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Luego de esa primera presentación, Roma siguió llevando y yendo a buscar a su hermano a las prácticas

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Luego de esa primera presentación, Roma siguió llevando y yendo a buscar a su hermano a las prácticas. Pablo estaba más que a gusto de verla todos los días, aunque sea mantener una charla de diez minutos era suficiente.

Pero a medida que el tiempo iba pasando y sus sentimientos se iban nublando, las dudas empezaban. Había una diferencia de 17 años entre ellos, estaba divorciado, tenía cuatro hijos y una carrera en el ambito futbolistico ya formada; mientras que ella era joven, estaba recién comenzando su carrera, no tenía nada que la ate a ningún lado. 

No había buenos motivos en la cabeza de Pablo para que ella acepte en salir con él y menos que se embarque en una relación con sus quilombos, ex mujer pesada y cuatro nenes que amaba con el alma pero que a la hora de iniciar una relación con alguien como ella, podía ser contraproducente. Porque él no salía con minas porque si, solo si se interesaba en ella y creía que daba para algo lo hacía, pasaba su timidez y las invitaba, cosa que no pasaba normalmente.

Ya lo tenía cansado a Scaloni sobre esta chica. Cuando Pablo decidió embarcarse en la aventura de la Seleccion Mayor, pidío poder seguir entrenando la sub-17 cuando pudiera, pero de todas maneras se seguían juntando con Lionel para pensar a futuro. 

Una de esas reuniones surgió el primer día que la conoció, y al entrar a la casa del pelinegro con una sonrisa que le llegaba hasta los ojos, supo que algo le pasaba a su amigo. 

Cuando uno de esos días se encontraba en el predio e iba a buscar a su amigo, vió como hablaba con una mujer joven de pelo negro y al ver su cara, se dió cuenta que era la misma que había visto anteriormente, asi que ato los cabos sueltos.

En cuanto le dío el pié para preguntarle, lo hizo y de ahí en más no paro de mencionarla.

Roma tenía el día libre, por lo que le pregunto a su hermano si podía ir a ver la práctica, y al recibir una respuesta afimativa medio a regañadientes, esta lo acompañó. Estaba vestida de manera informal, estaba haciendo frío.

Cuando era más chica le daba paja ir a verlo jugar, siempre pensó que iba a tener todo el tiempo del mundo pero iba pasando y ella seguía sin ir. Le costó crecer y perderse mucho de los goles y festejos de su hermano para darse cuenta que quería estar presente en todo.

Al notar que Mariano venía acompañado no se sorpredío, pero la manera en la que estaba vestida y como se sentó en las gradas le dió a entender que tenía intencion de quedarse. Para no ser obvio, la saludo a lo lejos y siguió con el entrenamiento.

Cuando llegó el momento de descanso, todos se dispersaron incluso Pablo, quien discretamente empezó a juntar conos hasta acercarse a ella.

Que sorpresa ver que te quedaste, ¿Estás de vacaciones?- le preguntó mientras seguía acomodando lo utilizado.

No, día libre. Forzado.- dijo levantandose de las gradas para acercarse a él y ayudarlo con la bolsa de las pelotas, sosteniendola para que él pueda guardarlas.- Mi jefe medio que me cagó a pedos porque se dió cuenta que me quedaba horas extras y me mando a tomarme un par de días.

CREO - Pablo AimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora