CAPITULO 45

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Nevan acariciaba el brazo de Nash con ternura, escuchando detenidamente las palabras del doctor Corbin, Emily dormía en el carrito absorta de lo que estaba ocurriendo en la habitación. Nash se sentía apenado por haber asustado al omega de aquella manera, quería calmarlo de alguna manera, pero su cabeza le dolía demasiado para ni siquiera pensar.

-Parece que has sufrido un ataque de pánico, señor Smith... - al alfa le costaba responder. – Por el momento, será mejor que se quede aquí, con nosotros, al menos unas horas.

Nash observo con dificultad a Nevan, girar la cabeza le molestaba, su cuerpo se sentía demasiado pesado en aquel momento. Aunque una parte de él se sentía feliz, al poder confesarle finalmente su amor a Nevan, otra estaba terriblemente derrotada. Sentía que le costaba respirar, no tenía miedo por eso, era una sensación que conocía bastante bien. Se había olvidado de ella, tan solo eso.

-El señor Keller puede quedarse aquí con usted, hasta que se encuentre mejor, por el momento, vamos a tenerlo en observación.

Joe salió de la habitación en silencio, acompañado por una de sus compañeras. Nevan acarició con delicadeza de Nash para asegurarse de que su temperatura estaba volviendo a la normalidad. El alfa sonrió al notar aquel gesto de parte del omega, aunque lo notaba muy triste, había llorado un poco después de su confesión, pero no le respondió nada.

-Puedes pedirle a Celia que venga a por ti, si te sientes cansado, Nevan... - sonrió con dificultad. – No me importa estar solo, estoy bien.

-¿Cómo podría dejarte solo? – le regaño. – En este estado, necesitas tener a alguien a tu lado, por desgracia te toca compartirlo conmigo, así que no te quejes.

Nash rio al ver las mejillas infladas de Nevan, el omega sentía que estaba desperdiciando su compañía y le molestaba un poco. Al contrario de lo que pensaba su compañero, Nash se sentía demasiado bien a su lado, deseaba que dejara de sufrir, no le gustaba verlo triste por su culpa.

-Estaré aquí hasta que te encuentres mejor. – sentencio con fiereza, impropia de él. – Y no acepto ninguna sugerencia de tu parte, no voy a llamar a nadie para que me lleve.

Nevan cubrió un poco más a Nash, temiendo que tuviera frio, ya que noto sus manos congeladas, tuvo cuidado con no tocar la vía que tenía el alfa en su brazo. No sabía para que era, pero se veía importante. Tuvo cuidado al acomodar la almohada y sonrió al mismo tiempo que el alfa cuando lo tuvo cerca.

-Esto me gusta mucho, Nevan... - el omega aparto la mirada. – Eres muy tierno.

El omega se sonrojo ante el halago de Nash, el alfa lo miro con curiosidad cuando empezó a juguetear con la manga de su chaqueta. Nevan esperaba a que Emily llorara, para tener una excusa para dejar de mirar a Nash, se veía incapaz de hacerlo sin la ayuda de su bebé.

-¿Ocurre algo? – negó con la cabeza, sus mejillas estaban completamente rojas. - ¿Te sientes más?

-Deja de mirarme así. – refunfuño y cruzó sus brazos. – Es confuso, Nash. No puedes mirarme de esta manera.

-¿Cómo te estoy mirando? – no le respondió. - ¿Por qué no puedo mirarte?

Con un pequeño gruñido se alejó de su lado, Emily seguía dormida en el carrito, así que no le hizo nada. Su pequeña tenía muy mal despertar, era como un pequeño monstruito furioso. Nevan miró de reojo a Nash, el alfa aparto la mirada fingiendo que el techo era muy interesante.

-Si te sientes mal dímelo, Nash. – el alfa sonrió. – Estaré en la habitación, no te preocupes, puedes dormir un poco más.

-Estoy bien así, me gusta escuchar tu voz. – no hubo respuesta alguna, aunque Nevan se vio tentado a responderle. – Sigue hablando, por favor. Me relaje.

Hasta el final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora