CAPITULO 30

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Nash intentaba llamar la atención de Nevan, de muchas maneras entre ellas, pasando por delante de él cuando estaba trabajando. El omega al principio lo ignoraba, haciendo como si el alfa no estuviera allí, incluso cuando lo llamaba en repetidas ocasiones, haciendo que su cabeza explotase. Nevan acababa gruñéndole, haciendo que Nash mostrará una pequeña sonrisita.

-¿Cómo fue la visita de ayer? – Nevan siguió escribiendo en el ordenador con el rostro serio. - ¿La bebé se encuentra bien? ¿Ha crecido mucho?

Nevan suspiro cansado, cambiando de informes, debía enviarle al señor Corbin la información de los nuevos inquilinos de los pisos Corbin. Nash no le estaba haciendo el trabajo fácil, aunque mantenía cierta distancia, Nevan podía notarlo. Había tomado supresores, sus feromonas eran más débiles, pero su lobo seguía llamándolo en susurros, volvió a su omega completamente débil.

-¿Estás durmiendo bien? – Nash apoyó su brazo sobre el mostrador y sonrió. – Hacía mucho tiempo que no te preguntaba por ella. ¿Estáis los dos bien? Silver os alimenta bien, es un buen cocinero. Sabías que...

-Puedes mantener tu hocico cerrado... - frunció el ceño enfado, pero no lo miró. – Estoy trabajando, señor Smith.

-Ya veo, últimamente trabajas mucho Nevan... - el omega le bufo. – No has podido ni ir a ver a los gatitos, siempre que voy, tu...

-Tengo muchas que hacer, señor Smith. Podría hacer el favor de irse de aquí, por favor... - le dijo con cierta educación, esperando a que le hiciera caso. – Si no te vas, llamaré a Celia. – termino amenazándole. – Y le diré que me estás molestado.

Nevan chasqueo su lengua mosqueado, cuando Nash se dio la vuelta. Esperando a que el alfa se fuera del lugar para poder respirar tranquilo, no quería que lo siguiera molestado de esa manera. Él sabía cómo se encontraba la bebé, siempre tenía la oreja puesta cuando hablaba con Celia, aunque hiciera como si estuviera comiendo o ignorándolos.

-No, bebé. – acarició su vientre para tranquilizarla. – Aun no hablaremos con el señor Smith, hasta que papá se siente mejor. – la bebé se movió para molestarlo. – Eso duele, papá te castigará si te portas mal. No iremos a ver a los gatitos si sigues pateándome así.

Regañar a la pequeña sirvió más bien de poco, ella seguía ignorándolo.

-Bebé, le estás haciendo daño a papá... - le dio un pequeño golpecito a su tripa para advertirla. – Si sigues así no iremos a jugar con los gatitos.

Cruzó sus brazos y los apoyo sobre su vientre, su hija estaba empezando a ignorándolo aunque la regañara a menudo. Cada vez que Nash se acercaba al omega, hacia todo lo posible para llamar su atención, moviéndose como loca en su vientre. Nevan siempre lo cubría para que no sé diera cuenta, al alfa le emocionaría demasiado que la pequeña lo estuviera buscando. Ya se imaginaba las palabras que diría, incluso lo ve haciendo rabiar a Celia.

-Unos días más, mi vida... - le respondió al fin. – Deja que papá piense unos días más. Sé que lo echas de menos, pero papá debe obtener algunas respuestas.

Travis fue a visitarlo, al medio día. Cuando vio que no iba a verlo, el gatito se sentó delante de él, planeando su salto. Nevan le detuvo antes de que lo hiciera, llamando su atención con cariño, Travis se había vuelto en un pequeño saltarín que necesitaba sus brazos, pero en esos momentos estaba ocupado.

-Te estoy viendo, gatito travieso... - le avisó con una gran sonrisa. – Pronto iré a comer con vosotros, espera un poco. – escucho un pequeño maullido. – Puedes quedarte aquí, si te portas bien.

Termino saltando hacia la mesa, se sentó sobre los informes que estaba enviando Nevan y lo miró con seriedad, el omega le pedía con tranquilidad que le dejará seguir con su trabajo, pero Travis no hacía caso.

Hasta el final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora