camila no puede notarlo. Y ni siquiera sé por qué motivo me estoy sintiendo así al mirar su vientre. O tal vez sí... tal vez sí sé perfectamente que me sucede. Estiro los labios y beso su vientre una y otra vez, acariciándolo con la punta de mi nariz y produciéndole gemidos largos y graves.
La desnudo completamente. Primero sus pantalones y después la blusa que traía puesta. La miro desde mi ángulo... joder... no puedo evitar morderme un labio al verla. Tiene el cabello alborotado y las mejillas coloradas. Algo dentro de mí se derrite.