Capítulo 5: ¿Qué Rayos Pasa Aquí?

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Está atardeciendo con rapidez en la playa, el sol está muy bajo y el cielo se tiñe de rosa anaranjado, mezclado con violeta y púrpura. Durante la tarde escuchamos un cañonazo y la garra del aerodeslizador bajó cinco veces a recoger un cuerpo desmembrado. Peeta agrega "bestia" al mapa. Fuera lo que fuera, nos mantenemos en la playa del rayo y antes de las doce nos cambiamos al sector de al lado, no el de la niebla, si no el de 11 a 12, así tendremos varias horas de tranquilidad. Me pregunto cómo les estará yendo a los tributos del 2 con las trampas. No es que me importen tanto sus vidas, pero ignoro si descubrieron lo del reloj.


Un mal sueño me despierta, antes del rayo de medianoche, entonces veo a Chaff caminar hacia la jungla, solo. El resto duerme todavía. Lo alcanzo y lo tomo por el brazo amputado, preguntándole a dónde va, me responde que tiene que orinar pero sé que no me dice la verdad. Si fuera cierto, hay suficientes rocas grandes, que hemos usado con ese fin.


- No me mientas, Chaff, en esta alianza están pasando cosas raras, que  no logro entender del todo... pero no me trates como una niña tonta porque no lo soy... ¿qué vas a hacer y adónde vas? –le pregunto con desconfianza y molestia, subo la voz sin darme cuenta hasta que me hace bajar el tono para no despertar a nuestros compañeros.


- Yo llego hasta aquí, chica en llamas –me contesta en un susurro- Me voy, no quiero ser yo el que los mate...


- Entiendo eso... pero, ¿por qué te vas a la jungla? Es peligroso –digo intentando sujetarlo.


- Déjame, cazadora, yo sé lo que hago –se suelta de mi agarre y comienza a internarse en el follaje- Todavía puedo servir de distracción para que ustedes se salven...


- ¿Qué? ¿Piensas enfrentarte solo a Brutus y Enobaria? –ahora casi grito, al darme cuenta de que piensa sacrificarse también.


-  No grites, no los despiertes, excepto a Finnick... y tú no me has visto partir, ¿OK? –recalca bien lo último- Cuídate, chica en llamas, cuida a tu esposo y a tu bebé...


- Chaff, no lo hagas, no te vayas –le ruego mientras él me da la espalda y se adentra en la selva.


- Adiós, Katniss, fue un placer y un honor conocer a la aliada de Rue... tienes mi respeto y la admiración de todo mi distrito... Y recuerda quién es el verdadero enemigo –es lo último que le oigo decir cuando ya ha desaparecido de mi vista.


En teoría, es a Finnick Odair a quien le toca el segundo turno de guardia, después a Peeta y por último a Johanna; a Beete y a mí nos dejaron libres de vigilar. Sin embargo, no despierto a Finnick ni a nadie. Necesito un momento en solitario para meditar todo lo que me dijo Chaff antes de irse. También para pensar en lo extraña que ha sido esta alianza, desde el principio. Por otro lado, ya estoy lo bastante recuperada para tomar el turno. Bebo agua y me siento en una roca. Dejo mis arcos y mis flechas a mano. Recuerdo las vitaminas, tomo el frasco de la canasta y me trago una con otro poco de agua.


Aquí hay gato encerrado y me urge averiguar qué está ocurriendo delante de mis narices y la de Peeta, por qué nuestros aliados actúan de esta manera, como lo han estado haciendo.

Sinsajo HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora