Ha estado aquí en varias ocasiones. Cuando Tentation le asignaba una misión en París, este era su lugar de refugio. No era conocido por nadie, más que por ella, Devin, Travis o Vero Incluso todavía olía a crimen, a dinero puro, a acción, a lívido y a mucha adicción.
El lugar llevaba a cabo en uno de los barrios menos visitados por los turistas en pleno París. Un edificio viejo, donde todos conocían a todos y todos sabían a lo que se enfrentaban si soltaban alguna palabra sobre lo que veían.
Camila también había estado ahí en una ocasión, después de ser rescatada por Lauren en pleno robo de un banco. El aire se le hacía bastante conocido, tenía la misma pinta, pero había muchas cosas sobre esa habitación de las que todavía no tenía conocimiento.
Mientras fumaba un Derby, sin el consentimiento de Camila, abrió una puerta ubicada al costado de la habitación principal. Parecía más bien un almacén pequeño. Al lado izquierdo, se desprendió a su costado una cuerda metálica. Tiró de ella y encendió una bombilla de luz que alumbró todo el pequeño cuarto.
Lauren soltó humo.
- ¿Qué es todo esto? - preguntó Camila, aún sin poder encontrar respuesta a lo que sus pensamientos trataban de argumentarle.
- Todo lo que he hecho durante cinco años. - el humo le acarició el rostro. Miró con una pisca de orgullo todo su trabajo acumulado. Cada misión estaba archivada. - no será difícil robar si tenemos todo esto.
Camila observó detenidamente. No podía comprender mucho, pero había varias cosas de las que veía que le proporcionaban escalofríos. Una de ellas, era la tira de fotos que había de muchas personas en diferentes ángulos. Cada paso calculado. Cada biografía escrita en distinta caligrafía. Era todo tan... perturbador.
Lauren se volteó a mirarla.
- No quise asustarte, ya has visto esto una vez. Camila asintió. Sí... lo había visto, justo en el mismo día en el que había descubierto a Lauren.
- No estoy asustada. - negó, ¿estaba mintiendo? - es solo que... no puedo creer que vayamos a hacer esto juntas.
Lauren bajó la mirada.
- Es difícil de creer. - volvió a soltar humo.
- Deja de hacer eso, por favor. - pidió Camila, acercándose a ella y entrando por fin al pequeño almacén. Por dentro, pudo darse cuenta que no era tan diminuto como pensaba. Tenía bastantes cosas, bastantes planos, bastantes archivos. Además de cosas que no entendía por qué se encontraban en ese lugar, como aquel espejo grande que se extendía frente a las dos.
Camila brió los ojos de inmediato, sobresaltada, no lo había visto antes. Se quedó observando la escena que se desprendía de ese cristal por varios minutos. Mirándose a ella, y a Lauren, que fumaba a gusto muy cerca. Sin embargo no se detuvo en su búsqueda, algo en su interior le llamó mucho la atención, una caja ubicada justo en frente de ella le avisaba que sería peligroso. Pero el peligro no era algo que le asustara después de haber vivido tanto. Trajo la caja hacia ella, y observó entreabriendo los labios lo que había dentro de ella.
- Si vamos a hacer esto, tenemos que hacerlo bien. - soltó humo una vez más, cubriendo la garganta de Camila con ella. Camila levantó la mirada, observando como el humo la llenaba y sin entender cómo, había dejado de molestarle el maldito olor. - toma una. - le pidió, acercando su cuerpo al de ella, tanto que ahora podía ver lo mismo que Camila. Esta asintió. Su mano derecha entró en la caja y sacó de ella un fusil de calibre doce. Jamás había tenido uno en sus manos. - exacto, cariño. - le besó una oreja, Camila cerró los ojos con delicadeza. El aliento de Lauren le adormecía. - recuerda que vamos a hacer esto por Elisabeth. - susurro en su oreja, haciendo que Camila abriera los ojos al escuchar el nombre de su hija.