Hyunjin jamás había odiado a una persona, hasta que conoció a Jeon Heejin, quien ahora frecuentaba la panadería. La pelicorta entraba al local y pedía que Hyunjin le atendiera, ordenaba la misma bebida, y se sentaba en una mesa a observaba a Kim trabajar.
Kahei, preguntó quién era aquella chica, y Hyunjin solo respondió que no la conocía, pero Kahei no creyó aquello.
Así que un día se acercó a Heejin con intención de conversar.
—Hola —dice Kahei con una sonrisa de labios.
Heejin le mira, no conoce a la chica pelinaranja. Y no es maleducada como para hablarle mal.
—Hola.
—He visto que te gusta estar aquí últimamente —menciona.
La castaña alza sus cejas, era obvia su respuesta.
—Me agrada el lugar, es bonito y sirven bebidas deliciosas.
Aquella respuesta le fue de total agrado para Kahei, que sonrió con sus ojos.
—Ahora, entre nos... —Kahei se sienta en la silla del frente y mira que Hyunjin no este cerca —¿De donde conoces a Hyunjin? Siempre preguntas por ella.
Heejin no esperaba aquello, pero tampoco le molestaba responderla.
—Fue un accidente el que nos hizo conocer, —dice colocando ambas manos sobre la mesa y acercándose a Kahei con una sonrisa —Parece que no le caigo bien.
Kahei asiente, tratando de entender.
—¿Y si sabes que no le caes bien, por qué vienes y preguntas por ella?
—Oh, eso es sencillo —esta vez río —Me gusta molestarla.
La pelinaranja se recostó en la silla y cruzó sus brazos, pensante. De no ser por el cliente que entró al local se hubiese quedado hablando con Heejin un tiempo más.
—Me llamo Kahei, por si te lo preguntas —dice levantándose —Nos vemos.
Heejin solo le da una sonrisa de labios. Igual quería quedarse y ver el rostro enojado de Hyunjin cada que le miraba, pero ella también tenía una vida que atender.
Salió del local revisando su teléfono. Su padre le citaba en casa inmediatamente. No podía negarse, ya sabía las consecuencias de hacerlo.
Cuando llegó a su hogar, pasó a su habitación primero. Se quitó la sudadera negra, reemplazándola por una camisa blanca de botones. Remangarse la camisa no era opcional, su padre odiaba verles los brazos, lo cuales estaban rellenos de tatuajes. El mayor es estricto en cuanto de la apariencia se trata y el ver a su hija con aquello fue una total decepción, pero Heejin no se arrepentía de ello, es su cuerpo, su vida y a ella le gustaba, y mientras le guste será feliz con ello.
—¿Me buscabas? —dice Heejin, después de tocar la puerta del despacho de su progenitor y asomar la cabeza.
—Sí. Es importante, así que toma asiento —ordena.
Heejin avanzaba en silencio y se sienta en la silla frente al gran y fino escritorio.
—Tu hermano se irá un mes a Brazil por negocios, y necesito que lo reemplaces en la empresa. —dijo el mayor. —Mucho tiempo has tenido vagando. ¿Crees que no me entero de lo que haces? —le mira con su característica seriedad —Es hora de que dejes la vagancia y seas una persona responsable.
Quería negarse, no le interesaba los negocios, ni la empresa. Pero no era la primera vez que su padre le ordenaba aquello, y la primera vez que se negó escuchó el rechazo y menosprecio de su progenitor.
—¿Cuándo inicio? —pregunta.
—Mañana mismo.
Apretó sus dientes y asintió. No tenía más que decir ni escuchar, así que salió del despacho. Cuando estuvo por salir de casa, la voz de su hermano le llamó, pero ella le ignoró.
Un mes, no era demasiado pero no estaba preparada para lo que se avecina. El desgaste mental, emocional y físico que conlleva el trabajo que le asignan es demasiado para ella.
Se entristecía cada que recordaba cuando su padre le hablaba como si fuese uno de sus empleados y no su hija. Había crecido escuchando sobre negocios, planes, estadísticas. Y a medida que pasaban los años el querer salir de aquello era mayor, por ello su comportamiento fue cambiando, creyendo que su padre le excluiría y dejaría de exigir con ello pero, a pesar de todo lo que hizo, no fue así.
Tenía veinticinco años, y ya tenía una licenciatura en administración y logística, algo que estudió por obligación. Tomó curso de idiomas para poder comunicarse con los clientes; inglés, francés, japonés y coreano. Cualquiera diría que Heejin tenía la vida ganada, pero no era así. No era su vida. Era un títere de su padre. Y a pesar de que estaba cansada de serlo, no tenía la valentía para detenerlo.
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Crazy Like You ❥ 2Jin
FanficDonde Heejin es una pandillera, o eso es lo que demuestra, y le gusta molestar a Hyunjin. O donde Hyunjin odia a Heejin por ser pandillera y mala influencia. ❥ Historia 2 Jin ↳ Heejin x Hyunjin ❥ Pareja secundaria ↳Lipsoul ↳ Viseul ❥ Humor...